El día que vi a Santa

Un año antes-navidad

-mamá!!!! 

El grito de Dante la hacían correr de un lado a otro, pues era la cena de navidad en casa de su amiga, y aunque sus ánimos no eran los mejores, Teressa sabía que a sus hijos les encantaba ir, ya que Mildred era el tipo de persona que amaba la navidad, así como lo hacía su madre, desde que empezaba la temporada decembrina decoraba y parecía que entraban a otra dimensión, pues desde el jardín había decoración, con un oso polar con bufanda, una pequeña villa navideña para nada improvisada, y esque la nieve le daba ese toque de magia que a sus hijos les encantaba, las columnas qué había en la entrada estaban decoradas con listón navideño del que colgaban esferas en forma de estrellas doradas y plateadas, y pequeñas luces que resaltaban el brillo, la puerta tenía una corona navideña con un tierno oso de peluche, así como el timbre, que al tocarlo soltaba una linda tonadas navideña... 

Mildred los recibió con mucho afecto, era una mujer delgada, de cabello rojo, y piel blanca con pecas, traía un suéter navideño, pantalón de mezclilla y botas afelpadas, recibió a los pequeños con bastones de dulce y los invitó a pasar, el recibidor no se quedaba atrás, ya que todo el lugar era bastante acogedor, la chimenea encendida le daba un calor familiar qué hacía que a Teressa le pícara la nariz y los ojos se le llenarán de lágrimas, pues así era como recordaba a su madre, llena de entusiasmo, la baranda de las escaleras estaba decorado con moños dorados y listón navideño, y justo a un lado, su enorme árbol de navidad, con luces, moños, esferas, y una estrella en la copa de este, y al pie del árbol una pequeña representación del tradicional "nacimiento de Jesús"

Mildred sabía que este día era difícil para Teressa, eran amigas desde los trece años y sabía que, aunque el nacimiento de sus hijos había hecho que este día fuera diferente, nada borraba lo que le hacía sentir, el fallecimiento de su madre no solo se la había llevado a ella, sino también a su padre, pues según lo que contaba su amiga, después de morir ella, su padre entró en una depresión muy fuerte la cual también lo sumergio en el alcoholismo, donde quien lo cuido fue Teressa y no al contrario, había tenido que lidiar con su dolor y el de su padre por un año, hasta que su tía, decidió internarlo en una clínica de rehabilitación, donde paso seis meses, en ese tiempo su amiga encerró lo que sentía, y así seguía siendo, no le gustaba molestar, ni sacar a flote sus emociones, aunque con hijos era diferente, era amorosa y atenta. 

La noche estaba transcurriendo sin contratiempos, a pesar de la sensación de amargura, Teressa daba su mejor versión, y no le costaba, pues la cara de felicidad de sus hijos lo valía, pasada la media noche volvieron a casa, su decoración no era tan detallada, de hecho era casi nula, solo cambiaba las cortinas, ponía un pequeño árbol navideño, y colgaba las botas navideñas, eso por petición de sus hijos, y le agradaba darles ese gusto, esa noche, mientras colocaba los pequeños obsequios para sus hijos, noto que en una de las botas, en la de Nícol, para ser exactos había una nota, que al notar no pudo detener las lágrimas, pues sin querer había retrocedido veinte años, al día que hizo lo mismo, sin embargo, con el paso del tiempo entendió que su papá lo hizo con el fin de que ella no dejara de creer en la magia de la navidad, con cuidado y sin leerla la dejo en su lugar, y continuó con su tarea, al terminar subió a su habitación, no sin antes verificar que sus hijos estuvieran bien tapados, ya acostada, pensó en su madre y una lagrima rodó por su mejilla, se cubrió con las mantas y se dejó llevar por el sueño... 




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