Tardamos seis días y medio en llegar a la casa de Estrella. Tuvimos que ir despacio, ya que por mi herida necesitaba tomarme algunos descansos.
Finalmente llegamos. Su madre, Paloma, me recibió como a un viejo amigo que hacía mucho no veía. Era idéntica a su hija, solo que con ojos más oscuros. No parecía muy grande, pero tampoco me animaba a preguntarle la edad. Según tengo entendido, el envejecimiento de los híbridos no es igual al nuestro. Ellos viven más, tardan menos tiempo entre la transición adolescente-adulto, y envejecen más lento.
Su refugio era mucho más acogedor de lo que imaginaba. Yo esperaba algo más bien precario, armado a las apuradas, y me encontré con una casa de madera no muy grande, pero que cumplía lo básico para ser un hogar confortable. Tenía dos "habitaciones" que salían de lo que sería la sala principal, una para cada una, pero siempre que alguien necesitaba algún lugar para quedarse dejaban una disponible. La sala era de un tamaño bastante amplio, y estaba construida alrededor de un árbol. El tronco servía de columna y como apoyo para alguna que otra cosa, gracias a un pedazo de madera que habían colocado a su alrededor.
Había más híbridos viviendo cerca de ellas, lo cual fue bastante incómodo para mí. Reconozco que la primera noche ni siquiera podía dormir de los nervios, hasta me hice mil hipótesis sobre cómo podría hacer para volver lo antes posible con los míos. Cada una más surrealista que la otra.
Aunque al final no eran tan malos como creía, eran "humanoamigables". Terminé acostumbrándome a convivir con ellos bastante rápido, y la mayoría de ellos estaban felices de tenerme ahí.
Un día estaba huyendo de los híbridos, y a la otra semana estaba conviviendo con ellos.
Había unos cincuenta viviendo por ese sector del bosque, todos nacidos en cautiverio en W.U.U.C, a excepción de algunos pocos niños y bebés. A pesar de que cada quien vivía por su lado, todos contribuían entre sí como una comunidad.
Algunos eran vegetarianos, alegando que no podían comer animales ya que ellos mismos eran parte animal. A otros les daba igual. Comer o morir de hambre, decían.
Querían la paz, pero igual tenían que defenderse de los humanos que lo desconocían, o de los animahumanos que opinaban diferente. Así que algunos se encargaban de la seguridad.
Había curanderos también, que se encargaban de curar las heridas de los “soldados”, o atender a nuevos híbridos que venían heridos en busca de ayuda, ya que era prácticamente imposible que alguno de ellos se enfermara. Sí que habían hecho un buen trabajo sus creadores.
Estrella y su madre pertenecían a este grupo, por lo que su casa funcionó varias veces como hospital.