El dia en que los monstruos salieron (nueva versión)

CAPITULO UNO

“OLVIDADO EN LA OSCURIDAD”

Al despertar, todo seguía igual, no había ningún rastro de que alguna vez estuvo alguien a mi lado, mi hogar estaba en ruinas, habían escombros por todos lados, el techo de mi casa estaba totalmente destruido y unos ojos sin rostro seguían persiguiendo mi mente.

¿Qué demonios era eso?

No encontraba una explicación lógica para esos seres que habían aparecido de repente en mi casa, su simple presencia traían escalofríos que me golpeaban hasta el alma, ¿ a caso ellos eran los causantes de todo el desastre que había sucedido en mi pueblo?

Lo fueran o no, lo primero que necesitaba era huir de inmediato de ese lugar, buscar a mi padre y exigirle las respuestas que tanto esperaba, pero ¿dónde podría encontrarlo? Quisiera decir que parecía que todos habían desaparecido de la faz de la tierra, pero al parecer no era así, en las calles que antes caminaban personas alegres y llenas de vida, ahora se encontraban a mitad de la calle sin vida, sin poder comprender al menos un poco de lo que pasaba, sin poder saber que darían su último suspiro,en cambio, mi padre no había dejado ningún rastro de vida. Simplemente había desaparecido.

La señal se había caído totalmente, mi celular no parecía funcionar y la televisón ni siquiera podía encenderse, ningún aparato electronico funcionaba. Había quedado completamente desconectada del mundo que me rodeaba, no podía saber si pasaba lo mismo en todo el mundo, si había alguien mas con vida, empezaba a vivir con la incertidumbre y al mismo tiempo con la esperanza para poder encontrar a alguien más.

Y así, sin saber a dónde ir y cómo empezar, tomé mis cosas, seguía aturdida por el miedo, mis dedos aún tenían un ligero temblor y mi piel se sentía sensible ante lo mínimo que el aire rosaba en mí, pero estaba decidida a no quedarme en un lugar que ahora resultaba tenebroso, decidí dejar todo olvidado en la oscuridad, aunque eso significaría que andaría sola en lugares que desconocía.

Recolecté varias botellas de agua y me encontré varias bolsas de galletas que estaban partidas en pedazos, aunque no eran el alimento mas nutritivo, al menos quitaban el hambre.

Atravesé todo el pueblo para poder dirigirme a la unica carretera que había para poder salir, esta estaba entre un enorme bosque aparentemente tranquilo, el camino era dificíl de andar ya que era de terracería y no había ningún tipo de iluminación, por lo que debía travesarlo y llegar al pueblo más cercano lo más pronto posible, antes de que cayera la noche y esas cosas pudieran aparecer de repente.

Comencé a andar durante varias horas hasta que el cansancio empezó a apoderarse de mi, parecía que el bosque no tenía fin, cada vez sentía que estaba más perdida y el final del trayecto aún se encontraba demasiado lejos, no lograba ver ninguna señal de un pueblo cercano, rara vez había salido del pueblo, pero estaba demasiado segura que había cerca un pueblo muchisímo más grande que el mío. En cualquier momento el bosque se volverá totalmente oscuro haciendo que no pueda ver más allá.

¿Estarán esperándome?

En mi mente, la idea de que mi padre tal vez siguiera esperandome persistia en todo mi ser, era lo unico que me animaba a seguir avanzando, esperaba llegar al pueblo y que en la entrada de este ahí estuviera... sonriente y con los brazos abiertos invitandome a que le diera un cálido abrazo. Simplemente no podía decirle adiós a alguien que estuvo a mi lado toda una vida.

Seguí avanzando un tramo mas, pero el cansancio empezaba a apoderarse de mi cuerpo y fue entonces cuando decidí parar unos momentos, me senté en el suelo debajo de uno de los multiples arboles que habían, aventé la mochila a un lado y la acomodé de manera que se sintiera como una almohada. La noche comenzó a caer en cuestión de minutos, parecía que el tiempo se había acelerado en cuanto decidí descansar.

El bosque se encontraba demasiado tranquilo, el silencio inundaba cada rincón y ni siquiera se escuchaba el cantar de las aves, tan solo se percibía el sonido de las ramas moverse por el viento, viento que emitía un leve silbido haciendo a mi mente tranquilizar, alejó las pertubaciones y por un momento me sentía en paz. En esos instantes, era una extraña en la oscuridad.

Una extraña que a los pocos minutos comenzó a quedarse dormida.

No había nadie ni nada que pudiera reconocerme...

“-¿Estarás esperandome?

-Nadie te espera... - me respondió una voz en la oscuridad

-¿Estás aquí?

-No hay nadie junto a ti...No hay nadie a tu lado... Estás sola- comenzaron a murmullar varias voces sin rostro, sin cuerpo y sin alma”




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