Anoche al encontrarme con la luna… hablamos de ti.
Juntas recordamos tu rostro, tu sonrisa…
Y juntas lloramos tu ausencia.
En aquellos momentos… deseé tanto transportarme a ese lugar en el que te encuentras...
Sentía que tenía que verte una vez más…
Te recuerdo tanto…
Quería ir…
No me importa cómo es ese lugar… no me importa que tan desagradable puede ser...
Sé que, si estamos juntos, el lugar carecerá de importancia.
Pero no pude…
No tuve el suficiente valor para emprender aquel viaje que ya en otras ocasiones he intentado realizar.
No tuve las suficientes fuerzas para levantarme y correr hacia ti.
¡Perdóname!…
Es que…
No sé qué me pasa…
Tal vez aún conservo la esperanza de que seas tú quién regrese a mi lado…
Aún confío desesperadamente en que abandones ese sitio y me traigas de vuelta a la vida.
¡Te extraño, Daniel! ¡Te amo!
No tardes más, porque si tu tardanza se acrecienta, no podré resistirla más y seré yo quien finalmente logré nuestro reencuentro.