El Diablo también llora

Capítulo 33

Rogelio López llamó a Karina que hacía unos días estaba fuera de la ciudad cumpliendo algunos compromisos.

— ¡Hola preciosa! 

— Don Rogelio, ¿a qué debo su grata llamada?

— Necesito que me organices un fiesta con chicas lindas.

— Le tengo unas preciosiosuras que sé le va a encantar. No más diga cuando y dónde.

— En la casa del campo este fin de semana, tengo unos socios como invitados y son de los más perversos.

— No se preocupe señor, yo me encargo de todo.

— Ya sabes Karina, mucho licor, mercancía de las más fina, una buena banda, mujeres sensuales disponibles para todo… también quiero un show tuyo.

— Sabes que no acostumbro a trabajar pero para ti lo mejor de lo mejor.

Rogelio López se despidió de Karina y empezó a marcar a Martín Reinosa, quien para ese momento ya debía haberse deleitado con la chica y estar disponible pero el teléfono sonaba apagado. Probablemente la noche se había puesto más interesante de lo imaginado.

El Diablo en compañía de sus empleados de confianza esperaban que los tres hombres que Gato había contratado le dieran una lección a Martin Reinosa, quien le encanta tomar las jovencitas por la fuerza para violarlas, golpearlas  y traerlas como basura. Muchas de ellas se habían suicidado como la hermana de Gato y otras no se atrevían a denunciarlo por temor. 

— Creo que ese mal nacido nunca va olvidar el recuerdo de este día y el haber violado a mi hermana — afirmó Gato.

Lo dudo, de hecho creo que no va a querer saber nunca más de sexo — agregó el Diablo.

De ese hombre se puede esperar cualquier cosa, insisto en meterle un balazo en medio de la frente — intervino Walter.

Mientras se ponían de acuerdo el teléfono del Diablo empezó a sonar.

— Ex General Martínez, ¡un gusto saludarlo! 

— Te equivocas Diablo, me puedes volver a llamar General porque acaban de volver restituirme en mi puesto.

— Excelente noticia.

— Diablo, ¿Qué estás haciendo? Quiero retomar nuestro trato.

— Creo que no le va gustar mucho cuando se entere.

— Explícame.

— En este momento tengo a Martín Reinosa en mi poder. Le estamos dando un poco de cariño.

— ¡DIABLO! No te atrevas asesinar ese hombre, ¡lo necesito vivo!

— Pierda cuidado General, lo va a tener vivo pero a cambio necesito sus hombres.

— Sabes que aunque quisiera no puedo hacer eso. 

— Voy por Rogelio López, lo quiero vivo o muerto.

— Nunca creí decir esto pero cuenta con mi ayuda. Solo te advierto que una vez que tenga ese hombre en mi poder nuestra alianza se acaba.

— Lo sé General, pero no olvide que usted me debe muchos favores que aún no he cobrado. 

— Voy a empezar a pagarte Diablo. Dame la dirección para hacer el operativo de captura de Martín Reinosa.

— Ya se la envió. Solo necesito salir con mis hombres sin dejar rastro.

El Diablo colgó el teléfono con una sonrisa de satisfacción en su cara, de hecho el deseaba que Martin Reinosa pagara por todos sus delitos y no es un secreto que los hombres condenados por violación a jovencitas y niños no eran muy bien recibidos en la cárcel.

— Vamos a cambiar un poco lo planeado. Martín Reinosa, claramente no es mi objetivo pero era una deuda personal — dijo el Diablo.

El General, ¿no es un corrupto? — preguntó Walter.

— No, el General Gutiérrez está de mi parte y necesito su ayuda — contestó el Diablo.

Saquen los hombres del lugar, no dejen pista alguna que nos comprometa. En cuanto a Martin Reinosa, la prensa dirá que fue capturado por la policía mientras disfrutaba de una orgía en compañía de tres hombres.

En cuestión de minutos el Diablo, Walter y su esquema de seguridad estaban en los automóviles, mientras Gato fue a la bodega donde se encontraba Martín Reinosa totalmente inconsciente, en compañía de los tres hombres. Después de verificar que estuviera vivo les dió una considerable suma de dinero por el trabajo encargado, les entregó licor y drogas. Les ordenó adecuar el lugar para hacer creer que se trataba de un encuentro sexual que se había salido de control.

— ¿Tienen el vídeo y las fotografías que les pedí? — preguntó Gato.

Por supuesto que sí señor — contestó uno de los hombres mientras entregaba un chip.

— Sobra mencionar que ni una sola palabra acerca del Diablo a la policía, para los medios de comunicación lo que ocurrió aquí fue una orgía que se salió un poco de control — dijo Gato en tono de advertencia antes de abandonar la bodega.

No se preocupe señor, con esta cantidad de dinero ninguno vamos hablar — contestó uno de los hombres.

Gato salió de prisa sin levantar sospecha hasta llegar al automóvil del Diablo, que se encontraba parqueado en un costado de la calle, a pesar de ser eso del mediodía la avenida se encontraba solitaria porque aparte de ser un lugar muy alejado también era lo suficientemente peligroso para alguien querer deambular sin rumbo fijo.

— Gato, ¿por qué demonios te demoraste tanto? Estaba a punto de enviar a Walter a buscarte. Tenía los nervios de punta. Jajaja — dijo el Diablo en un tono burlesco.

No— Discúlpeme señor pero no le encuentro el chiste — contestó Gato.

— Es que a pesar de llevar tanto tiempo trabajando para mí. No imaginaba el tipo de amigos que tienes.

— No son mis amigos, de hecho trabajan para Karina.

— ¿Qué? ¿Está loco? Karina es la amante de  Rogelio López.

— El detalle es que ella no tiene la menor idea de quién los contrató. Solo hablé de una fiesta privada.

— Gato eres más perverso de lo que imagino. ¿Tienes vídeos y fotografías?

— Sí señor, gusta verlo. Jajaja.

— No. Entrégalo a Walter, él sabe muy bien lo que tiene que hacer. Vámonos de este lugar, la policía no tarda en llegar.




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