El Diablo también llora

CAPITULO 42

Zafiro y Rubí vieron acercar una camioneta a toda velocidad, ella sintió que el final se acercaba sin ningún remedio, su corazón se aceleró con una intensidad incontrolable mientras recordaba que después de la muerte de Gitana el Diablo la había abandonado a su suerte en esta maldita isla que ahora quizás sería su propia tumba. Ambas se escondieron tras un montón de escombro que se encontraban en la vieja cabaña, mientras el Diablo y Walter descendieron lentamente de la camioneta con sus armas preparadas por si se trataba de una trampa. El silencio se apoderó del lugar hostil bajo el calor abrazador del medio día sofocaba a los hombres quienes no estaba acostumbrados a una vida diurna y llevaba varios días sin dormir y comer bien.

Los ojos de Zafiro se llenaron de lágrimas que brotaron sin control tras la visión quizás irreal de su amado qué debía venir a rescatar, sin importar nada corrió hacia la puerta y se tiró hacia los brazos del Diablo, él la abrazo tan fuerte que ella se quejó aferrándose más sin importar nada. Walter hizo lo mismo con rubí, la chica desprotegida que él de salvó del desgraciado de Martín Reinosa. Transcurrieron unos minutos en total silencio hasta que las miradas de el Diablo y Zafiro se cruzaron dejando al descubierto un hombre real que amaba como a nadie en el mundo a esta chica.

— Te amo más que a mi propia vida, eres lo más importante que tengo y el solo pensar que puedo perderte me produce una sensación de dolor infinito — dijo el Diablo con lágrimas en los ojos.

— Pensé que me habías abandonado en este lugar — replicó Zafiro.

— Solo trato de protegerte pero tú no colaboras, eres muy obstinada mi amor — repuso el Diablo.

—  Tenía miedo, no sé en quien confiar— le reprochó zafiro.

Aún no habían terminado de hablar cuando el sonido de unas camionetas los pusieron sobre aviso, algo andaba mal en este lugar y era evidente que tenían compañía no agradable. El Diablo sacó una arma y se entregó a Zafiro mientras le indicaba que tratara de esconderse, pasara lo que pasara no debía intervenir a menos que su vida se encontrara en riesgo, de ser así debía usar el arma y disparar certeramente al oponente sin ningún temor. Ella aceptó las indicaciones sin oponer objeción, empuñó el arma con fuerza y fué en busca de Rubí para tratar de ponerse a salvó. El Diablo y Walter cruzaron sus miradas y buscando un lugar estratégico en la cabaña tomando posiciones, el oponente era más numeroso y aunque la batalla pareciera perdida no se iban a rendir sin oponer resistencia. Walter alcanzó a enviar un mensaje a Gato:

"ESE MALDITO NOS ENCONTRÓ EN LA CABAÑA."

Gato había obligado al General Gutiérrez a llevarle con el personal del operativo, hecho que lo molestó mucho pero no podía impedirlo por qué en éste momento su carrera profesional tendía del borde de un hilo, este operativo representaba una condecoración y el ser reconocido como el General que desmanteló el cartel más importante del país ó el final de su carrera profesional. Sin duda estaba nervioso porque también había prometido ayudarle al Diablo, a sabiendas que él era buscado y tenía un pasado delincuencial lo suficientemente importante como para ser condenado por muchos años, apesar de esto el Diablo le había proporcionado mucha ayuda a lo largo de su carrera y lo consideraba casi un amigo.

Gato lanzó un maldición a aire, su rostro se conmocionó con preocupación y aún sin saber que hacer dijo a General:

— Ese hijo de &€##@, emboscó al Diablo en una cabaña de la isla, si no se apuran lo va aniquilar y ese no era el trato General... Sí el Diablo muere yo me voy a encargar que todo este teatro se venga al piso y va ser el fin de su carrera profesional o quizás primero decido ponerle una bala en medio de la frente.

El General Gutiérrez se enojó ante la advertencia de Gato pero guardó compostura, no era el momento mas adecuado para emprender una disputa y menos frente a sus hombres de confianza, así que dió nuevas indicaciones, había llegado el momento de atacar y no había marcha atrás.

Rogelio López, rodeó la cabaña tomando posiciones para emboscar a su enemigo, una sonrisa de victoria se dibuja en su rostro. Ya imaginaba la forma como iba a tortura y humillar a la zorra enfrente del Diablo.

— ¡ENTRÉGATE DIABLO! ¡ESTÁS RODEADO! QUIZÁS PERDONE A ZAFIRO SI TE RINDES — gritó fuerte Rogelio.

Diablo guardó silencio  no le interesaba en absoluto las propuestas absurdas de su enemigo que conocía bastante bien como para saber que eran un engaño.

Rogelio dió órdenes a su hombres y se desató una balacera que el Diablo y Walter contrarestaban con dificultad, atrincherados en la pequeña cabaña que en cuestión de minutos pasaba hacer una ruina más. Las chicas tendidas en el suelo trataban de protegerse bajo unos escombros, mientras rezaban cada una de las pocas oraciones que sabían.

Los hombres se acercaban más y más entre el fuego cruzado y aunque ambos lograron impactar en el blanco, ya estaban casi sin balas en sus pistolas, el enemigo les ganaba en superioridad. Un quejido fuerte alertó al Diablo, Rogelio López impactó varias veces el cuerpo de Walter que cayó tendido en el suelo y Rubí escapó en busca de él, con el corazón desgarrado por el dolor no midió su imprudencia y quedó en medio de las balas que se undieron en su pecho hasta hacerle caer bañada por la sangre. El Diablo la observó con dolor, recostado en una diminuta columna mientras evocaba el recuerdo de la sangre de su madre tendida por el suelo. 




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