La promesa de Karla

En los días siguientes me dediqué a organizar nuevamente mi vida. Daniel y yo tomamos la decisión de vivir juntos, consideramos que no había razón para esperar hasta la boda para hacerlo y así lo hicimos. Desde muy temprano yo iba a la escuela retomando así mi rutina escolar y por las tardes me ponía al día con todas las clases perdidas. Con Daniel nos veíamos para almorzar y luego por la tarde cuando él regresaba a casa después de trabajar en su oficina.

Una noche fuimos a casa de papá Ricardo y Adreyna. Cenamos y les dimos a ambos la noticia de la boda y de la espera del bebé. La noticia para ellos fue motivo de gozo. Papá Ricardo realmente estaba emocionado, la sola idea de ser abuelo lo llenaba de una dicha inmensa y Adreyna desde entonces se dedicaba en sus ratos libres a tejer mantas, piyamas, gorros, frazadas, en fin, a preparar desde ya, la canasta del bebé y toda su lencería.

Nana Letty me empacó la ropa que había dejado en la casa y Jonathan me la trajo al apartamento. Él respetó desde un principio mi decisión de vivir con Daniel, aunque no sin antes confirmar por él mismo que yo realmente había tomado la decisión correcta. Aunque al principio, más por capricho que por razón, me mostré intransigente ante la idea de escucharlos, a él y a Jessica, terminé cediendo y una tarde que fueron a visitarme, los escuché por fin.

- Todo empezó la noche de la fiesta en la playa -narraba Jonathan- Esa noche, Karla y yo tuvimos una discusión muy fuerte, ¿la recuerdas?

- Si -contesté atenta al relato- Recuerdo muy bien sus histéricos gritos, tanto que fue ese el motivo por el cual terminó aquella reunión. El escándalo que armó Karla ahuyentó a todos los asistentes. Estaba excedida, descontrolada. Recuerdo también que se fue sin dejar que ninguno de nosotros la acompañara.

- Esa noche me molesté mucho al ver a Karla en ese estado -siguió Jessica- Al verla marcharse así enojada, furiosa, completamente fuera de sí, responsabilicé a Jonathan. Yo creía ciegamente lo que Karla me decía. Yo realmente creía que Jonathan la hacía sufrir por gusto, sin consideración; por eso fui a donde él y le reclamé crudamente su comportamiento. Él estaba furioso, disgustado y discutimos fuertemente.

- La discusión con Karla me había dejado muy alterado -continuó Jonathan- Cuando llegó Jessica a reclamarme, en verdad, empeoró la situación; le dije cosas de las cuales segundos después me arrepentí y por eso me acerqué a ella y me disculpé sinceramente.

- Fue cuando empezó todo -precisó Jessica.

- No sé en realidad que sucedió esa noche, pero cuando todos se fueron y solo quedamos los dos en la playa, descubrí en Jessica a otra persona -declaró, mirándola enamorado- Nos sentamos ya más calmados y hablamos. Aunque al principio el tema principal era Karla, pronto pasó a un segundo plano.

- Inesperadamente nos dimos cuenta que teníamos cosas en común. Por mí parte, me di cuenta que Jonathan no era "tan cretino" como yo creía -bromeó divertida.

- ¿Tan cretino? -reclamó Jon, sonriendo- Esa noche Jessica me sorprendió gratamente al demostrarme que no era "tan fastidiosa" como yo creía.

- ¿Tan fastidiosa? -reclamó esta vez Jessica. Todos reímos divertidos. Jonathan la cobijó en sus brazos y besó sus labios.

- Entonces nos seguimos viendo. Al principio por curiosidad, estábamos descubriéndonos, conociéndonos realmente y eso nos resultaba muy agradable y al mismo tiempo excitante.

- Nos agradaba estar juntos. Notamos enseguida que aquella repentina amistad era solo el comienzo de algo mucho más grande y hermoso; algo que nunca siquiera imaginamos que pudiese existir entre nosotros. Pocos días después, mientras veíamos una película en el apartamento, casi sin darme cuenta estábamos tomados de la mano. Al percatarme, me puse muy nerviosa y mi corazón se enloqueció.

- Recuerdo perfectamente que su rostro se enrojeció totalmente -sonrió emocionado- Sutilmente soltó mis manos y bajó su rostro. Mi vida cambió completamente ante ese sencillo gesto de timidez -un brillo resplandeció en sus ojos- Entonces la tomé en mis brazos y antes de que ella pudiera reaccionar, la besé -sus ojos la miraban profundamente enamorado- En ese instante supe que la amaba y que la amaría siempre. Era la primera vez que vivía una experiencia así, tan hermosa, tan dulce, tan libre de pasiones oscuras. Ninguna de las mujeres con las que estuve antes, me hicieron sentir tan especial, tan lleno de esa ternura que me inspira Jessica. Siento por primera vez que el amor no es sinónimo de amargura, de tormento, de descontrol, ni de nada de todo aquello que experimenté anteriormente. Sino por el contrario, es infinitamente dulce, colmado tanto de pasión como de ternura. Ella es única, maravillosa -Jessica tomó el rostro de Jon entre sus manos y besó sus labios dulcemente.

- Aunque no lo parezca, al principio no fue fácil para mí aceptar lo que estaba pasando. No era sencillo amar a Jonathan y al mismo tiempo traicionar a Karla, quien siempre ha sido muy importante para mí. No quería hacerle daño, no quería que ella sufriera por mi culpa -bajó la cabeza. Hizo una pequeña pausa y continuó- Pero lo que siento por Jonathan es... sublime, infinito, incontrolable. Nunca antes me había sentido tan plena y completa como me siento a su lado. Jonathan me ha hecho aceptar y controlar mi timidez; me hace sentir segura, amada, respetada -guardó silencio nuevamente por unos segundos- Temía tantas cosas, tantas, que por eso guardé silencio e induje a Jonathan a que lo guardara también.

- ¿Cómo se enteró Karla?

- Ella desde un principio notó que algo estaba sucediendo entre Jonathan y yo; es más, ella lo descubrió mucho antes que nosotros mismos. Pero se negaba a encararnos, a enfrentarnos. Nosotros quisimos hablar con ella, sentarnos, discutir todo aquello tan confuso y al mismo tiempo tan delicado. Pero huía, se limitaba a gritar, se negaba a resolver de alguna manera todo lo que estaba sucediendo -respiró profundamente- Para esos días, Jonathan y yo decidimos pasar un tiempo en Villa Andrés. Queríamos estar solos -desvió la mirada, ruborizada- Queríamos espacio solo para los dos.