El día en que te encuentre

Capítulo 20. La tormenta

Emma Myers

Cuando Thomas me dijo que me llevaría a un lugar, me imaginaba yendo al lago Zun o que me llevaría a uno de esos lugares románticos como los que salen en los libros que tanto me gustaba leer, hasta hubiera pensado que me llevaría a un rincón para seguir besándonos.

Lo que no estuvo dentro de los posibles escenarios que imaginé en mi cabeza era a Thomas y a mí a la una de la mañana en un food truck comiendo hamburguesas.

Cabe aclarar que eran las mejores hamburguesas que había comido en mi vida.

Cuando le pregunté qué ¿Cómo le hacía para conocer lugares como ese y la cafetería de la carretera? Su contestación fue que tenía un coche y mucho tiempo libre. Obviamente, no me aclaró nada con eso.

Parecía que el chico tenía un olfato para los buenos lugares en la ciudad.

¿Quién iba a pensar que un food truck iba a darme la mejor hamburguesa de mi vida?

—¿Te gusto? —preguntó Thomas cuando le di la última mordida a mi hamburguesa.

—¿Qué si me gusto? —exclamé un poco más fuerte de lo que pretendía. Cuando tomaba acostumbraba a hablar más alto de lo normal—. Me encanto, es la mejor hamburguesa que he comido en mi vida.

Thomas rio y pasó su dedo por mis labios quitando un poco de cátsup que tenía. Lamió su dedo y yo me derretí con la imagen. Otra vez tenía mucho calor.

—Creo que todavía tienes un poco acá —murmuró y luego llevó su boca hacia mis labios y lamió un poco la comisura.

Dios… Eso me gusto.

—Creo que también me quedo de este lado —dije señalando el centro de mi labio. Él rio, pero con tal de “ayudarme” se acercó y me beso el labio inferior de manera lenta.

Sí, me gustó mucho.

Thomas fue todo un caballero durante la noche, me abrió la puerta de su coche cuando subí y bajé de él, tomó mi mano cuando aún caminaba como bambi por el efecto de los tragos del vodka que había ingerido y lo que más me gustó fue que cuando Thomas me dejó en mi casa, se despidió con un beso tierno en mis labios y se fue, a pesar de que le había dicho que mi mamá tenía turno doble y mi hermano nunca estaba en casa los viernes.

Él ni siquiera intento entrar.

Puntos buenos para Thomas.

Lo primero que hice en cuanto entré a mi casa fue tomar una ducha, mi cabello olía a una combinación entre alcohol, humo de cigarro y al spray que me había puesto. 

Antes de dormirme revisé mi celular, el cual no lo había revisado desde que llegamos a la fiesta. Tenía varios mensajes y algunas llamadas perdidas.

En específico de Sophie y de Declan:

[¿Dónde estás?] —S.

[Me voy a quedar en la casa de Ian. Cúbreme. Te veo mañana.] —S.

[Emma, ¿A dónde te fuiste?] —D.

[Te he estado buscando por todos lados. Márcame.] —D.

[Emma contesta el teléfono. Me estoy empezando a preocupar.] —D.

La mayoría de los mensajes eran de Declan y decían casi lo mismo, además de que todas las llamadas perdidas eran de él. El último mensaje lo había enviado un poco después de que llegué a casa, así que decidí marcarle.

Casi me dejó sorda cuando contestó la llamada, pero logré que se calmara asegurándole que estaba bien y que Thomas me había traído a casa.

Declan no me preguntó nada acerca de Thomas, solo se limitó a contestarme con monosílabos y luego colgó. Fue algo raro y que me dejó totalmente desconcertada. Después de colgar le mandé unos cuantos mensajes, pero no los contestó.

Revisé también mis redes sociales y empecé a ver todas las fotos que circulaban de la fiesta. La mayoría eran de todos bailando, aunque también había unas de chicos con la cabeza metida en el retrete.

Su despertar no será nada bueno.

Había una de Ian y Sophie bailando y sonreí al verlos tan felices. A pesar de que Ian era un idiota que intentaba quitarme a mi mejor amiga, podía ver como la hacía feliz. También había una de Julia y Declan jugando, por el ceño de Julia deduje que no iban ganando.

Ella era muy competitiva y siempre buscaba ser la mejor. En algunas ocasiones era una virtud, en otras no tanto.

La siguiente fue una de Declan y yo riendo, nos veíamos bien, pero lo que realmente llamó mi atención fue uno de los videos. En él un chico grababa todo lo que pasaba a su alrededor, el chico se veía tan tomado que el video se movía mucho, pero en una de las partes se podía ver a Thomas.

Bueno, en realidad éramos Thomas y yo, besándonos.

De él solo se veía su espalda y afortunadamente de mí casi no se alcanzaba a distinguir nada. Su cuerpo me cubría, aunque sí se veía el uniforme de animadora y su mano en mi cintura, mientras que las mías permanecían en su cabello. Era claro lo que estábamos haciendo.

Al principio no me importó que saliéramos en el video.

Los dos éramos libres de hacer lo que quisiéramos. Él me había aclarado que ya no estaba involucrado con Sara y yo no estaba saliendo con nadie, pero cuando vi los comentarios todo cambió y un sentimiento de culpa se estancó en mi estómago.




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