El Diablo también llora

Capítulo 8

Gitana como siempre fue en busca de Zafiro para constatar que no se hubiese metido en problemas y la encontró llorando en la habitación acompañada de Ranger quien no se la desamparaba últimamente.

—Hija, ahora que te pasó. No eres feliz en este lugar—

Zafiro corrió a los brazos de Gitana quien se había convertido en algo así como su protectora.

—El diablo me corrió de su habitación—

—¿Te metiste en la habitación del diablo?—

—Sí, pero no fue por eso. Fue porque encontré una fotografía y le pregunté por ella. Se enojó muchísimo—

—¡Santo Cielo! Hija por favor, el diablo no le permite a nadie entrar a su habitación. En todos los años que lo conozco jamás le he visto entrar una chica a ese lugar, incluso solo a mí me permite hacer el aseo. Dime algo: ¿Has vuelto a tener relaciones con él?—

—Sí, pero eso no viene al caso—

—Has llegado muy lejos, él no está más de una vez con una chica y no permite que ninguna entre a su habitación. Yo se que el te ama solo que es un necio—

—Me dijo que soy su mujer. Pero ya no sé si eso es lo que deseo ser—

—Lo amas y es tu destino, niña. Dame tu mano quiero leerla—

—¿Gitana que ves?—

—Veo que alguien va a llegar a tu vida, un protector. Vas a sufrir hija y estás rodeada de mucho peligro, enfrentarás verdades dolorosas y hay algo pero no puedo descifrarlo. Te voy a leer las cartas otra vez—

—Sí, ¡hazlo por favor!—

Se sentaron alrededor de una mesita y Gitana sacó su baraja, tendiendo unas cartas con sus manos mientras hacía unos rezos que ella consideraba sagrados.

—Veo un hombre poderoso que está dispuesto a protegerte y no es el Diablo, es alguien mayor. Otra vez te sale la carta de la muerte, que el sol y las estrellas te protejan hija, corres mucho peligro. Veo dos hombres enamorados peleándose por ti y un tercero que te busca para hacerte daño—

—¡Rogelio! Ese hombre nunca me va a dejar en paz—

—Hija el destino está escrito pero tú puedes modificarlo. No llores más, ven conmigo no le des gusto a ese necio—

Rogelio López por su parte se encontraba en su excéntrica casa disfrutando de una botella de whisky, rodeado de mujeres hermosas que bailan sensualmente mientras tocaban sus cuerpos sin ningún pudor. A pesar del espectáculo el solo pensaba en la manera de recuperar a Zafiro, no se daba a la idea que el malnacido del Diablo se hubiese quedado con su mujer y que ella a él si se le entregase voluntariamente.

—MALDITA ZORRA, IGUAL QUE SU MADRE— quebró la botella de whisky, echó las mujeres y llamó a Walter su hombre de confianza.

—Walter no te parece extraño que el Diablo se quedó bastante tranquilo después de el regalito del burdel—

—Sí señor, supongo que algo está tramando pero no puedo adivinar cuál será su contra ataque—

—Quizá no tiene los pantalones bien puestos y se le arrugó o está tan entretenido con mi mujer que se le olvidó el regalito que le envié—

—Discúlpeme contradecirlo señor Rogelio pero ese hombre es muy astuto. Debe andarse con cuidado—

—Walter quiero que me traigas de vuelta a Zafiro. Si tienes que acabar con ese maldito burdel hazlo, pero tráeme esa maldita zorra—

—Señor, lo voy hacer pero debe tener un poco de paciencia, recuerde que tenemos la policía inspirandonos en el cuello. Un paso en falso y toda esta organización se viene abajo. Con todo respeto no permita que un lío de faldas la destruya—

—Si no fuese porque eres el hombre en el que más confío te daría un balazo en la cabeza por tu insolencia pero tienes algo de razón—

El teléfono de Walter sonó y al contestar la llama este dijo en voz alta:

—¡MALNACIDO! Yo sabía que algo se traía. Señor Rogelio… me acaban de informar… que volaron las bodegas del sur… con la mercancía—

—¡PARTIDA DE INEPTOS! ¿ACASO ESE NO ES SU TRABAJO? CUIDAR LA MERCANCÍA. DIABLO #### DE ####. ¡QUIERO AL DIABLO MUERTO!... LÁRGATE VETE HACER TU TRABAJO  IDIOTA—

Mientras el Diablo se deleitaba en su oficina viendo el reporte de las noticias donde se informa de una fuerte explosión en una bodega del sur que dejó el lugar en pedazos, al parecer las bodegas contenía mercancía del mafioso Rogelio López, posiblemente esto se debía a un ajuste de cuentas entre capos. La concentración del Diablo fue interrumpida por una llamada del general Gutiérrez.

—Diablo, ¿Qué demonios ha hecho usted?—

—¿No sé a qué se refiere general Gutiérrez?—

—No se haga el idiota que se perfectamente que usted es el autor intelectual de esa explosión en las bodegas del sur. Si sabía que pertenecían a Rogelio López porque no me lo informó—

—Mire general, le voy aclarar que su acusación no tiene fundamentos y menos pruebas. Yo soy libre de entregarle la información que me dé la gana y en todo caso ese hombre tiene muchos enemigos. No quisiera recordarle que usted me debe un favor porque gracias a mí recibió una condecoración—

—No lo he olvidado, solo que no quiero que actúe por sí solo—




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