El Diario De Diana

6

No sé qué decirle a Alejandro. ¿Y si es él que me ha estado llamando? Si es él, no se lo voy a perdonar. Alejandro seguía esperando que le confesara la verdad, pero no sabía cómo decirle todo lo que hice.

 

 —¿Y? ¿Me vas a decir la verdad, aunque ya lo sé? —me pregunta.

 —Por favor no se lo digas a nadie —le suplico. Él sonríe.

—Hermano, yo no lo diré nada a nadie; eso no es asunto mío —me dice y yo le sonrío.

 

—Gracias, pero ¿tú no eres el que habla anónimamente por teléfono? —me limito a decir.

 

—No, realmente me di cuenta cuando la besaste en el pasillo y ella parecía que le gustó y luego te rechazó... dime, ¿cómo pasó esto? Que yo sepa no la querías —me comenta.

 

 —Es una larga historia —le digo.

 —Tengo tiempo —me dice y yo trago saliva porque no quiero contarle, pero él insiste. Le digo que tengo una fiesta en la noche y tengo que preparar todo; sin embargo, me dijo que me ayudaría y que se iba a autoinvitar, pero que le contara todo Así que al final, le confieso todo lo que pasó y conforme cuento; él hace diferentes muecas y se asombra. No puede creer lo que hice. Después nos despedimos de mis padres. Alejandro me dijo que iría a su casa a traer unas cosas para la fiesta y yo me fui a mi cuarto a leer otra hoja del diario.

 

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Querido Diario:

 

No vas a creer lo que me pasó hoy... Es más, ni yo puedo creerlo. ¿Te acuerdas cuando Lucas me pidió disculpas y que fueramos amigos? Pues que él se portó muy lindo conmigo hoy. Me acompañó a casa, hizo las tareas conmigo y me invitó a su fiesta del viernes. Hizo tantas cosas bellas por mí, pero no te niego que al principio tuve mis dudas. Sin embargo, él demostró que había cambiado y hoy me hizo una gran confesión. ¡Me ha dicho que soy hermosa y que no se había dado cuenta! ¿Puedes creerlo diario? Y estaba tan cerca de mí que creí que me iba a besar.

 

Te escribe la contenta, Diana

 

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Querido Diario:

 

Te cuento que hoy tuve problemas con Clara, me empezó a insultar y de repente Lucas apareció, me defendió de ella. ¿Puedes creer que me defendió? Luego a la hora de salida el me llevó de nuevo a casa en su carro, perdón eso no te mecioné, y me preguntó si podíamos hacer las tareas juntos y le dije que iba a ver si mis padres estaban en casa, mis papás trabajban y cuando estábamos haciendo las tareas me empezó a tocar el cabello.

 

Yo lo observé algo apenada y el dijo—: Eres hermosa, ¿cómo no me había dado cuenta? ¿Sabes? No me creerás, pero me estás gustando —, y me quedé sorprendida. Yo le dije que también me gusta y sonrió. Espero que me pida que seamos novios porque realmente me encantaría.

 

Te escribe tu loca enamorada, Diana.

 

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Soy un maldito imbécil, el más grande de los idiotas que puede haber en el mundo. Si existiera unos premios para los estúpidos; yo sería el primer lugar, en llevarme la corona. Suspiro y agarro mi almohada y me doy golpes con ella. Me estoy empezando a odiar. Luego me levanté y empecé a tirar todo, no me di cuenta que tiré el diario debajo de la cama.

 

Alejandro había regresado y sabía donde guardábamos la llave de repuesto; por lo que entró sin que me diera cuenta y escuchó mis ruidos y corríó a ver qué pasaba conmigo. Me empezó a calmar y me derrumbe en el suelo recostado en la cama.

 

 —Hermano, a veces uno hace estupideces por miedo al qué dirá la gente, pero si algo he aprendido de mis padres; es no aparentar ser quien no es —me dijo. Yo lo vi confundido; no sabía qué decir al respecto, pero al parecer él había leído mi mente—. ¿Por qué crees que soy el capítan de fútbol? No fingí ser alguien más

 

 —No lo sé, supongo que sí; pero yo fui el mayor idiota —le respondí con lágrimas.

 —No hermano, yo siempre fui el mismo del que tú conociste; no necesite ser alguien para tener amigos y cumplir mi sueño de ser capitán del equipo —me comentó.

 

 —¿Estás queriéndome decir que todo lo que soy, es una mentira?  —le pregunté algo molesto.

 

 —Eso júzgalo tú mismo —me respondió y nos quedamos callados.

 

Sus palabras son ciertas, yo fingí ser alguien más para poder ser lo que soy yo ahora; un completo idiota. Miguel y Samuel son mis amigos, pero porque soy popular. Y soy popular porque soy el alma de las fiestas, de discriminar a todos los que se me atraviesan y el mujeriego más codiciado. Yo jamás fui así; recuerdo que no era ni el más popular, pero tampoco era el más despreciado. Me encontraba en una posición estable, sin embargo, yo quería ser reconocido y terminé siendo la peor persona del mundo.

 

—Hoy no habrá fiesta Alejandro, necesito estar solo; lo haré mañana —le dije y él tomó mi teléfono y empezó a mandar que no iba a ser la fiesta. Miguel y Samuel me llamaron y les dije que no me sentía bien.

 

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Hola bombón, ¿cómo estás? Me encantaría verte esta noche, me dijeron que ya no harías la fiesta. ¿Quieres que vaya a tu casa para mimarte? Besos “.

Veo el mensaje de Clara y no sé si quiero que venga, no estoy de ánimos para nada. Creo que le voy a decir que mejor otro día. Alejandro está preparándome algo para que me sienta más tranquilo. Iba a escribirle a ella cuando me entra otro mensaje…

 

Hola soy Diana, Solo te escribo para decirte que ahora estás molestando a Cindy; ya me has hecho mucho daño y no voy a tolerar una más; que ahora afectes a mi mejor amiga. Si conseguí tu número es porque Cindy me lo consiguió. Ella me contó todo. Bien, hasta aquí llego; espero puedas entender que ya no te quiero cerca de mí y no quiero que me te metas con mi amiga. Adiós”.




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