El diario de Ethan (híbridos 0.1)

Día 49

Cuando comencé a escribir esto no imaginé que sería tan difícil. Creí que solo escribiría lo que pasó y listo, no pensé que me afectaría volver a revivir todos esos momentos. Después de tanto tiempo supuse que lo había superado. Ahora veo que me equivoqué.

En las noches tengo pesadillas, o sueños terriblemente tristes. No sé qué hacer para lograr dormir una noche de corrido, sin despertarme en medio de la madrugada empapado en sudor y nostalgia.

Extraño a mi mamá, a mi papá, a Carlos, a Lima… los extraño tanto a todos, y saber que nunca voy a volver a verlos me destruye por completo. Me encantaría verlos una última vez… al menos mamá a veces me visita en sueños.

Luego del primer mes conviviendo con Estrella y su madre comencé a sentirme más cómodo con los híbridos, y dejé de pensar que querían matarme mientras dormía. Aunque seguía estando impaciente por irme.

Mi herida había sanado completamente, gracias a las manos curativas de Estrella.

Solía pasar el tiempo con ella, aprendiendo cosas nuevas sobre plantas curativas. Ayudé también a curar heridos en su casa, aprovechando lo que ya sabía más lo que me enseñaban. Se sentía bien poder aportar en algo, y no solo esperar a que pasaran los meses sin hacer nada hasta poder irme. Me servía para distraerme un poco y no sentirme tan inútil.

A veces, cuando no tenía nada que hacer (que era bastante seguido), recorría las casas de los híbridos en el bosque, más que nada curioseando. A la mayoría les encantaba tenerme entre ellos y charlar un rato, era el primer humano con el que tenían contacto no violento desde que vivían ahí. Pero a unos pocos no les agradaba para nada.

El principal era el novio de Estrella, Christian, y sus amigos. Todos ellos formaban parte de la seguridad. Creo que su odio más que nada era porque yo me había acercado bastante a su novia, y aunque ella solo tenía ojos para él, no parecía notarlo.

Igual lo que menos me importaba en ese momento era si le daba celos a alguien o no. Lo único que ocupaba mi mente eran mi mamá y los chicos. Ellos eran mi familia, y quería saber qué les había pasado. Si habían logrado escapar, si habían muerto, si seguían buscándome. Era horrible pensar que yo tenía una cama caliente y un plato de comida todos los días, y ellos… ¿qué?

A veces hablaba de eso con Estrella, intentando convencerla de que me ayudara a cruzar la ruta antes, y ella siempre se rehusaba. Decía que era muy peligroso, y que era mejor esperar a que se fueran.

En ese tiempo me volví muy cercano a un híbrido de unos 17 años de edad que había conocido al día siguiente de mi llegada. Se llamaba Marc, era petiso, rubio y de ojos marrones muy claros. Pasaba mucho tiempo con él, era una gran compañía. Algunas veces, para matar el aburrimiento, nos alejábamos un poco más de la cuenta sin que nadie lo notara, y paseábamos por ahí. Hasta algunas veces nos quedábamos a dormir en lugares bastante alejados en el bosque, sin que nadie nos molestara.

Marc me había confesado que quería ir conmigo cuando volviera con mi familia, ya que tenía un fuerte deseo de vivir entre los humanos, así como yo estaba viviendo con los híbridos en ese entonces. Para que haya un cambio, hay que iniciar por algún lado, decía.




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