El diario de Ethan (híbridos 0.1)

Día 29

Nunca había visto a mamá tan furiosa y tan orgullosa a la vez. Ni ella sabía si estrangularme o felicitarme. Así que tan solo dijo:

—La próxima vez, mínimo tenés que avisarme. —Y un sutil tirón de orejas que dolió más de lo que se vio.

Supongo que no estuve tan mal.

La que si nos gritó hasta romperse la garganta fue Thalía. Todos (hasta los que no tuvieron nada que ver) nos acobardamos ante tanto enojo en ella, a la que todo parecía chuparle un huevo o no afectarle lo suficiente como para perder los estribos. Estuvo una semana sin hablar con su hermano hasta que finalmente lo perdonó.

Tras regresar a los vehículos salimos a toda velocidad de la ciudad por si aparecían más híbridos. Carlos manejaba, mientras mamá curaba las heridas del extraño. No era nada demasiado grave, aunque no podría caminar bien por algunos días.

La desconocida se llamaba Alicia, era una mujer alta, de cabello largo castaño y ojos dulces. Él se llamaba Santiago, era más bajo, de ojos marrones y mucho pelo oscuro. No solo en la cabeza, sino también en su poblada barba.

—Nosotros somos de una comunidad que se formó no muy lejos de acá. Diría que a un día de viaje en auto. Somos unas sesenta personas, más o menos —Nos contó Alicia una vez estuvimos seguros—. Tenemos refugio, comida, armas. Es un lugar seguro… —Sonrió— Es mejor que los humanos estemos unidos.

—Pero les voy avisando que el líder es un imbécil —Agregó Santiago.

—Gracias —Contestó mamá con una sonrisa—. Lo pensaremos, aunque creo que es muy probable que la respuesta sea positiva. A pesar del líder.

—Coincido —Dijo Carlos—. Buscábamos un nuevo lugar para empezar. Y en todo caso, si no nos gusta lo que vemos, nos volvemos.

—Yo estoy de acuerdo también —Dijo Adrián—. Pero tengo una pregunta ¿Qué hacían ustedes dos por acá?

—No estábamos los dos solos, había dos personas más con nosotros, pero decidimos separarnos para cubrir más territorio —Contestó Alicia—. Andábamos acá buscando cosas como comida, medicina, ropa. Cosas esenciales, ya saben. El otoño fue bastante templado, pero debemos prepararnos para el invierno próximo. Quedamos en encontrarnos con los otros camino a casa. Ahora creo que fue una mala idea separarnos. No esperábamos que siguiera habiendo criaturas en esta zona, supuestamente estaba despejada.

Luego de charlar, nos guiaron hasta llegar con los otros integrantes de su grupo. Itatí, una mujer de piel morena, de baja estatura y muy carismática. Y Bruce, alias "El gordo", un tipo gigante, y no solo de estatura, con un humor bastante cambiante. No tenía un solo pelo en su cabeza, pero tenía una barba rojiza abundante. Se sorprendieron un poco al vernos, pero luego de un intercambio de palabras nos trataron como uno más.

Así partimos hacia la comunidad, mientras en el camino compartíamos historias y comenzábamos a forjar nuevas amistades.




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