El Diablo también llora

Capítulo 34

En la casa del Diablo, Walter tomó el chip y descargó el vídeo y la fotografías que le tomaron a Martin Reinosa, en una situación bastante comprometedora en compañía de los tres hombres de la bodega; después de editarlo de lo llevó a la oficina del Diablo, para seguir instrucciones.

— Patrón, aquí tiene el vídeo.

— Ya está listo.

— Sí patrón. Lo suficientemente asqueroso.

— Jajajaja. ¿Qué esperabas? Gato también lo hizo por Rubí, ella contó con más suerte que su hermana.

— No sabía que tuviera una hermana.

— Al igual que todos nosotros tuvo una familia que esos malditos asesinos destrozaron. Martín Reinosa abuso de la hermana de Gato por una deuda que le debía el padre de ellos, la chica no lo soporto y se suicidó. La madre murió poco tiempo después y al padre desapareció.

— Todos tenemos historias muy fuertes que contar.

— Walter, ninguno de nosotros escogió ser asesinos, la vida y la ley de supervivencia nos a obligado. Aunque no lo creas siempre he anhelo una vida tranquila.

— Lo sé patrón, en sus ojos se ve más dolor y deseo de venganza que la misma ambición de poder.

— Así es Walter. Toma ese vídeo y envíalo a Rogelio López, de la misma forma que nos envió la muerte de Santana, escríbele " diente por diente y ojo por ojo". El próximo objetivo es él.

— Como usted ordene patrón.

Rogelio López se encontraba en su casa bastante molesto, desde la noche anterior había perdido comunicación con Martín Reinosa, quien no le contestaba el teléfono. 

— ¿Qué sabes de Martín Reinosa? — preguntó de malhumor Rogelio López.

No sabemos nada Patrón.

— Quiero que vallas en compañía de mis hombres a ese maldito bar "El suspiro", levanten cada ladrillo si es necesario y me traigan a ese imbécil.

— Don Martín nos pidió que no lo interrumpieramos por eso no hemos tenido el valor de buscarlo.

— Escucha muy bien pedazo de idiota, el patrón aquí soy yo, mis órdenes no se discuten, se cumplen a menos que quieras que coloque una bala en tu cabeza.

— ¡Discúlpeme señor! Voy de inmediato por Martin Reinosa.

Los hombres de Martín Reinosa, salieron en compañía de los de Rogelio López, en busca de su patrón que llevaba un día de desaparecido sin dar señales de vida. 

Mientras Rogelio López tomaba una copa de whisky en el estudio de la casa, su teléfono móvil recibió unos mensajes que el abrió con desgano y poco interés por tratarse de un número desconocido pero al abrir el contenido escupió el whisky al parque lanzó unas palabras ofensivas en contra del Diablo y sus secuaces.

— ¡MALNACIDOS HIJOS DE LA #### MADRE!

Pedazo de idiota, como demonios fue a caer en una trampa por culpa de una perra. 

Rogelio López marcó con rapidez el teléfono y les ordenó a sus hombres ir al bar "El suspiro" pero no a buscar a Martín Reinosa sino al dueño, a la subastadora y a la chica. Tomó un trago doble de Whisky tratando de olvidar las imágenes que le producían náuseas, mientras su ira incrementa hasta el punto de romper la botella en pedazos. 

Sacó de su cajón una pistola especial, la misma que usó para asesinar a Santana, prendió un cigarro que acabó rápidamente tratando de controlar su ira y para sorpresa de él llegó Karina.

— Cariño ¿qué te ocurre? ¿Por qué esa cara de enojo?— preguntó Karina.

— Karina te advierto que no estoy para comentarios. No es un buen momento — contestó Rogelio López.

— Puedes decirme ¿qué demonios te ocurre?

— No nombres esa palabra... no la soporto.

— Ahora ¿qué hizo el Diablo?

— Velo tú misma — Rogelio López entregó su teléfono a Karina.

— ¡Qué asquerosidad! Jamás me ha agradado Martín Reinosa… espera estos chicos trabajan para mí.

— ¡Qué cosa has dicho! ¿Tienes que ver con este maldito vídeo? dijo Rogelio López mientras apuntaba con su arma a la mujer.

No tengo que ver pero si trabajan para mí, alguien los debió contratar. Espera… cariño… 

mira la televisión.

Ambos observaron la última noticia que se reportaba en todos los canales nacionales:

"Capturado Martín Reinosa, el jefe de seguridad del narcotraficante Rogelio López, tras encontrarse en una fiesta privada en una bodega abandonada". Según el reporte que entregó el General Gutiérrez, los gustos del hombre eran bastante particulares y se dice que participaba en una orgía gay que se salió de control por el abuso del licor y drogas.

— Ves de lo que hablo, todo esto es obra de ese ¡MALNACIDO DEL DIABLO!

— No tengo la menor idea que le hiciste al Diablo pero tiene que ser algo muy fuerte, para que se arriesgue a tanto desafiandote de esta manera.

   




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