El diario de Damiana

Cuentas saldadas. Parte III

Finalmente... está mi Daniel.

Daniel fue para mí, la vida, mi primer amor, mi primera ilusión.

Él... con una sola mirada lo cambió todo a mi alrededor. Me enseñó a amar la vida, a apreciar la hermosura del mar, a deleitarme con su aroma, su esplendor. Le dio sentido a una existencia que, hasta que lo conocí, era insulsa, incolora, desabrida. Cuando lo perdí aquella noche, en ese pavoroso accidente, del cual me culpé implacablemente por tanto tiempo, perdí el deseo de vivir, de seguir adelante en una vida que no concebía sin él. Una vida que tenía sentido porque era él quien le daba sentido, quien le daba razón de ser.

No fue nada fácil aceptar que ya no estaba.

Que ya no estaría más.

Sin embargo, sé que sigue vivo en mí, sobre todo a través de Daniel Ricardo, nuestro hijo, el mejor y más hermoso de todos sus recuerdos. Un niño que en estos momentos es la razón de vivir que no tenía. La base fundamental de mi existencia.

Conservo celosamente su recuerdo en mi corazón.

Acepto su partida. Pero por eso nunca dejaré de amarlo.

Si, suena contradictorio, pues, estoy al lado de Harry, pero no lo es.

Yo a amo a Harry. Muchísimo.

Desde siempre lo he querido... pero ahora, lo amo.

Me costó aceptarlo, pero es así, lo amo. Sin dudas, sin temores, sin angustias, sin vacilaciones.

Harry es mi norte, la brújula que marca mi sendero hacia la felicidad, hacia una dicha y una paz absoluta que jamás llegué siquiera a sospechar que podía experimentar.

Él es mi todo: mi amigo, mi confidente, mi compañero, mi protector, mi aliado, mi amor.

El dueño de mis anhelos, de mis deseos; de una pasión desbordada y desenfrenada que solo he descubierto a su lado y, al mismo tiempo, la fuente de incontables instantes rebosados de ternura.

Pero... pese a todo eso, el amor que siento por Daniel sigue invulnerable en mi corazón.

Así como su recuerdo y todo lo que junto a él viví.

Harry lo sabe y lo respeta. Porque sabe que no se pueden borrar las historias, que no se pueden hacer desaparecer los sentimientos. Yo lo entendí y juntos comprendimos que toda nuestra historia fue posible gracias a todo lo que en nuestras vidas sucedió. Cada instante, cada momento, cada situación, cada paso, nos llevó a este justo momento en el que estamos, en el que nos amamos y en el que hemos decidido compartir lo que nos queda de vida juntos.

Hoy... Soy feliz.

¡En verdad lo soy!

Disfruto de todas las personas que están en mi presente y espero con paciencia el día en que me vuelva a reunir con todas aquellas que perdí. 

 



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 13.04.2024

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