El diario de Damiana

Junio 05. El regreso de Catiana

 

Un martes a las 9:13 de la mañana, Jessica me informó del regreso de Catiana.

Esa mañana yo estaba en casa de los Regueiro; Adreyna me enseñaba a bordar una mantilla para la bebé, cuando Jessica me comunicó que Catiana había llegado la noche anterior y según sus rápidas apreciaciones, estaba completamente cambiada.

Lo primero que hizo fue preguntarme por ti, quería verte -reseñó Jessica, preocupada- No supe qué decirle, le di dos o tres excusas tontas -contó arrepentida- Solo pude decirle que estás embarazada.

Al saberla de regreso me puse muy nerviosa, me llené de temores y un muy mal presentimiento me invadió. Creí estar preparada para cuando llegara, pero en aquellos momentos me encontraba completamente nerviosa y hasta asustada, más aun sabiendo que ella quería verme. No quería herirla, pero al mismo tiempo iba a decirle que Daniel y yo estábamos juntos, que esperábamos un bebé y que pronto nos casaríamos. Desesperadamente anhelaba que aquellas semanas de ausencia, aquellos días en tratamiento le hubiesen servido, le hubiesen ayudado a recuperarse y que esa mujer que estaba de regreso fuese la misma Catiana de tiempo atrás, la Caty de siempre.

Estaba en la sala, bordando una mantilla rosa. Al principio aprender a bordar me resultó una tarea realmente complicada. El crochet, realmente, parecía no ser lo mío. Adreyna amorosa y paciente, me enseñaba poco a poco.

Ten paciencia -me insistía afectuosa- Al principio es un poco complicado, pero ya verás -animaba mientras repetía. Yo siempre ponía mi mayor esfuerzo, mi empeño, mi esmero. Obediente seguía sus instrucciones- ¡Ves! -gritó triunfante una mañana un par de días después- Ya has logrado tu primera cadeneta.

Ese día, el día que regreso Catiana, ya dominaba perfectamente la técnica. Adreyna orgullosa y complacida tejía a mi lado una chaquetita blanca, poniendo especial detalle en las flores amarillas y rosas que adornaban su lado derecho.

Le quedará hermosa -exclamaba Adreyna, rebosada de ilusión.

Claro que si -concedí con el corazón henchido- Sobre todo porque está hecho con amor y...

Buenas tardes -escuché una voz familiar.

Eran aproximadamente las 11:30 a.m. Levanté la mirada y ahí estaba Catiana Martin, hermosa como nunca, envuelta en un aire de seguridad y aplomo realmente intimidante.

¡Catiana! -exclamé más nerviosa, que emocionada.

¡Dami! -gritó exaltada, corrió y me abrazó fuerte- Dami, te extrañé muchísimo.

Caty... -la abracé igualmente- Estás hermosísima -comenté gratamente sorprendida.

Es que ya estoy mucho mejor -informó sentándose- Tú te ves bellísima, el embarazo te hace ver realmente encantadora.

Gracias. Dentro de poco cumplo 7 meses -informé ilusionada.

Ese Daniel resultó ser un buen tipo después de todo -comentó sonriente.

Si -contesté nerviosa- Él se ha portado muy bien -guardé silencio.

Adreyna, discúlpame que no te haya saludado. Es que, con la emoción de ver a Dami, casi olvidé que estabas aquí -la abrazó efusivamente.

Si, entiendo -contestó amable- Iré a revisar algunas cosas. Las dejo para que hablen bien de sus cosas. Pero estaré cerca por si me necesitan -Adreyna me miró cautelosa y prevenida.

Gracias, Adreyna -correspondió Catiana con una gran sonrisa.

¿Cómo te fue en tu tratamiento? -pregunté interesada.

Pues... bien -exclamó indiferente- Los doctores se esmeraron mucho y quizás tuvieron éxito -sonrió divertida- Ya me siento mejor. No necesito más inyecciones desintoxicantes, ni tediosas rutinas psicológicas, ni las interminables y aburridas terapias grupales.

¿Abandonaste el tratamiento? -pregunté preocupada.

Así es -manifestó aburrida- Te repito, ya me siento bien -cambió el tema- Llegué ayer por la tarde. Inmediatamente me instalé fui a buscarte a tu casa, pero me encontré allá con esa mujer, la tal Beatriz, ¿sabías que también está embarazada? -asentí- Me dijo que ya no vivías ahí, ¿Qué pasó? -penosamente le conté todo lo sucedido con mi padre, su actitud severa y reacia hacia mi relación con Daniel y todos los demás eventos ocurridos- Así que yo tenía razón. Sabía que algo había ocurrido entre ellos dos -asentí nuevamente- Dami, tantas cosas ocurridas -lamentó abatida- Siento mucho no haber estado ahí para ti.

No, no lo lamentes -contradije comprensiva- Yo fui la que no estuve cuando más me necesitabas.

Siempre has estado conmigo, Damiana -aseguró afectuosa- Sin ti, sé que todo hubiese sido mucho más complicado. Lo que pasa es que ambas estábamos perdidas en nuestras propias angustias -la abracé conmovida.

No sé en qué momento la vida nos cambió tanto -comenté distante- Hace algunos meses todo era tan distinto.

No todo ha sido malo. Tú encontraste a Daniel y eres muy feliz -admití discreta- Yo también encontré a Andrés -bajé la mirada turbada- Sabes, Dami, a pesar de todo el descomunal esfuerzo que hice por mantenerlo dos minutos alejado de mi mente, me fue completamente imposible -sonrió enternecida- Realmente lo amo, Dami. Yo sé que tú eres la única que me entiende. Ahora lo único que realmente deseo es verlo -suspiró cautivada- Esta mañana fui a su apartamento y no lo encontré -mi corazón dio un dramático vuelco- También fui a su oficina, pero tampoco lo encontré y bueno... por la tarde regresaré para ver si tengo suerte. Quiero verlo, hacerle saber que ahora las cosas son distintas, que todo lo veo de una manera diferente. Reconozco que antes exageré un poco. No supe manejar la situación y todo se me salió de las manos -respiró profundamente- Pero ahora ya sé dominar mis emociones, he retomado el control de mi vida... Ahora voy a hacer las cosas bien, voy a empezar por demostrarle que soy una persona agradable, que puedo llegar a interesarle si él me da la oportunidad, porque sé qué...



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 13.04.2024

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