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No lo puedo resistir y en vez de hacer un escándalo corro a mi casa, no quise hablar con nadie y tomé el diario para torturarme más porque me lo merezco…

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Querido Diario:

Lucas se quedó toda la tarde conmigo; abrazado a mí y acostados en la cama.   Hubo un momento que nos quedamos callados contemplando el techo mientras él me acariciaba el cabello y luego de eso me dijo que me quería mucho y era muy importante para él. Lo vi al rostro y le dije que también le dije lo mismo. Él me sonrió y me dio un tierno beso. Luego de eso no dejó de verme y de repente empezó a decir algo que me hizo sentir tristeza por él. Nunca lo había visto tan triste y preocupado por su pasado; hasta me pidió muchas disculpas por lo que hizo conmigo y yo le conté mi pasado. La verdad es que él y yo no eramos muy diferentes. Nuestros pasados tenían algo que nos conectaba; ambos habíamos sufrido desde pequeños y me dolía tanto verlo recordar con tanto dolor. Ahora entendía por qué él se había comportado de una manera tan horrible con todos. Entonces lo abracé con todas mis fuerzas y le indiqué que ya no se sintiera mal; que yo lo perdonaba y que ya no se encontraba solo porque yo estoy con él.

Te escribe, la preocupada Diana.

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No puedo parar de llorar y me torturo leyendo cada página del diario. Parezco un tonto llorando, pero no puedo dejar de pensar en lo que me confesó Gabriela y que mi Diana estaba saliendo con ese tonto de Kevin. Ese hombre tiene fama de ser pica flor por lo que escuché; él fue novio de Elena, otra chica de la Universidad y estuvieron un mes y al siguiente, empezó a salir con otra joven. Cuando los vi juntos, no pude contener mis celos y mi rabia de saber que él podía estar jugando con ella, pero me detuve porque llevo las de perder con Diana.

De repente entra mi hermano sin permiso a mi habitación y rápidamente escondo el diario debajo de mi almohada.

—¿Qué diablos tienes ahí y por qué te estás dejando caer por una mujer? —me cuestiona Juan.

—No tengo nada, y no opines nada —le respondo.

—Tú estás actuando extraño y es mi deber como hermano ayudarte a que salgas de está situación —comenta.

—¿Y a caso tú no lo has hecho? —pregunto.

—¡Por eso estoty aquí para que no hagas lo mismo que yo! —me grita,

—Me encontré con Gabriela —suelto de golpe y él se queda callado—. Iba a buscar a Diana cuando apareció ella y está arrepentida por lo que hizo, pero también me confesó algo de Gang.

—¿Qué es lo que exactamente te dijo? —me pregunta.

—Ella se siente mal y todavía te ama… y… ¿Sabías que Diana tiene una hermana gemela? —le dije.

—Me ama —dijo sonriente ignorando lo otro, nos quedamos callados y luego dice—: Una gemela, vaya que te vieron la cara todo el cuerpo porque Diana jamás te lo comentó y yo te advertí que puede que se estén vengando y ahora supongo que te lo dijo Gabriela.

—¿Y tú le crees? —le cuestiono.

—Le creo más a ella que a esa chica rara que tanto te gusta —me responde.

De repente tocaron el timbre y le dije a Juan que yo iría porque pensaba que era Samuel, pero es muy temprano. Sin embargo, cuando abro la puerta; es Diana que entra muy molesta hacia la sala.

—¿Qué estabas haciendo con esa chica Gabriela? —habla sin verme a la cara.

 —¿Tienes algún problema con ello? —le cuestiono y ella me vio nerviosa.

—No, pero te conozco perfectamente y sé que ya estás en las andadas —le respondo.

—¿Y eso te importa? ¿A caso no estaban con Kevin? —le pregunto molesto y ella solo se rie.

—Mejor voy, para qué estar con gente traidora y loca —habla Diana.

—Igual pienso —le digo sin pensar. Ella se molesta.

—La gente como tú, ahora solo habla y no actúa; se quiere hacer la víctima —comenta Diana.

—Y la gente como tú solo quiere tapar sus sentimientos con otras cosas por despecho y se empeña en negarlo y hasta negar su nombre, ¿o me vas a decir que no eres Diana; sino Cindy? —le digo serio.

—Eso debería aplicarlo el dueño… ¿De qué hablas? ¿Quién es Cindy? —dice Diana.

—Claro que lo aplica, pero resulta que la dueña de su corazón no lo quiere aplicar porque se encuentra con poca cosa, que lo único que lograra es que le mientan cuando el dueño de su corazón está arrepentido, que la ama con toda su alma… ¿y ahora si niegas a Cindy? —no me importa decir eso. Ella se queda callada y yo no puedo resistir más; así que la beso y trata de forzar para alejarse de mí, pero logro que ella siga mi beso. Uno tan profundo en donde ella sintiera todo lo que siento y en él siento que todavía tengo esperanza con ella y luego se aleja de mí.

—¿Por qué me haces esto? —me pregunta llorando.

—Porque te amo, ¿no lo sientes en mis besos? —le respondo.

—No puedo seguir con esto… ¡No puedo! —y sale corriendo.

—¡Diana! —pero ya no la alcanzo.

Ya pasó una hora, Juan y yo pedimos una pizza; Samuel está por llegar así que lo espero mientras como. Juan me mira y me dice que quiere recuperar a Gabriela, pero le digo que va a ser muy difícil. Tocan el timbre y corro para abrirle a mi amigo.

—Hola Lucas, al fin te veo —me saluda.

—Hola hermano, pasa, si no has comido, hay pizza en la cocina —le digo. Él agradece y va, saluda a mi hermano y toma la rebanada de pizza—. ¿Qué te trae por aquí?