El Diablo también llora

Capítulo 6

El Diablo rompió el silencio encantador que reinaba el momento.

—Zafiro, debo irme—

—¿Tanto fastidio me tienes?—

—No es eso, es algo que no puedo decirte—

—No sé para qué me buscas si después me desechas como una toalla sucia. ¡Eres un desgraciado igual a Rogelio!—

—No me vuelvas comparar con ese maldito imbécil, porque soy capaz de…—

—Matarme supongo. Pues hazlo de una buena vez que ya estoy cansada de vivir este infierno. Termina conmigo ¿Qué esperas?—

Él la abrazó y la besó tratando de calmarla, luego le habló al oído en voz baja.

—No te voy hacer daño porque me encantas. Despiertas en mí un deseo incontrolable, nublas mis pensamientos, eres la única mujer que me ha hecho sentir más que placer. ¡Te necesito conmigo! Pero en este momento debo estar enfocado en Rogelio López antes que él cumpla sus amenazas y terminé haciéndome daño—

Él la beso y ella respondió con una entrega total mientras las manos del Diablo la acariciaban con ese deseo incontrolable que lo llevó hacerla suya nuevamente sin medir las consecuencias.

Esa noche Diablo no durmió, se fue a su cuarto, se ducho y bajó a desayunar como de costumbre. Estando ahí recibió una llamada del general quien le confirmó que le había dado un duro golpe a las finanzas de Rogelio. La operación había sido todo un éxito pero no llevó a la captura de Rogelio. Él seguía libre y el Diablo debía tener sumo cuidado porque sin duda Rogelio se iba a vengar.

Mientras Rogelio estaba que explotaba del coraje, tras ver hundirse muchos de sus negocios, la incautación de su mercancía, la captura de sus hombres… las noticias confirmaban todo lo sucedido la noche anterior y atribuían al general Gutiérrez el duro golpe a las finanzas del mafioso Rogelio López sin omitir detalles.

Rogelio llamó a su hombre de confianza y mano derecha para pedirle la información que le había encargado, luego de revisar con sumo cuidado le pidió que esa noche enviar uno de sus hombres al burdel para que le realizaran un encargo muy especial.

La noche llegó y el burdel como de costumbre está lleno de hombres ansiosos de cariño, Samanta ante la ausencia del general esa noche se encontraba atendiendo un cliente joven y muy apuesto que venía por primera vez al lugar, luego unas copas prosiguieron a entrar a la habitación de ella. Pero nadie más volvió a verla ni a su acompañante, extrañada por la desaparición de la chica y ya pasada la media noche Gitana llamó a la habitación pero nadie respondió, entonces le pidió a uno de los hombres de seguridad que abriera la puerta porque un presentimiento le embarga su pecho. La escena le desgarró el corazón, sobre la cama reposaba el cuerpo sin vida de Samanta con tres balazos en el pecho, asesinada por el hombre joven quien ella atendió y una nota encima que decía: "Te lo advertí, te voy a destruir. Mañana quizá sea Zafiro". Inmediatamente mandaron a llamar el Diablo quien no se veía muy afectado por lo ocurrido aunque por dentro sentía un dolor inmenso. El burdel cerró sus puertas al público y la policía llegó al llamado del diablo para realizar su respectiva operación después de lo acontecido esa noche.

Zafiro observaba desde el segundo piso por un ventanal todo lo ocurrido aunque ella no conocía a Samanta presentía que su muerte se relacionaba con ese maldito hombre. Sintió mucho temor porque evidentemente en ningún lugar se encontraba totalmente segura.

Rogelio celebraba en su casa con una botella de whisky, que su encargo se había realizado a cabalidad. El mensaje había quedado muy claro para ambos al asesinar a la querida del general. La seguridad del Diablo no era tan buena como él creía, ahora solo sería cuestión de tiempo para volver a recuperar a Zafiro y al Diablo en el mismísimo infierno.

El Diablo reunió a todos sus hombres, porque lo ocurrido mostraba que la seguridad del burdel era pésima. No era posible que este hombre que nadie conocía y por su descripción no era cliente del burdel entrase un arma y nadie se percatara de ello. No era necesario recordarles que el ingreso de armas a este lugar estaba prohibido.

—¡MALDICIÓN! ¡PARTIDA DE INEPTOS! GATO ¿CÓMO ES POSIBLE QUE OCURRA ALGO ASÍ EN MI NEGOCIO? ¡QUE CLASE DE HOMBRE TENGO A CARGO DE LA SEGURIDAD DEL BURDEL!— les reclamó  con gritos.

—Señor, lo que ocurrió es lamentable pero le aseguro que no va a volver a pasar y si alguno de mis hombres tiene responsabilidad en el hecho lo va a pagar ¡Se lo aseguro! —

—Esto es obra de Rogelio, la próxima va a ser Zafiro. Por lo tanto quiero que extremen la seguridad de ella y del burdel. Voy a cerrar este negocio por una semana mientras se calma el escándalo. Ahora vuelvan sus puestos de trabajo—

El diablo fue en busca de su mujer y la encontró en la habitación llorando desconsolada con Ranger tendido a sus pies.

—Zafiro, te prometí que te voy a proteger de ese maldito cerdo asqueroso. ¡Mírame! Te juro que ese hombre jamás te va a volver a tocar un solo cabello—

—Diablo... tengo mucho miedo—

—Lo sé mi amor. Pero tienes que ser fuerte. Mientras estés bajo mi protección nadie te va hacer daño alguno—

Zafiro se aferró a los brazos de él buscando refugio en su pecho.

—Dime algo ese hombre te pegaba, las cicatrices que tienes en tu espalda ¿Son latigazos?—




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