Capítulo 8

ANA

Hay días en los que me siento muy mal, estoy enfadada con migo misma, no entiendo como puedo ser así de inútil sin talento alguno, mi cara carece de alguna belleza extraudinaria

No tengo ningún tipo de don especial, siempre me pregunto ¿qué es lo que me hace diferente al resto? Y descubro que nada, en realidad no tengo nada

Aveces me enfado con Dios, no entiendo porque permite que la gente se sienta así de vacía, porqué hace que vivamos experiencias dolorosas, lo peor es que no lo hace con todos, solo algunos sufrimos mientras otros gozan

Pero después me arrepiento y me entra mucho miedo, recuerdo muy bien las veces que mi mamá me habló del infierno, siempre que me portaba mal me decía que ahí había un lugar especial para los niños que se portaban mal.

Mi habitación antes era mi refugio, venía aquí cuando quería estar sola, cuando quería descansar de mi papel de ama de casa el cual odiaba, odio y odiare el resto de mi vida

Con el paso del tiempo he dejado de ver mi cuarto como un refugio a verlo como una prisión, una prisión llena de soledad y de muchos miedos, la mitad de las estanterías están llenas de libros que yo mis a escribí pero nunca publique.

No publique porque sabía que nadie iba a leerlos, sinceramente no sirvo para nada, solo para crear escenarios ficticios en mi imaginación, cosas que nunca pasarán.

O bueno nunca me pasarán a mi, a las personas feas, estúpidas, e inútiles no les pasan cosas increíbles.