En la actualidad.
Nuevamente, estoy frente a mi ventana. Es un nuevo día, poco más de la 9 de la mañana.
El doctor Edman, mi psicólogo, insiste en que escribir me hará mucho bien…, que, si deseo que el doctor Benson, mi psiquiatra, deje de prescribirme antidepresivos y ansiolíticos, que tantos malestares me producen, empiece por seguir sus indicaciones, así sea una tan pequeña como es escribir.
Esta mañana no estoy para nada de acuerdo. Pasé muy mala noche, los recuerdos se apoderaron de mí y me torturaron a su antojo.
Siento que es mala idea esto de escribir; quizás no deba continuar, pues, el solo hecho de recordar me lastima y sé que, si revivo todo aquello, mi pobre y débil vida esta vez no lo resistirá. Pero, por otro lado, creo que ya nada me puede causar más daño.