El diario de Damiana

Mayo 16. El socio de Víctor

 

Aquella tarde, después de la discusión con Víctor, manejaba desesperada, nerviosa, confundida. En mi mente mis pensamientos colapsaban. No podía entender qué era todo aquello, ¿Qué había pasado entre Víctor y Daniel, para qué Víctor se comportaba de esa manera tan absurda, tan irracional?

Entonces decidí ir a buscar una respuesta a mis interrogantes. Sin espera, fui donde Daniel.

Al llegar, me arrojé en sus brazos. Él me abrazó preocupado, inquieto.

¿Qué sucede, nena? -preguntó alarmado- ¿Por qué estás así?

Sequé mis lágrimas y haciendo un gran esfuerzo tratando de tranquilizarme, lo miré fijamente.

¿Qué sucede entre mi padre y tú? -pregunté sin preámbulos. Su rostro palideció por un breve instante y bajó su mirada- ¡Respóndeme, Daniel!

Fuimos socios hace algunos años -respondió evasivo- Pero ahora no tenemos ningún tipo de contacto.

¿Y...? -indagué ansiosa- ¿Qué más pasó?, acabo de discutir con mi padre; le conté que salgo contigo y se tornó violento, totalmente irracional... algo grave debió suceder entre ustedes dos... anda, dime, ¿Qué fue?

Tuvimos algunos problemas, no fuimos compatibles laboralmente... no nos poníamos de acuerdo en la toma de decisiones...

Daniel -lo enfrenté, seria- No me evadas con respuestas superficiales. La actitud de mi padre va más allá de una incompatibilidad laboral... dime por favor, ¿acaso es tan grave? -suspiró profundamente y se sentó serio, mortificado.

Siéntate aquí a mi lado -ofreció afectuoso. Tomó mis manos y las entrelazó entre las suyas- Damiana... sé que debí contarte esto hace mucho tiempo... pero temía perderte si lo sabías -respiró profundamente y comenzó- Víctor Eslodon, Jonathan Eslodon y yo, creamos hace aproximadamente tres años una sociedad... Si, conozco a tu hermano. De hecho, Jonathan y yo fuimos muy buenos amigos -palidecí desconcertada- La sociedad en su inicio fue exitosa, los negocios marchaban tal cual los planeábamos, quizás hasta mejor. Sin embargo, sucedieron una serie de eventos que la llevaron a la quiebra... todo se tornó complicado... nos acosaban los acreedores, algunos inversionistas nos demandaron, las cuentas bancarias nos fueron embargadas, en fin... fue un completo desastre... Mi relación con Víctor se tornó violenta, discutíamos frecuentemente... Tampoco Jonathan y yo atendíamos nuestras obligaciones... en mi caso, después de un fuerte altercado con tu padre, me fui a París dejando todo en sus manos, abandonando todo en un arranque de orgullo y en un completo acto de irresponsabilidad... El último contacto que tuve con Víctor fue hace algunas semanas, cuando te informé de mi viaje a París, allá concluimos y terminamos por fin nuestra problemática sociedad.

Es increíble… -musité apabullada. Así que Daniel era el escurridizo socio que Víctor llevaba varios meses persiguiendo, ese mismo socio del que nunca quiso hablarme y que en algún momento llegó a despertar mi curiosidad e interés- Y todo este tiempo me lo ocultaste -reproché molesta.

Tenía mucho miedo de perderte -tomó nuevamente mis manos entre las suyas. Me solté, descontenta- Escúchame, cuando te conocí, yo llevaba en la ciudad aproximadamente una semana. Regresé porque mi padre sufrió una fuerte recaída en su enfermedad. Vine a verlo, hacía mucho tiempo que no tenía acercamiento alguno con él y tenía que verlo… afortunadamente papá mejoró y yo ya había decidido regresar a París cuando te vi aquella tarde en ese parque… te vi tan lejana, tan distante; envuelta en un velo de gracia y encanto que se despertó en mí una emoción nueva, desconocida hasta entonces… luego te vi en la playa… tan distinta, tan alegre, tan llena de luz… que me confundiste… me cautivaste de una forma extraordinaria… entonces ya no pude irme… no pude -acarició dulcemente mi mejilla- Nena, iba a ese parque todos los días para ver si podía encontrarte nuevamente, hasta que un día así fue. Luego cuando te llevé a tu casa, me enfrenté con una realidad irónica y absurdamente cruel. Entonces pensé que si te trataba de esa forma tan tosca y desagradable podría sacarte por completo de mi vida -bajó la cabeza, abatido- Sabía que no debía tener proximidad alguna contigo... hasta ya tenía planeado regresarme definitivamente a París y olvidarme de todo este asunto… pero, el destino ya tenía trazados sus propios planes y te puso nuevamente en mi camino y ya no quise luchar más...

No debiste callar -recriminé contrariada- Debiste decirme todo esto desde un principio

Te amo, Damiana y en verdad lo siento. Nunca te he mentido con respecto a mis sentimientos, realmente te amo; más de lo que yo mismo me llegué a imaginar -me abrazó fuerte contra su pecho. Mi corazón latía confundido, mis pensamientos chocaban desorientados.

No sé qué pensar de todo esto, Daniel -confesé desamparada- Yo amo a mi padre, siento por él un amor inmenso, un amor que va mucho más allá de cualquier persona o cosa… sé que pocas veces lo veo, pero ese breve instante que comparto con él es invaluable. Además, nunca lo he desobedecido. Siempre he hecho lo que me ha ordenado.

Por favor, perdóname -pidió ansioso, temeroso- No te alejes de mí. No podría soportarlo.

Daniel… no puedo… no puedo alejarme de ti -una lágrima recorrió mi rostro. Me abrazó fuerte, muy fuerte, con sus ojos cerrados y humedecidos.

Te prometo que voy a solucionar todo esto, ¿está bien? -asentí conmovida- Te amo, nena -susurró buscando mis labios- Te amo-unimos nuestros labios en un suave y largo beso. En un beso que era más una promesa, un juramento, una certificación.

 



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 13.04.2024

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