¿Cómo que tu odias los libros?
No puedo creer que jamás hayas leído El Principito.
¿Dije el día y la noche? A eso debo sumarle el agua y el aceite, el frío y el calor, mi gato y bañarse.
No hay nada que tengamos en común Leandro, sin embargo no puedo dejar de mirar tu sonrisa.