El Diario De Diana

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Querido Diario:

 

Hoy Lucas me pidió disculpas por todo lo que ha hecho, pero no sé porque siento que hay algo oculto en todo eso. Yo le pregunté y solo me dijo que era verdad; que ya estaba cansado de seguir peleando conmigo porque ya no era divertido y se sentía. Pasó como veinte minutos tratando de convencerme de que lo disculpara. Yo tenía mis dudas; sin embargo, al final le dije que lo perdonaba y que le daba la oportunidad de ser amigos. Eso sí, seré cautelosa porque algo me dice que hay gato encerrado. No puedo negarte que cuando me dio la mano para hacer las pases, me dio escalofríos ya que a pesar de todo todavía me sigue gustando un poco. No obstante, he tomado mis precauciones para que él no se dé cuenta y que no me haga más daño como siempre lo hace. Lucas no tiene la menor idea de lo que siento por él y yo no tengo la menor idea de por qué siento algo por él si me ha hecho mucho daño. Por supuesto; a eso se le llama masoquismo, pero creo que poco a poco voy a olvidarlo y así no tendré un corazón roto. No me quiero hacer daño a mí misma, pero supongo que ahora será difícil si somos amigos. Si me pudieras habla, ¿qué me dirías que hiciera?

 

Te quiere tu dueña; Diana.

 

●●●●

 

Al leer más el diario de Diana; me desgarra más el corazón y cada vez me odio más por haber sido un idiota con ella. Esa chica me amaba y yo solo la usé para no perder el año y que me compraran mi guitarra. Jamás me voy a perdonar lo que le hice; fue lo más bajo que un hombre le puede hacer a una mujer. Noto que una lágrima cae en una hoja del diario; entonces me di cuenta que jamás había llorado por una mujer, pero ella había cambiado mi vida. Diana me había enseñado una gran lección que jamás iba a olvidar.

 

Ahora me encontraba en mi casa esperando a Alejandro que viniera y hablar no sé qué cosa; y prepararme para la fiesta en la noche con los chicos, ya que mis padres siempre salen de viaje el fin de semana. Pero antes de todo esto me había pasado la vergüenza más grande en la universidad.

 

⁘⁘⁘

 

Iba corriendo al estacionamiento para juntarme con los chicos a toda velocidad cuando de repente en la salida de la universidad pasé jalando a Diana tanto que caímos al suelo y todos empezaron a gritar—: ¡Uh, miren! —, Diana pegó un grito y la agarré hasta que caímos al suelo. Ella apretaba los ojos con fuerza pensando que se iba a golpear, pero traté de que ella no se golpeara y recibí el golpe porque puse mis manos en su cabeza y un brazo en su espalda. Mi respiración estaba agitada al saber que tenía a ella debajo de mí y moría por besarla en ese momento.

 

De repente abrió los ojos y me vio asustada al ver que todavía mis brazos la rodeaban. Nos vimos mutuamente y nuestras miradas se conectaron. Entonces ella reaccionó y se empezó a levantar, pero yo no quería soltarla. Ella forcejaba mientras todos me gritaban que la besara. Ante me hubieran dicho que le pegara o le hiciera una broma, pero si antes no le pegué; mucho menos lo haría ahora y tampoco deseo hacerle una broma porque ahora que la amo. Además de que nadie sabe que es Diana.

 

—¡Suéltame! —me gritó, pero yo me moría por besarla; así que hice lo que no debía hacer. Dejé que se levantara un poco y cuando estaba casi de rodillas; me levanté, le tomé el rostro con mis manos y entonces fue ahí cuando la besé. Al principio, ella me siguió el beso y pude comprobar que era ella, era mi Diana, sus besos eran igual como nos besamos la primera vez. De repente ella reaccionó y me lanzó al suelo mientras todos veían la escena sorprendidos.

 

—¡ERES UN IMBÉCIL! —gritó y me dio una bofetada. Noté entre los que estaban ahí viendo todo; se encontraba Alejandro y era obvio que me preguntaría por eso. Diana se levantó y se fue corriendo mientras yo seguía tirado y me tocaba la mejilla. La mayoría me aplaudía y otros me miraban con odio. Me halagaban algunos y otros simplemente se alejaban sin decir nada. Alejandro también se fue y yo me levanté para alcanzar a los chicos.

 

Al llegar al estacionamiento me vieron algo molestos por mi cambio repentino. Pensaban que me estaba pasando algo y sí… pasa que yo me enamoré de la mujer que ellos no tienen idea, porque yo no quiero que sigan molestando. ¡Vaya amigos que tengo!

Hablamos de lo que haríamos en la fiesta y luego me fui a casa en mi auto.

 

⁘⁘⁘

 

Estoy en mi cama tocando la maldita guitarra que me gané con engaños y pienso en ese beso que le di a Diana; me siento tan culpable, pero a la vez me pongo a pensar por qué ella me siguió el beso, si se supone que no siente nada por mí. ¿Será que todavía tengo esperanza con ella? Quizás solamente lo hizo por que la agarré sorpresivamente. Tengo que preparar algunas cosas para la fiesta y no tengo animos, pero igual mis padres se irán a las 5 de la tarde y apenas son las tres; tengo tiempo ya que la fiesta es a las 7 de la noche.

 

Escucho que suena la puerta de mi habitación con unos golpecitos.

—¿Quién es? —pregunto.

—Soy yo cariño; Alejandro te vino a visitar de nuevo, veo que ya son amigos otra vez —me dice mamá. Me levantó rápido y guardo mi guitarra.

 

—Dile que suba y venga a mi cuarto; él ya conoce, luego te contaré —le digo.

—Está bien —dice y la escucho bajar las gradas. A los minutos; Alejandro entra a mi habitación y me saluda.

 

—¿Qué tal, hermano? —me pregunta sentándose en mi cama.

—Bien; ¿Qué es lo que me querías decir? —le pregunto. Él suspira y se pone a ver un punto ciego.

 

—Primero que nada, quiero pedirte una disculpa por haberte juzgado mal —me empieza a decir y yo me senté en la silla de mi escritorio frunciendo el ceño.




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