El Diablo también llora

Capítulo 7

El Diablo planeaba en su oficina con mucho cuidado cada movimiento estratégico en contra de Rogelio López, porque debía atacar por sus puntos más débiles, la muerte de Samanta era algo lamentable que no se podía volver a repetir.

Después de analizar las posibilidades llamó a Gato, su hombre de confianza para hacerle un encargo muy importante.

—Gato, todavía eres amigo del hombre que maneja los explosivos— preguntó el Diablo bastante pensativo.

—Sí señor— le contestó Gato bastante inquieto.

—Necesito que lo contactes cuanto antes y lo traigas a verme personalmente—

—Señor puedo saber que pretende hacer—

—Gato, creo que ya lo imaginas—

Horas más tarde llegó Gato a la oficina del diablo acompañado de un hombre joven, poco agraciado, con unos enormes lentes.

—Señor el es Franklin el hombre del que le hablé—

—Franklin un gusto conocerte en persona, Gato me a dado muy buenas referencias tuyas—

—El gusto es mío, señor usted es muy respetado, desde que le declaró la guerra a Rogelio López  es todo una leyenda— respondió Franklin.

—Que bien, sabes que el respeto se gana con mucho esfuerzo—

—¿En que le puedo ayudar?—

—Tengo un trabajo para ti que pienso remunerar muy bien. Necesito volar unas bodegas sin dejar rastro alguno—

—¡LAS BODEGAS DEL SUR!— intervino Gato un poco sorprendido.

—Sí Gato, quiero poner a tambalear las finanzas de Rogelio. El dinero es su debilidad—

—Discúlpeme señor pero ese lugar es muy custodiado. No va hacer nada fácil acercarse sin ser descubierto— insistió Gato.

—Exactamente pero vamos a crear un factor distractor para que Franklin pueda hacer su trabajo sin ningún problema. 

—Gato no te preocupes ese es mi trabajo. Para mí es un honor trabajar para el Diablo. Le aseguro que no va a quedar una sola pared en pie—

—Gato encárgate de pagarle a Franklin y suministrarle todo lo que necesite, además debes que crear una distracción para que el pueda hacer su trabajo ¡Espero buenas noticias!—

—Sí señor, las tendrá muy pronto— respondieron los hombres al par mientras compartían una mirada malévola.

Los hombres se despidieron del Diablo y partieron rumbo a cumplir con la misión bastante peligrosa que se les había encargado.

Zafiro como siempre se encontraba deambulando por los pasillos. De pronto se percató que la puerta de la habitación del Diablo se encontraba sin el seguro que solía tener, era su oportunidad para investigar un poco de este enigmático hombre. Pues estaba segura que no sería invitada a ese lugar. 

Abrió la puerta con mucho cuidado e ingresó lentamente al percatarse que no había nadie. El lugar era bonito pero no había nada de elegancia ni excentricidades como en casa de Rogelio. Abrió los cajones de una mesita al lado de la cama pero no contenían documentos ni nada por el estilo solo una fotografía que le llamó la atención, se trataba de una foto bastante antigua en la que se veía una pareja sonriendo con un niño en brazos de unos dos años y un letrero escrito en la parte de abajo que decía: “Familia García Márquez.” Sin duda el hombre tenía un enorme parecido al Diablo, debía tratarse de los padres del Diablo pero qué habría ocurrido con ellos, ahora conocía sus apellidos pero ¿Cuál era su nombre?. Debía haber una razón muy grande para que él lo ocultara, era evidente que ni sus empleados sabían cómo se llamaba pues todos le decían Diablo incluso Gitana. Guardo nuevamente la fotografía y siguió buscando sin obtener resultado satisfactorio, de pronto sintió unos pasos por el pasillo que se aproximaban a la habitación, trato de esconderse pero no encontraba donde, entonces se metió debajo dela cama como solía hacerlo de niña cuando hacía una travesura y la mujer que le cuidaba la buscaba para castigarla. 

—Maldición es el Diablo y viene en compañía de Ranger— dijo la chica en voz baja.

Diablo ingresó a la habitación y cerró la puerta con seguro, luego se empezó a quitar la ropa dejándola caer al suelo. Al parecer solo dejó su ropa interior puesta, mientras Ranger trataba con insistencia de meterse bajo la cama pero su cuerpo se lo impedía.

—¡BASTA RANGER! ¡SI NO TE COMPORTAS SACÓ DE LA HABITACIÓN!— reprendió el Diablo a Ranger con mal humor.

Pero este seguía insistiendo mientras Zafiro le rogaba que se calmara para no ser descubierta, ante la insistencia de Ranger Diablo tomó su pistola y se inclinó en busca de un intruso y ahí estaba nuevamente la chica metiéndose en problemas.

—¿Se puede saber qué demonios estás haciendo en mi habitación?, ¿Quién te permitió entrar?—

—En realidad… no sabía que era su habitación… me perdí… cuando sentí pasos me asusté y me escondí—

—Sal de ahí, no te creo una sola palabra. Te gusta andar metiendo tus narices dónde no te han llamado—

—No voy a salir, hasta que usted no guardes la pistola, es la segunda vez que me amenaza—

—¡ZAFIRO NO COLMES MI PACIENCIA!—

—Ya le dije, que no pienso salir. Tengo miedo—




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