El Diablo también llora

Capítulo 30

El Diablo guardaba un profundo silencio en el automóvil mientras abrazaba el cuerpo sin vida de Gitana, a quien consideraba una segunda madre. Gato, se limitaba a observar la escena y a pesar de que trataba de contenerse también una que otra lágrima escapaba de sus ojos en contra de su voluntad.

Zafiro y Rubí lloraban amargamente mientras eran conducidas a un lugar desconocido pora ellas, sin duda el Diablo no las iba arriesgar más, no podían permanecer más tiempo a su lado porque terminarían con el mismo triste final de Gitana.

— Diablo, ¡tu mano está sangrando! ¿te encuentras herido? — dijo Gato preocupado.

— Una bala impactó mi brazo pero no me duele comparado con la muerte de Gitana — contestó el Diablo.

A mi también me duele pero no podemos regresar a la vida. Lo único que podemos hacer es vengar su muerte y tratar de salvar a las otras chicas. Di órdenes al chófer para sacarlas de la ciudad de inmediato, en este momento deben estar a punto de abordar el avión privado de Santana, tengo una casa cerca del mar donde van a estar seguras. Allí nadie las conoce, es un lugar humilde, agradable y tranquilo.

— ¿Estás seguro que no van a correr peligro?

— Sí señor. 

— No pude despedirme de Zafiro pero en este momento creo que es mejor así, no la quiero a mi lado. Todas las personas que considero mi familia terminan muertas. Debo cargar una maldición encima.

— Diablo, no puedes derrumbarte ahora porque entonces nada de lo que has conseguido valdría la pena. Gitana sacrificó su vida, es la hora de aceptar nuestro destino. El camino que tomamos nos lleva a la muerte, los negocios turbios dan dinero a montón pero son una falsa ilusión. Santana tenía mucho dinero pero no le alcanzó para comprar la felicidad, mira a Rogelio López, es una basura que no puede saciar su deseo  de poder. Usted señor, dígame ¿qué ha conseguido con su dinero?

— Dolor, soledad y un maldito deseo de venganza que se incrementa cada día más.

— Ve señor, usted me da la razón.

— La muerte se paga con muerte. Es la ley de la vida.

— Tienes razón... La muerte se paga con muerte.

Vamos a despedir a Gitana, el próximo objetivo es Martín Reinosa. En cuanto a Rogelio López, le tengo preparado algo más grande. Llama a Walter que se encargue de asegurar el cementerio para mañana, Gitana va a descansar junto Amalia y Santana.

— Señor, puede ser peligroso.

— Gato, esta vez no vamos a cometer ningún error. Ese par de miserables deben estar escondidos.

Zafiro abandonó la ciudad en compañía de Rubí, tenía la esperanza de recibir una llamada de Diablo pero su ilusión se desvaneció cuando escuchó la voz de Gato.

— Señora Zafiro, se encuentra bien.

— Sí. ¿Cómo está Cristian, perdón el Diablo? Necesito hablar con él.

— El señor está muy afectado con la muerte de Gitana. El odio se apoderó de él. En este momento no es prudente que usted hablé con el Diablo.

— Yo quiero ayudar.

— No señora, solo va complicar más las cosas. Permítame alejarla un poco a usted y a Rubí.

— Está bien, dile al Diablo que lo voy a estar esperando. 

— Lo voy hacer en cuanto lo vea. En este momento no tengo la menor idea donde está.

Gato colgó el teléfono observando fijamente al Diablo, mientras esté se pasaba su mano por la cabeza tratando de apropiarse de la situación sin estar muy convencido de lo que debía hacer.

— Se le escuchaba muy angustiada, estoy seguro que piensa qué la abandonó.

— Jamás haría algo así, solo necesito alejarla para que Rogelio no la use en contra mía. No tienes la menor idea cuánto amo esa mujer.

— ¿Ahora que vamos hacer?

— Mañana vamos a enterrar a Gitana. Será un día de luto y el inicio de mi venganza.

— ¡Estoy esperando órdenes!

— Una vez enterremos a Gitana, te vas con la mitad de los hombres al putiadero de mala muerte que frecuenta Martín Reinosa, no me importa lo que tengas que hacer ni cuántas personas tienes que asesinar, solo necesito que me lo traigas aquí, pero lo necesito vivo. 

— ¿Cómo está tan seguro que va estar en ese lugar?

— Walter le acaba de tender una trampa. Van a subastar una chica virgen en ese lugar, conociendo lo pervertido que es Martín Reinosa, va a estar en primera fila.

— Voy hacer los preparativos, no quiero que se me pase ningún detalle.

— Una última cosa, no permitas que Walter te acompañe, estoy seguro que lo va a asesinar.

— Como usted ordene señor.

Rogelio López y Martín Reinosa se encontraban en medio de una fiesta celebrando el golpe dado al Diablo, dos de sus aliados en tan poco tiempo era demasiado. 

— Martín, sin duda eres un excelente empleado. Me siento muy satisfecho con tu trabajo pero quiero a ese miserable traidor de Walter y por ahí derecho traes a la  zorra de Zafiro. Esta vez no la voy a golpear, le tengo una tortura mucho más drástica y en eso tú me vas hacer de gran ayuda.

— Patrón, en eso me encuentro no se preocupe que muy pronto los va a tener besando sus pies.

— Eso espero por tu propio bien. 

— Le voy a pedir un permiso para retirarme, quiero estar lúcido para asistir a un evento mañana en la noche.

— ¿No me digas que tienes una cena romántica?

— Por supuesto que no, voy a ir a la subasta de una chica.

— Suena interesante pero ese miserable bar donde te metes me da asco.

—  Puedes tomar el día de mañana libre, te lo mereces por tu trabajo pero recuerda que tenemos un Diablo que destruir.




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