El Diablo también llora

CAPÍTULO 44

Zafiro sintió un vacío que le revolcó el estómago, su corazón empezó a latir más fuerte y la felicidad se mezcló con la ira contenida que había guardado por dos años condenada al infierno. Su mente era un mar de preguntas sin respuestas claras y ahora ver vivo al hombre que tanto había amado después de creerle muerto la confundía más, sentía que la cabeza le iba a explotar mientras regresaban a su mente recuerdos fragmentados del pasado con imágenes confusas. Ella se agarró la cabeza con las dos manos y empezó a llorar sin control, ante la sorpresa de Cristian quien le veía con tristeza, realmente Zafiro estaba mal y el General no le había mentido como él en algún momento lo imaginó. 

— ¡Señor! Recuerde que no debe llamar la atención y me temo que es exactamente lo que usted está haciendo — dijo el hombre de cabello claro y lentes de sol.

— ¡Solo necesito unos minutos más! — contestó Cristian mientras se acercaba a Zafiro.

Ella lo continúa viendo aterrada como si se tratara de su peor pesadilla.

— No…  te atrevas… a tocarme — pronunció Zafiro con la voz entrecortada.

¡Zafiro cálmate! Sería incapaz de hacerte daño. No imaginas cuanto te he extrañado  todo este tiempo, ni lo que esperado este momento.

— Llevo dos años… creyendo que estabas muerto y ahora apareces así de la nada.

— Eres una historia muy larga.

— ¡Señor! El tiempo se a acabado. Tenemos que irnos. ¡Acompañemos por favor! — volvió a intervenir el hombre de cabello claro y lentes de sol.

Me tengo que ir… Zafiro yo nunca te abandoné… te amo como a nadie más lo he hecho en este mundo ¡Nunca lo olvides!

Antes de que ella pudiera responder Cristian abordó el automóvil en compañía de Ranger y el hombre desconocido, los observó con tristeza mientras el automóvil desaparecía a toda velocidad abriéndose paso por las calles con rumbo desconocido. No sabía si se trataba de una ilusión producto de su imaginación o realmente lo que había pasado era cierto ¡Cristian estaba vivo! ¡No había muerto! ¿La había abandonado todo este tiempo en la clínica sin importarle su suerte? Él no era así, algo no andaba del todo bien y ella estaría dispuesta a llegar hasta el fondo de esta situación. Se sentó en una banca deteriorada por el pasar del tiempo, mientras el viento de la mañana soplaba alborotando su cabello. Zafiro necesitaba asimilar la realidad sin volver a caer en el estado que la llevó a la clínica, necesitaba respuestas y el General Gutiérrez sin duda las debía tener, así que se levantó con la intención de ir a pedir una cita con el General y confrontar sus dudas.

El General era un hombre muy ocupado, rara vez recibía a una persona sin cargo o distinción en su oficina, una vez fue informado del nombre de la chica que lo solicitaba aceptó sin dudarlo. La oficina del Gerente era un recinto perfecto, los muebles se mantenían impecables y la elegancia resaltaba en el lugar a pesar que siempre se mantenía lleno de papeles, carpetas y muchos dispositivos electrónicos perfectamente organizados por orden alfabético en los estantes, también tenía una pequeña biblioteca con muchos tomos y colecciones de libros que a la vista parecía que nunca nadie los había leído y estaban más por decoración que para su uso. 

— ¡Buenos días Señor General!  Disculpe que lo busque en su oficina, pero realmente necesitaba hablar con usted — dijo Zafiro al entrar mientras el General la observaba detenidamente.

Entra chica y toma a siento, olvidemos los formalismos. Me gustaría que fueras concreta porque carezco de tiempo — respondió el General quien seguía viendo la pantalla de su portátil.

— Esta mañana estaba en el parque haciendo mi rutina según indicaciones médicas, apareció… el Diablo … y usted me dijo que había muerto. Le exijo una explicación.

El General palideció y se ahogó en un ataque repentino de tos que tuvo que calmar con un vaso con agua que le había dejado en su escritorio.

— ¡Eso no puede cierto! ¡Mientes! El Diablo fue asesinado por Rogelio López hace dos años. Todo lo que acabas de decirme es producto de tus alucinaciones, aún no estás del todo recuperada y creo que es conveniente volver a internar en la clínica — contestó el General bastante molesto.

Señor no estoy loca ¡Está vivo! ¡Cristian García está vivo! Lo ví está mañana, estoy totalmente segura que se trataba de él.

— Entiendo que tú mente te juegue una mala pasada, pero no acepto que vengas a mi oficina hacerme perder el tiempo niña, debes ir a tu psiquiatra.

— Le he dicho que está vivo.

— ¡Basta Zafiro! Si vuelves a repetir esa locura te voy a mandar a internar nuevamente en la clínica y para que estés más segura de lo que digo, ven acompañarme.

El General se levantó de su silla y salió de la oficina en compañía de Zafiro y unos cuantos hombres de su esquema de seguridad que siempre lo acompañaban a todo lugar. Abordaron los automóviles en el parqueadero y marcharon a toda prisa según las indicaciones del General. Zafiro sintió temor porque sabía que algo no andaba bien, observó la cara del General que se veía molesto y preocupado a la misma vez, quizás él desconocía la realidad y no quería aceptar porque no le convenía un Cristian vivo. De pronto los automóviles se detuvieron justo en frente de un cementerio, los hombres del esquema de seguridad descendieron lentamente y una vez verificaron el área, el General bajó en compañía de Zafiro que lo observaba detenidamente sin entender nada de lo que estaba ocurriendo. Ingresaron al cementerio que era bastante grande, adornado con hermosos jardines que tenían flores de todos los colores. Continuaron caminando hasta llegar a una tumba donde se detuvieron y Zafiro sintió una punzada en su pecho al leer su inscripción: Cristian García "El Diablo" tomó una bocanada de aire porque sentía que se le dificultaba respirar, era cierto el General no le estaba mintiendo o por lo menos eso creía él.




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