Diana no ha querido hablarme desde lo que pasó ayer día y no la entiendo; pensé que estábamos bien. He estado tratando de llamarla y escribirle, pero no me contesta. He hablado con mis amigos que fueron a estudiar y me cuentan que ella anda otra vez como una amargada, a lo que les dije que esa no era Diana; sino Cindy, y descubrí que ella les dice a todos que ella es Diana y no su hermana y no entiendo por qué a mi si me dice su nombre.
Estoy acostado en mi cama, no le he dicho a mis hermanos y mis padres de que me han suspendido, pero no tardan en preguntarme por qué no fui a estudiar. Abró la gaveta de mi mesita de noche y tomo el diario para leer más sobre ella.
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Querido Diario:
Hoy estoy dispuesta a demostrarle a todos los que me hicieron daño, quién soy realmente. Voy a demostrarles lo equivocados que estuvieron al juzgarme sin conocerme. En especial Lucas; él conocerá mi ira por haber jugado conmigo de esa manera. Después de tanto tiempo, voy a regresar a donde vivía, pero no de la misma manera. Está vez seré una mujer más fuerte y más fría. No voy a permitir que nadie me lastime. Lucas pagará lo que me hizo y esto es una venganza; la venganza más fuerte que he hecho. Sé que eso no es bueno, pero él me hizo mucho daño. Lucas recibirá su propia medicina. Perdóname diario, pero no voy a quedarme con los brazos cruzados. Y no me importa lo que me diga mi hermana, ella no podrá controlarme. No podrá hacerme cambiar de opinión
Te escribe, la vengativa Diana.
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Cuando leí eso, me había dolido. Diana se ha convertido en alguien que no es o hay algo raro. Y eso me pone a dudar si de verdad ella me dio una oportunidad o se está vengando de mí. Ella no puede hacer eso, no lo creo; quizás lo iba a hacer, pero luego lo pensó muy bien y ya no lo hará. Diana no podría estar vengándose de mí, ¿o sí? No después de que me haya sacrificado por ella y por su amor. Por ella tuve que hacer un ensayo de mil palabras donde decía que no debía meterme a hacer relajos en la institución. También me suspendieron, confesé mi amor por ella a todos. Y no es que le eche la culpa, es algo que yo quería hacer porque realmente la amo, pero me dolería saber si ella se está vengando de mí. Varios de la universidad me odian, varias la odian a ella; ¿sería capaz de echarse a todos encima por una venganza? No, tengo que confiar en ella porque sino la voy a perder de nuevo.
De repente me entra un mensaje desconocido y empiezo a leer.
“Vaya, veo que te atreviste a decirle al mundo lo que sientes por Diana. Pero me da mucha pena contigo. Mientras tú te desvives por Diana, ella se burla de ti en los pasillos”.
¿Quién jodidos es esta persona que me manda mensajes? ¿Y cómo sabe lo de Diana? No puedo creer hasta que tenga pruebas. Esa persona me tiene que dar la cara algún día.
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Yo: Hola Samuel, necesito que me hagas un enorme favor.
3:30 pm
Samuel: Sí, dime de qué trata.
3:32 pm
Yo: ¿Aún le hablas a tu amiga la detective?
3:34 pm
Samuel: Sí, ¿por?
3:32 pm
Yo: Necesito que ella me haga un favor muy grande.
Quiero que le pidas que investigue a una persona
desconocida que ha estado mandándome mensajes
y vea a Diana también.
3:30 pm
Samuel: ¿Por qué quieres que vea a Diana?
¿Hay algún problema?
¿Y qué onda la persona desconocida?
3:32 pm
Yo: No preguntes nada,
solo hazme ese favor
y luego te explico.
3:30 pm
Samuel: Está bien hablaré
con ella para hable contigo
y pueda realizar su trabajo.
3:32 pm
Yo: Gracias hermano,
te lo agradezco mucho.
3:30 pm
Samuel: De nada. Ya sabes que
así somos los amigos.
3:32 pm
Luego de hablar con Samuel, me dirijo a la cocina de mi casa. Mi hermano se encuentra ahí con Gabriela divirtíendose, porque al fin resolvieron las cosas y no tengo idea de cuándo y cómo fue. Eso me da asco un poco así que solo tomo un vaso de agua y salgo a casa de Diana. No me imagino que ella me haga una trampa, pero supongo que me lo merezco por todo el daño que le hice. Camino a su casa, me encuentro con Candy que en un momento pensé que era Diana.
—¡Oh, tú eres Lucas! —dice apenas y yo me pongo nervioso.
—Hola Candy, pues sí lo soy —le digo con una sonrisa falsa.
—¿Cómo has estado? —me pregunta.
—Bien, más feliz que nunca —aunque en el fondo me está carcomiendo la duda de si estoy siendo engañado.
—Sí, me enteré que amas a mi hermana y me pareció raro, después de lo que le hiciste —me comenta.
—Ya sé, porque siempre he sido el mujeriego más codiciado y sé que me merezco que hagas daño para defender a tu hermana —le digo y ella me ve confundida.