El Diablo también llora

Capítulo 31

Zafiro se encontraba en una casita sencilla cerca de la playa, desde allí podía observar lo hermoso que era el mar. Apesar de ello sus pensamientos estaban abrumados por todos los malos recuerdos que la golpeaban sin compasión, su mente era un torbellino de emociones, toda su vida  estaba marcada por el dolor y la muerte que le seguía sus pasos, el asesinato de Santana, sumado a la muerte de Gitana, la tenían a punto de enloquecer. Su única compañía en ese momento era Rubí, una chica que tampoco le había ido muy bien en la vida, ambas estaban en compañía de dos hombre de suma confianza de Gato. En un lugar lo suficientemente apartado de la civilización para evitar ser descubiertos por Rogelio López.

Zafiro se acercó al hombre mayor y empezó a preguntarle.

— Señor ¿Qué va ocurrir con nosotras si… al Diablo le pasa algo?

— No se preocupe Señora, tengo órdenes de facilitarles una fuerte cantidad de dinero y enviarlas al extranjero.

— ¿Sí nos descubren?

— Dudo que eso ocurra puede estar segura que las estamos cuidando. Tengo hombres fuera de la casa custodiando las 24 horas del día.

— ¿Quién le dió la  orden de quitarnos los teléfonos?

— Son órdenes del patrón porque pueden rastrear las llamadas y encontrarnos fácilmente. Señora Zafiro, nosotros solo queremos su bienestar. Le pido que tenga paciencia y nos colabore, dejándonos hacer nuestro trabajo.

El hombre salió de la casa sin contestar más preguntas.

Al amanecer el Diablo, en compañía de Gato, fueron a sepultar a Gitana, bajo un fuerte esquema de seguridad. La ceremonia fue muy corta por el peligro que representa a ambos estar expuestos era muy grande. Una vez el féretro fue depositado en la tierra, Diablo le tiró una rosa blanca mientras decía estás palabras:

— Ya no estarás más conmigo pero en mi corazón…  vivirás por siempre. Tu sangre no se derramó en vano… Ahora vas a reencontrarte con Amalia y  Santana. Tú fuiste mi segunda madre… y no voy a descansar hasta que el culpable…  pague por tu muerte ¡Descansa en paz Gitana!

El Diablo estaba sumamente afectado y Gato lo abrazó fuerte como nunca lo había hecho en todo el tiempo que llevaba trabajando bajo sus órdenes.

— Señor créame que entiendo su dolor, yo apreciaba mucho a Gitana pero ahora no puede flaquear, concentre su dolor en destruir el asesino antes que él acabe con nosotros.

— Tienes razón Gato, está noche empieza mi venganza. "Ojo por ojo y diente por diente".

— Vamos señor debemos salir de este lugar, nos exponemos mucho. Además tengo que ir a recoger a los hombres para ir al bar.

— Gato tráeme a ese maldito desgraciado y te juro que una vez termine esto tu recompensa va ser muy grande.

— Cuente conmigo señor. Esta misma noche le voy a traer a Martín Reinosa, ese tipo no tiene ni idea con quién se metió.

— No alcanzas a imaginar lo que le estoy preparando.

Ambos subieron a sus respectivos automóviles bastante pensativos pero con un aire de triunfo que los hacía sentir cada vez más fuertes.

Al caer la noche el bar " El suspiro" se encontraba a reventar, los hombres acudieron masivamente ante el anuncio de la subasta de la virginidad de una chica, Martín Reinosa llegó cuando el reloj marcaba las 10:00pm, justo en el momento de empezar. La subastadora fijó un monto de dinero y cada vez que un cliente ofrecía él duplica la cantidad sin ningún problema, muy pronto los otros hombres se quedaron callados mientras él sonreía irónicamente al sentirse victorioso ya que la subastadora lo dió por ganador. Martin Reinosa se encontraba ansioso de disfrutar de su premio dió órdenes a sus hombres de esperarlo en el bar y no interrumpirlo por ningún motivo, fue conducido por uno de los empleados a una habitación donde estaba una chica muy hermosa. El sin más preámbulo entró a la habitación y se aflojó el pantalón, se quitó la chaqueta y los zapatos mientras la joven lo observaba sin pronunciar palabra alguna. La chica llevaba puesto un diminuto y sensual vestido, su rostro estaba maquillado y se encontraba sentada en el borde de la cama con sus manos detrás del cuerpo.

— Nena no sabes lo bien que la vamos a pasar. Te voy hacer mujer de verdad. Espera que te toque y jamás olvidarás que se siente tener a Martin Reinosa en tu cuerpo.

Ella no contestó nada y él se acercó deslizando su mano por las piernas hasta llegar a su ropa interior mientras la chica no se movía ni un centímetro. Martín Reinosa estaba excitado al sentir la suavidad de su entrepierna y llevó sus manos al vestido que rasgó bruscamente dejando al descubierto unos pechos grandes y firmes que llevó a su boca mientras no paraba de tocarla de una forma desagradable. La chica aparentemente agusto ante las sucias caricias de hombre pero sin moverse del lugar, le pidió que se quitará la ropa mientras ella abría sus piernas acostándose en la cama e invitándolo a tomarla. Martín Reinosa accedió sin ningún problema despojándose también de la pistola que llevaba en el cinturón de su pantalón dejando tan solo su bóxer se acercó a ella, en busca de las hermosas piernas de la chica y dispuesto  a disfrutar de su premio pero en ese momento sintió el frío de un metal sobre su cuello y una voz que le decía.

— Martín Reinosa, levántese muy despacio y no trate de hacer ni un movimiento brusco porque es hombre muerto —  dijo Gato mientras apuntaba justo a su cabeza.

— MALDITOS HIJOS DE #### ¡ERA UNA TRAMPA! — contestó Martín Reinosa.

— ¡Guarde silencio  Martín Reinosa! y tu chica vístete, toma tu dinero, recuerda que esto nunca pasó y sal por la puerta de atrás sin levantar sospecha. Mis hombres te van acompañar para que tomes un taxi — ordenó Gato.

En cuestión de segundos la habitación estaba llena de los hombres de Gato quien ingresaron cuando la chica les abrió la puerta, tal como lo habían acordado en el momento que planearon la forma como iban atrapar a Martín Reinosa sin levantar sospecha alguna.




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