Querido Diario:
Estoy comenzando a enamorarme cada día más de Lucas. Él ha sido tan lindo conmigo. Nunca había sentido esto tan fuerte por alguien. Lucas me ha demostrado que me ama con todo su corazón y para ello me ha regalado tantos momentos juntos. Y lo que más amo de esos momentos, es que me de un beso y me diga te quiero tanto en mi vida; que soy la mujer que hace que su corazón lata a mil por hora. En serio ¿cómo no puedo amar a ese hombre si con su ternura me llena de tanta alegría? De verdad que soy la mujer más dichosa del mundo al tener a un hombre como él en mi vida. Quisiera que no se acabase esos momentos que tengo. Hasta siento que es un sueño, pero me doy cuenta que no es así. Lucas está junto a mí y me hace muy feliz su compañía.
Te escribe, la locamente enamorada Diana.
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Querido Diario:
Había pasado hermosos meses con Lucas. Eran tan maravillosos que no podían ser verdad. Él comenzó a decirme que me amaba y que no podía seguir sin mí. Que me necesitaba y que yo era lo más hermoso que le pudo haber pasado. Me dijo que nunca quería separarse de mí y yo era muy feliz con sus palabras y lo notaba sincero. Me había enamorado profundamente de él. Pero siempre dicen que lo bonito dura poco... Hoy en la mañana, llegué temprano a clases y fui directo al aula cuando los escuché. Lucas y sus amigos estaban hablando de mí... y me llevé la sorpresa más grande. Fui utilizada por Lucas para ganar su maldita clase y así podía tener su guitarra. Ahora entiendo por qué me pedía que explicase la clase que llevaba perdida. Pero por qué tenía que jugar con mi corazón. Fui una tonta, diario, le creí las estúpideces a ese idiota. Esto no se lo voy a perdonar nunca... ¿Qué hice para merecer esto? ¿Qué le hice a Lucas para que me hiciera esto? Lo odio de la misma manera como lo llegué amar. Esto me las va a pagar, te lo juro diario. Me duele saber la verdad de esta manera. Yo confié en él, sabía todo lo que había sufrido y no le importó más que su maldita guitarra.
Te escribe, la destrozada Diana.
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Sé que Diana y yo nos reconciliamos, pero no podía evitar esto y sentirme peor porque cómo le iba a explicar que tengo su diario y con eso de que Cindy quiere hacer algo que puede ser muy fuerte, me da miedo. Al llegar a casa, leí la libreta para encontrar cómo se sintió ella con todo lo que pasó. Realmente fui el idiota más grande del mundo. ¿Cómo pude hacerle esto a ella? No se lo merecía. Yo traté mil veces de decirle la verdad, pero tenía miedo de perderla para siempre. En serio que nunca me voy a perdonar lo que hice. Ese día la busqué por toda la universidad y no la encontré por ningún lado; entonces me fui a su casa y me llevé una horrible sorpresa.
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Corría todo lo que podía para llegar a la casa de Diana. Sabía que no podía entrar por la puerta de enfrente por sus padres, así que me subí a la ventana y cuando la vi; la encontré llorando. No podía creer lo que veía y entonces abrí la ventana con cuidado. Tenía que abrazarla, no podía verla así.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó de repente y me pareció extraño.
—Me preocupé por ti y vine a verte —le respondí. Ella hizo una risa y secó las lágrimas.
—No puedo creer lo descarado que eres —me dijo de repente y eso me estaba asustando.
—¿Qué es lo que te pasa? —le pregunté nervioso.
—¿Y todavía me quieres seguir viendo la cara? Ya sé todas tus mentiras —empezó a decirme con lágrimas en los ojos.
—Diana, por favor déjame explicarte —le dije ya asustado.
—¿Qué me vas a explicar? ¿Qué todo lo que me dijiste es verdad y que no me engañaste por tener tu maldita guitarra? —me cuestionó de repente y yo me sentí la peor basura del mundo.
—Está bien... yo al principio lo hice por eso, pero luego me fui enamorando poco a poco de ti y yo trataba de decirte la verdad... perdóname mi amor... yo te amo de verdad —tampoco pude contener las lágrimas y dolía verla llorar.
—Ya no te creo nada, está vez te pasaste y no te lo voy a perdonar nunca —cuando me dijo eso, algo en mí se destrozó. Traté de acercarmé a ella, pero no quiso. Y una semana después los padres se la llevaron y supe a dónde. Día y noche lloraba por ella, y le dejaba un correo de voz diciéndole que me perdonara, que la amaba de verdad. Fue hasta que ella me dejó solo y sin saber nada de su vida; que me di cuenta que no había otra mujer a quién yo amo con todo mi ser, con toda mi alma. Y pensé que jamás la volvería a ver. Desde que ella se fue, nunca; ni hasta ahora, volví a salir con otra mujer y jugar con sus sentimientos. No puedo negar que me llovían llamadas y piropos de todas las chicas que pedían que salieramos, pero a todas las rechacé. Y le mentía a mis amigos diciendo que si salía con ellas y fingía coquetear para que no se dieran cuenta. Inclusive rechacé a Clara y fue cuando ella empezó a sospechar que me pasa algo y le pedí perdón, pero que ya no podía seguir con lo mismo.
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—¡Oye hermano, te viene a buscar Diana! —me dice Juan y yo me alarma porque no quiero que ella vea que tengo su diario y probablemente no sea ella sino Cindy. Esto no me lo va a perdonar. Tengo que decirle que lo tengo si resulta ser ella.