El día en que los monstruos salieron

CAPÍTULO VEINTICUATRO

Un lugar que nos salvará.

Esto no puedo estar pasando, repito cientos de veces en mi mente.

Me arrodilló junto a él y, ni siquiera se que hacer, comienzo a temblar de la preocupación y las lágrimas comienzan a salir sin control.

Nuestro perro comienza a ladrar y se acerca a olfatear su rostro y lamerlo, pero eso no logra despertarlo y me comienza a asustar. 

Sostengo su cabeza entre mis manos y repito su nombre. Ni siquiera tengo la fuerza para levantarlo y llevarlo a casa…

Sabía que era mala idea salir.

—Blake, Blake, Blake… — mis lágrimas caen en su rostro y las limpio una por una.

Su respiración es demasiado lenta y eso hace que mi preocupación crezca cada vez más.

—Ay, Blake, lo siento mucho… — reúno toda la fuerza que puedo en mi mano y la estampo en una de sus mejillas. El ruido que hace llega a poner alerta a Loki y, junto a mí, espera a que esto ocasione una reacción.

El impacto en su mejilla hace que comience a abrir los ojos lentamente y siento como si el alma regresara a mi cuerpo. Todo a mi alrededor logro mirarlo con claridad.

Las lágrimas cesan y Blake comienza a recuperar la conciencia.

En cuánto sus ojos están completamente abiertos, estos comienzan a lagrimear y dice en un susurro:

—Ellos… ellos son mis padres.  Mis padres, Morgan — repite y comienza a incorporarse, las lagrimas recorren por sus mejillas y sus ojos están vidriosos, pareciera que en cualquier momento pudiera romperse. —Albert Grayson y Braen Blackwell son mis padres, los protagonistas de esa historia…

Me mira significativamente y entonces, como si pudiera tener cualquiera de las soluciones, lo abrazo y también lloro entre sus brazos.

—Quiere decir que…

—Si hay un lugar que nos salvará. Si hay…—comienza a asentir y toma mi rostro entre sus manos, nos pone frente con frente y puedo sentirlo. —Nunca fue una simple esperanza. Tenías razón.

—¿Cómo lo supiste?— susurro en respuesta.

—En este mundo no pueden existir demasiadas personas llamadas Braen, mucho menos sería la coincidencia de que esté unido con alguien llamado Albert. — sonríe.

—¿Nunca te contaron tu historia?¿Nunca te contaron algo relacionado con aquel sitio?

— Braen murió cuando yo tenía 9 años, y Albert se quedó conmigo...Albert sufrió mucho, no volvió a ser el mismo, yél pareció haber muerto junto a él. Hablaba muy poco de él y se concentró en mil historias y solo leía todas las tardes, así que así fueron los primeros años, pero después comenzó a recuperar la vida y trató de acercarse más a mí y hacerme fan de las historias, pero estaba demasiado ocupado pasando tiempo con mis amigos que ni siquiera me tomé la molestia de curiosear. Tal vez fue demasiado tarde, tal vez él quería contarme esto, pero el tiempo terminó. Y ahora… me arrepiento mucho de ello. Ni siquiera nos pudimos despedir de una buena forma, ni siquiera tuve tiempo de decirle adiós…

El silencio comienza a reinar a nuestro alrededor y podría jurar que logro escuchar el martilleo de nuestros corazones haciendo eco entre el lugar. 

Y entonces hago la pregunta más estúpida, o no estúpida, sino la más obvia, no tendría que preguntárselo para saber lo que es más claro que el agua. Pero no me resisto. 

—¿Los extrañas?

—Como no tienes una jodida idea— su voz frágil me hace estremecer, siente miedo. Demasiado.

Y no lo juzgo por ello. Tiene miedo de lo que puede pasar y las posibilidades son… las posibilidades que tenemos de poder sobrevivir han sido absurdas.

—Se que dije que saldríamos a pasear y tener un momento, pero ahora …

—Lo entiendo — interrumpo, me alejo de él y lo analizo unos momentos — Te entiendo perfectamente, no pienses en nadie que no seas tú, Blake, antes era yo quién necesitaba descansar, pero ahora eres tú. Necesitas tiempo y espacio.

—Solo te pido una cosa, Morgan. Termina de leer ese libro, por favor — suplica, ya cansado.

Nos levantamos del suelo y regresamos a casa. En silencio, Blake piensa y piensa, Y decir que muy en el fondo hay una pizca de felicidad creciendo en su interior.

No solo felicidad, también esperanza y nostalgia.

Si antes Blake dudaba de lo que buscamos, supongo que ahora comienza a creer.

Y esa es la única manera que necesitamos para ser libres.

 

★★★

 

Blake

Mis padres…

Mis padres son los de esa historia, sigo sin poder creer.

En cuanto los nombres salieron de la boca de Morgan sabía que ellos son mi familia, las personas que me criaron.

Dudaba de lo que tenía Morgan entre sus manos, seguía a su lado solo porque tenía un poco de fe en que lo que ella busca fuera cierto, pero ahora sigo a su lado porque se que lo que hay en esos libros es real.

No sé cómo o quién escribió esa historia, tal vez la mitad de lo que pasa ahí es falso. Solo se que las personas de ese libro son reales.

Y, en cierto modo, todo eso pudo existir.

Braen me había contado que estar junto a Albert fue difícil y que no hubieron buenas épocas, recuerdo el día en que dijo que aunque sus padres habían estado en contra de su relación, amaba tanto a Albert que ni siquiera le importaba lo que los demás pensaran. Para Braen, amar a alguien no debía de tener ningún obstáculo.

Amar es ser libre, me había dicho.

En aquel momento tendría ocho años, supongo que en ese entonces no lo entendía, pero ahora comienzo a comprenderlo un poco. Los años comienzan a dar la madurez necesaria.

Jamás en mi vida Albert y Braen dudaron de lo que sentían, al verlos, sabía que ellos se amaban pura y sinceramente. Y, aunque no era hijo de sangre, ellos no parecían afectados por ello. Me amaban.

Días antes de que Braen muriera, estuvieron hablando en la recámara, yo estaba escondido detrás de la puerta y lo que dijeron fue algo que estuve ignorando todo este tiempo. Todo este tiempo siempre estuvo ante mí, y lo ignoré.




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