El diario de Ethan (híbridos 0.1)

Día 71

En mi tercer año de encierro me hice amigo de un recién llegado llamado Juan. Tenía solo dos años más que yo, y venía de una comunidad del interior del país que llevaba meses siendo manejada por W.U.U.C. Fuimos compañeros de habitación desde que llegó hasta que me fui. El que tenía antes de él desapareció repentinamente. Nunca me dijeron por qué.

Cada cierto tiempo pasaba eso. Una persona se ponía misteriosa y terminaba desapareciendo de un día para el otro, sin respuestas, así de la nada. Nunca le había prestado demasiada atención al asunto hasta que desapareció mi compañero, ya que pensaba que podían haber sido trasladados a otro lugar. De ser así sé que él me habría avisado antes. No éramos cercanos, pero sé que lo habría hecho.

Decidí no insistir preguntando, por si acaso. Capaz terminaba desapareciendo yo también.

Desde el primer instante me pareció que había algo raro en Juan. De alguna forma no encajaba con el resto. Cuando llegó no parecía aterrado como lo estuvimos casi todos los demás. Se veía demasiado tranquilo.

Al entrar en confianza le pregunté si tenía familia o amigos afuera, a lo que me contestó que no, que no tenía a nadie. Supuse que podía ser por eso, aunque había gente en W.U.U.C que se veía igual de desesperanzada al entrar aún sin tener a nadie.

Al final terminé pensando en algo menos optimista; que era un infiltrado que no era bueno disimulando. Era un buen amigo con el cual pasar el tiempo igual, aunque no me animara a contarle demasiadas cosas.

Nadie contaba muchas cosas personales ahí. Los secretos podían llegar a ser mortales.

Un día descubrí el secreto mortal de Juan.

Era un viernes en el que me había tocado trabajar hasta tarde en el quinto piso, en el área de computadoras. Ya estaba terminando y me tocaba a mí apagar las máquinas, así que estaba completamente solo. Apagué una por una y dejé la habitación sin luz. Pero cuando estaba por salir escuché pasos que se acercaban y decidí esconderme. Pensé que a lo mejor escuchaba a alguno de los tutores de W.U.U.C hablando de algo importante.

La información era muy valiosa ahí dentro.

Juan entró con una chica y, después de chequear que no había nadie, comenzaron a hablar en susurros.

Efectivamente Juan era un infiltrado, aunque no como yo esperaba. Era un infiltrado de La Rebelión, una fuerza rebelde que había comenzado en las comunidades de afuera. La idea principal de ellos era terminar con W.U.U.C, por lo que hicieron todo lo posible para meter gente e investigarlos desde dentro. Como un virus que va expandiéndose de a poco.

Cuando se estaban por ir los encaré y, sin pensarlo dos veces, dije:

—Quiero ser parte de la Rebelión.




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