Después de desmayarme en la cafetería desperté en mi apartamento volví a contactar con mi padre que efec me confirmó que Ana estaba muerta, según entendí se había ahogado, Ana que a sus 23 años jamás había aprendido a nadar
Esa misma tarde preparé mis cosas y en la noche cogí un vuelo de vuelta a casa, realmente todavía no me creo que Ana ya no esté teníamos nuestras diferencias pero era mi hermana mayor y a pesar de todo la quieto mucho
Cuando llegué a la puerta de la casa tenía la esperanza de que al tocar el timbre de la puerta apareciera Ana con su característica sonrisa aunque en realidad ella jamás sonreía, simplemente fruncia un poco los labios
Como una especia de mueca de desagrado después se hacía a un lado para que pudieras pasar, ahora que lo recuerdo no la gustaba mucho el contacto físico y siempre lo evitaba a toda costa.
Llamé a la puerta pero quien la abrió fue mi tía Margaret la hermana de mi papá, tenía los ojos hinchados y la cara muy triste
Entre a la casa sin decir nada no quería llorar no me lo había permitido porque todavía no asimilaba que Ana ya no estaba, mis dos hermanos Juan y Alex estaban en la cocina tristes y en un silencio incómodo, esta casa siempre me pareció triste pero ahora me lo parecía aún más
Era como si la casa también estuviera llorando, como si fuera consciente de la pérdida y también la echara de menos
Mi papá estaba en el recibidor en silencio con la cabeza baja hasta que mi tía se acercó a él y le susurro algo al oído, después de eso mi papá levanto su rostro y nuestras miradas se juntaron, jamás había visto llorar a mi padre se me hacía raro
Nos abrazamos pero el abrazo se sintió vacío, subí a mi cuarto no quería hablar con nadie al llegar al pasillo me quede paralizada mirando la puerta de Ana, no puedo creer que ella no esté al otro lado de esa puerta perdida en uno de sus libros que tanto amaba.
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Editado: 18.05.2025