El Diablo también llora

Capítulo 24

En casa de Rogelio López se respira un aire de tensa calma con la presencia de Martín Reinosa y la ausencia de Walter. Rogelio como siempre en sus excesos de licor, mujeres y algo más. 

A diferencia de Walter a Martín Reinosa si le llamaba mucho la atención estos eventos y ya tenía  su atención puesto sus ojos en una de las chicas del patrón, no le quitaba la vista de encima tratando de descifrar lo poco que ocultaba el sostén y la diminuta braga que llevaba puesta. A ella por su parte le desagrada mucho el hombre que se veía más repugnante que el mismo Rogelio, pero ni modo tenía que sonreír si quería recibir su paga al finalizar la fiesta, de lo contrario Karina se iba a molestar con ella y no la volvería a contratar.

Ya era de madrugada y Rogelio estaba totalmente ebrio, llamó a tres de las mujeres para subir a su habitación como acostumbraba hacerlo para finalizar la velada, incluyendo a Karina la dama de compañía encargada de buscarle las chicas. Las otras recibirán su paga y deberían ser enviadas a sus respectivas casas según órdenes de Karina.

Las muchachas se vistieron y salieron sonrientes con sus carteras llenas de dólares dispuestas abordar el auto que las conduciría a su destino, fin embargo un hombre se interpuso en el camino de una de ellas tomándola de la mano en contra de su voluntad y arrastrandola a las caballerizas del lugar. 

—¿Cuál es tu precio zorra?— preguntó Martín Reinosa.

—Ya terminé mi trabajo. Me están esperando para ir a casa— contestó la chica.

—Te voy a pagar horas extras, ¿algún problema?

— No quiero, estoy cansada… quiero ir a casa con las otras chicas.

Martín Reinosa le golpeó el rostro la chica tirándola al suelo encima del heno que se usa para alimentar los caballos y empezó a manosearla, mordiendo su piel mientras le arrancaba su ropa brutalmente. Su excitación incrementa ante los gritos de la chica que eran inútiles pues a esa hora no había nadie en el lugar y de haberlo tampoco hubieran intervenido. Él la tomó a su antojo una y otra vez de la manera más vulgar y grotesca, mordiendo sus pechos voluptuosos, mientras le susurraba palabras obscenas en su oído, sin que ella pudiera defenderse de sus violentas embestidas que le empujaba las caderas dolorosamente causándole daño mientras el asco que le producía aquel hombre se apoderaba de todo su ser. Una vez terminó Martín le tiró un manojo de dólares encima no sin antes advertirle que decir una sola palabra al respecto la asesinaría sin compasión. La chica adolorida se levantó y cómo pudo se vistió recogió el dinero y regresó al automóvil ante el asombro de las otras mujeres al verla sangrando y con el vestido hecho pedazos. Pero a pesar de la insistencia no habló, solo se remitió a bajar la cabeza entre sus rodillas y llorar en silencio.

Rogelio por su parte le encantaba los shows privados que Karina le realiza con las chicas escogidas sobre las sábanas de su cama, él se sentaba a observar mientras ellas se tocaban entre sí hasta llegar el punto más alto de su clímax, para terminar envuelto en el juego que ellas le proponían entre juguetes y bailes sensuales.

Esa noche Diablo llegó al lugar acordado con el general Martínez, se sentó en una mesa vacía que encontró en el bar y distrajo su mirada con una chica que hacía un espectáculo maravilloso de pole dance en un tubo, sus movimientos rítmicos llenos de sensualidad eran encantadores al igual que el cuerpo de fascinación que tenía. Estaba tan concentrado en el show que no se percató de la llegada del general Martínez quien lo observaba con una sonrisa perversa. 

— Tienes buen gusto Diablo. La chica está preciosa— dijo el General.

— General Martínez no lo ví llegar. ¡Discúlpeme!

—Ya déjate de tonterías y vamos al grano. Si te cité aquí es porqué debo decirte que fui relevado de mi cargo. Diablo, lo siento mucho pero no he logrado vincular a Rogelio López en el caso del burdel, aún sabiendo que es el culpable. Ese maldito desgraciado tiene muchas influencias, me hizo destituir removiendo cosas turbias del pasado. Nada que me relacione contigo.

— Hijo de ______ era de esperarse. Lo dicho tendré que hacer las cosas a mi modo no hay de otra.

— Lamento no poder ayudarte pero se sale de mis manos, logré que le abrieran la investigación y presente todas las pruebas e incluso desmantele varias de sus bodegas y rutas pero no logré meterlo tras las rejas.

— No se preocupe General Martínez. Que ese hombre es mío.

— Ten mucho cuidado ese tipo es muy peligroso y ahora que está con Martín Reinosa que es la misma reencarnación del verdadero demonio te va hacer más complicado. También quiero hablarte de Patricio Herrera, tengo grandes sospechas no confirmadas que trabaja para varios bandos

— Ese hombre nunca me ha agradado. No me hace extraño que sea un traidor. Usted piensa ¿qué trabaja para Rogelio?

— Tampoco es un hecho. Son solo sospechas que maneja una doble identidad. Tendrás que investigar al respecto.

— No lo dude General Martínez. Cuente conmigo para lo que necesite, ya sabe, solo tiene que llamarme.

— Gracias Diablo, no siendo mas que retiro tengo cosas importantes que hacer todavía.

El General Martínez se levantó de la silla y caminó entre las personas hacia la salida mientras Diablo esperaba a la chica fuera del camerino. Una vez salió la abordó con mucha sutileza y la invitó a tomarse algo en un lugar más privado para hablar de negocios. La chica no se hizo de rogar y lo acompañó a un  hotel muy lujoso de la ciudad. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.