El día en que te encuentre

Capítulo 36. Joya perfecta

Emma Myers

27 de diciembre.

El día en que Sophie me sacaba de la casa desde temprano para que Derek y mamá prepararan una fiesta de cumpleaños sorpresa.

Lo hacían todos los años, sin falta.  

Me gustaba mucho el hecho de que siempre se esforzaban por mantenerlo en secreto, pero al hacerlo todos los años no era muy difícil para mí deducir sus intenciones. Aunque saber lo que hacían, no evitaba que pusiera mi mejor cara de sorpresa en cuanto entraba a la casa.

—¿Esta vez cuanto tiempo te pidieron que me sacaras?

—Tres horas. Tu mamá esta vuelta loca con los chicos, los trae de un lugar a otro. Por esa razón me gusta ser la encargada de mantenerte ocupada —respondió Sophie, riendo—. Lo que me recuerda que tengo tu regalo justo aquí.

Sophie se levantó de su cama y caminó hasta su guardarropa, de dónde sacó una caja envuelta en un papel de color azul, para luego entregármela con gran emoción.

—Feliz cumpleaños Emma —dijo con la voz entrecortada mientras tomaba un gran respiro para lograr continuar. Sophie en la mayoría del tiempo era ruda, pero era en esos momentos en los que mostraba cierto destello de debilidad—. Gracias por compartir conmigo 12 años de tu vida  

Sus ojos comenzaron a ponerse vidriosos por las lágrimas que trataba de contener, de verdad intentó no llorar, pero llegando un punto le fue imposible detener su llanto.

—No llores Sophie —le supliqué dejando la caja sobre la cama—. Si tú lloras, me harás llorar a mí y las dos arruinaremos el bonito maquillaje que nos hicimos.

—Es que no puedo evitarlo, ya tienes 18 años, Emma y en algunos meses ya no vamos a ser vecinas —sollozó y limpió sus lágrimas con la manga de su sudadera—. ¿Por qué tenemos que crecer?

—No estoy segura, pero de lo que sí estoy segura es que eso no cambia nada.

—Pero tú vas a conocer a nuevas personas y tal vez te caigan mejor que yo o tal vez la distancia afecte nuestra amistad hasta que con el tiempo seamos extrañas. ¿Sabes a cuantas amigas mi mamá perdió por la distancia?

—Sophie, el hecho de que vayamos a conocer a nueva gente no cambia nada entre nosotras. No cambia que tú has estado 12 años de mi vida apoyándome, defendiéndome y acompañándome en mis peores momentos.

>>La amistad no se trata de estar en el mismo lugar todo el tiempo. Es más que eso. Se trata de acompañar a una persona incondicionalmente, a pesar de todo, hasta de la distancia. De mostrarle tu apoyo, cariño y comprensión en sus mejores y peores momentos, y créeme cuando te digo que yo voy a estar en todos los momentos importantes de tu vida Sophie. En todos y cada uno me vas a tener a tu lado sin importar nada. No te vas a poder deshacer de mí.

Me acerqué a ella y la abracé fuerte. Cada una de las palabras que dije fue cierta. Nada haría que yo me separara de Sophie. Ella también era mi familia.  

—No me está gustando esto de creer —refunfuñó para luego limpiarse las lágrimas con mi chamarra. 

—¿Te acabas de limpiar con mi chamarra?

—No —musitó y sonrió con inocencia—. Bueno, tal vez… un poco solamente.

—Eres…

—Mejor abre el regalo —me interrumpió antes de que pudiera terminar con tal de desviar la conversación.

Con los ojos entrecerrados en su dirección, tomé la caja y empecé a desenvolverla. Poco a poco y con mucho cuidado fui quitando el papel de ella.

—¡Oh, dame eso! —Sophie me quitó la caja y empezó a quitarle el papel rápido.

Que hiciera eso no me sorprendió o molestó, al contrario, me causó gracia.

—Listo, ten —me devolvió la caja—. Recuérdame no volver a envolver ninguno de tus regalos, no queremos que tardes la mitad de tu vida abriéndolos.

Sonreí ante el comentario, pero no despegué mi vista de mi regalo.

Al lograr abrirlo me encontré con un bonito libro. La portada era morada y en el centro tenía dibujado un marco amarillo junto con una mirilla. La referencia no me pasó desapercibida y sonreí como una tonta. Era como la puerta de nuestra serie favorita.

En cuanto examiné el contenido del libro, tuve unas inmensas ganas de llorar. En él estaban nuestras fotos. Cada uno de los acontecimientos que vivimos juntas durante esos 12 años, estaban ahí.

La primera foto era de nosotras a los 6 años, fue poco después de conocernos y estábamos llenas de pintura. Pasé a la siguiente hoja y me encontré una de nuestro primer Halloween. Mi traje de pirata combinaba a la perfección con el de ella y en la sonrisa de Sophie se notaba un hueco por el diente que le faltaba.

Pasé unas cuantas páginas más hasta que me encontré con una en donde yo estaba abrazada a la tasa del baño, vomitando y Sophie estaba acostada en la tina durmiendo. Eso fue después de nuestra primera borrachera.

Después de reírme por el recuerdo, tuve que hacerme un recordatorio de quitar esa foto en el momento en que se lo enseñara a mi madre.

Con diversos sentimientos recorriéndome todo el cuerpo, regresé mi mirada hacia Sophie, que también se veía algo afectada por todos los recuerdos que las fotos nos provocaban.




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