El diario de Ethan (híbridos 0.1)

Día 23

Ayer simplemente no pude escribir.

Estábamos devastados. Con el ego herido. Rotos.

Los híbridos habían descubierto nuestro escondite, asesinado a Damián y destruido nuestra nueva vida. Cuando las cosas parecían ir mejor, cuando estábamos tranquilos al fin y llevábamos más de un año sin ver a las criaturas... Todo se fue a la mierda otra vez.

Logramos huir con muy poco. Algunos estaban heridos, aunque por suerte no demasiado como para considerarse riesgoso.

Durante toda la noche los vehículos estuvieron andando. Alejándonos rápidamente del sitio que en tan poco tiempo había logrado convertirse en nuestro hogar. El silencio era absoluto. Unos pocos lograron conciliar el sueño, otros se quedaron despiertos, lamentándose. Yo me dormí en seguida, intentando olvidar. Pretendiendo despertar al otro día en mi cama otra vez, y que todo no haya sido más que una horrible pesadilla.

Y sí, desperté al otro día, solo que no en mi cómoda cama, sino en un duro y frio asiento de colectivo. Nos encontrábamos estacionados en una zona muy arbolada. Mamá estaba durmiendo a mi lado y Carlos a unos asientos de distancia. Thalía, Lima y Adrián estaban sentados más cerca de la puerta, Alejo y Eduardo montaban guardia y la abuela estaba en la camioneta.

Se sentía en el aire la tristeza. Perdimos todo. Y Damián… un hombre que luchó tanto para morir de una forma tan burda. Las criaturas ni siquiera le dieron la oportunidad de luchar por su vida. Fueron listas, crueles. No se dejaron llevar por el sentimiento, por la culpa de asesinar a un hombre mientras duerme. No eran humanas, y nosotros no les agradábamos. Lo demás ya estaba cantado.

Me acerqué al grupo y escuché que estaban debatiendo sobre cómo hicieron los híbridos para encontrarnos.

—No creo que haya sido casualidad, para mí que nos espiaron. Hubo un conocimiento previo —Afirmaba Thalía.

—La pregunta es: ¿hace cuánto tiempo? ¿Por qué atacaron ahora y no antes? —Continuó Adrián.

—Lo que yo no entiendo es porqué bajamos la guardia ¿En qué momento nos confiamos tanto y nos olvidamos lo que estaba sucediendo afuera, en el mundo real? —Cuestionó Lima— Si hubiésemos seguido poniendo guardias, si no nos hubiésemos olvidado de lo que pasaba en el mundo…

—Eso ya pasó, no podemos hacer nada —Contestó Thalía con tristeza—. Tenés razón en lo que decís, no deberíamos haber bajado la guardia. Ahora solo podemos aprender de nuestro error.

— ¿Creen que las criaturas entraron a la casa alguna vez? —Pregunté, metiéndome en la conversación— Los híbridos parecían saber a dónde ir, cómo actuar. Llegaron rápido a las habitaciones y sabían dónde pararse para cortarnos el paso.

— ¿Insinúas que los híbridos pudieron haber entrado antes en la casa sin que nosotros lo notáramos? —Thalía estaba escéptica.

—Espera, tiene sentido —Replicó Adrián silenciándola con un dedo—. Por eso fueron tan rápidos. Si no hubiese sido por el grito de Damián, su plan habría salido perfecto y hoy no la estaríamos contando.

—Sabían por dónde empezar, no buscaron hasta encontrarnos. Sabían dónde estábamos —Continuó Lima.

—Mierda… ¿Cómo no lo notamos? ¿Y en qué momento esas mierdas se volvieron tan inteligentes?

—Evolucionan, Thalía, y más rápido que nosotros, parece. De ahora en más debemos tener mucho cuidado con lo que hagamos. No sabemos en dónde pueden estar.

Y como para corroborar sus palabras, Alejo entró en el colectivo, agitado.

— ¡Se acercan los híbridos! ¡Tenemos que irnos ya!

Mamá se despertó y corrió al volante, encendió el motor lo más pronto posible y arrancó a toda velocidad, haciéndonos caer a los que aún estábamos parados. No estaba tan dormida como parecía. Carlos se despertó refunfuñando y preguntando qué sucedía.

—Estas mierdas que no me dejan dormir en paz… —Se quejó mientras se sentaba cerca de ella.

—Dormí tranquilo, los híbridos no nos verán si nos movemos rápido —Le dijo mamá—. Probablemente sean parte de los mismos que nos atacaron ayer. Estarán buscándonos.

—Si pasa algo, nosotros te despertamos —Agregó Adrián.

—Siendo así entonces… nos vemos en un rato. —Carlos se dio vuelta en el asiento y en cuestión de minutos se volvió a dormir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.