El diario de Damiana

Abril 18

 

Definitivamente, mis días son vanos, insulsos, insípidos, incoloros, vacíos

Por lo menos para mí lo son.

A las 6 de la mañana, llega Susana, siempre me encuentra despierta, entonces prácticamente me obliga a levantarme y me ayuda a asearme y a vestirme. A las 7 me trae el desayuno; a las 8 me inyecta y debo tomarme las pastillas. 

Una vez cumplida esta última tarea se marcha y me deja por fin tranquila. Luego tomo el diario y continúo con mi escritura hasta donde el agotamiento me lo permite. 

A las 12 me trae el almuerzo, comida que de por sí considero desagradable e insípida, nada apetecible. A la 1 de la tarde, nuevamente me inyecta y a las 2 p.m. otras dichosas pastillas, que a propósito las detesto y algunas veces me rehúso a tomar. 

Por las tardes, sobre todo antes de empezar el recuento de mi historia, solo me acostaba y tomaba una corta y superficial siesta, pero ahora, después del descanso retomo la escritura; otras veces, Susana me saca de la habitación, me da un pequeño paseo por los jardines y me deja unos minutos en el patio, tomando “supuestamente” algo de aire puro (situación que de por sí considero absurda y tediosa), pero según Harry, eso me ayuda a no sé qué funcionamiento de no sé qué cosa... en fin, últimamente los benditos paseos solo se limitan a algunos pasillos poco luminosos, ya que 'inesperadamente' me molesta un poco la luz del sol y claro, nada de estancia en el jardín. 

A veces me lleva a la sala principal, pero siempre me niego a permanecer en ese sitio y mucho menos compartir con otros pacientes, eso me desagrada y me deprime aún más. Luego regresamos a la habitación y no vuelve sino hasta las 6 de la tarde, cuando me trae la comida, que muchas veces devuelvo tal cual llega. 

Rato después viene Harry, me ayuda acostarme en la cama, se queda unos momentos haciéndome compañía, casi siempre me regaña por no comer, según él, adecuadamente, y antes de irse, si no he dejado que Susana me inyecté, él mismo me coloca la infeliz inyección.

Esa es mi 'maravillosa', 'amena' y 'divertida' agenda diaria.

Muy 'agradable', realmente 'gratificante'...

Detesto tanta monotonía, tanto tedio, tanta lasitud, tanto aburrimiento.

Lo lamentable de todo este asunto, no es mi desprecio por esta vida tan fútil, simple, fría y desabrida; lo terrible y doloroso es que no hay absolutamente nada que hacer al respecto... y lo peor es que yo nada quiero hacer al respecto... nada.

 

 



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 13.04.2024

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