El Diario de James Mildway

CAPITULO XIII: EL NUEVO JAMES

Alexander tenía razón, el maldito tenía razón, yo era un monstruo, pero lo que no acepté fácilmente es que Maximillium aun sabiendo quién era yo quiso que los protegiera, quizás tiene miedo de que el alquimista demonio que vive en mí, el que mató a ese Cold Hunter sin piedad, se revele contra él y mate a su familia y a todos en el pueblo, por eso quería someterme a proteger a sus hijas, por eso me enamoré de Allice. Maximillium lo sabía y me lo ocultó, no soy perfecto pero mentirme sobre mi pasado y encima ese maldito Alexander ya lo sabía todo, apuesto a que Allice también ya lo sabía, por eso fue amable conmigo para evitar que el monstruo saliera y los lastimara.

Estaba oscuro, era tarde, pero yo podía ver claramente todo el bosque a mí alrededor, esto era un nuevo poder que quizás he recordado. No sabía qué hacer, decidí ir por un trago quizás eso me ayudaría, el mejor lugar en el que pensé fue ir al bar de Howard, quizás eso me iba a tranquilizar.

Al entrar al bar vi que Howard estaba feliz de verme, tenía tiempo que no paraba mi detestable cara por ahí.

-Buenas noches señor James dígame ¿qué le sirvo?

-Hola Howard, dame una cerveza, de preferencia en el tarro más grande, y por favor dime solo James, tanta formalidad me pone nervioso.

-De acuerdo James en seguida sale- Sirvió mi cerveza en un tarro grande, supongo que notó mi falta de ánimos.

-Aquí tiene James- puso el tarro en la barra- dígame ¿pasa algo malo?

-Nada malo Howard, solo es ese momento que descubres que te han mentido y utilizado para los beneficios de personas en quienes creías confiar.- Bebí mi cerveza completa de un solo trago.- ¿Te importaría servirme otra?

-Claro en seguida- agarró el tarro y lo rellenó, lo puso en la barra cuando llegó otro cliente y Howard fue a atenderlo mientras yo recordaba lo que había dicho Maximillium, no podía dejar de pensar que sólo me estaban utilizando tratándome como animal al cual domesticar para que no le hiciera daño a nadie.

-simplemente la mejor cerveza que pueda haber en el mundo- dije al otro cliente sentado en la barra- No sé cómo la hacen pero es la mejor Howard, se la recomiendo mucho caballero- Al terminar de hablar me perdí de nuevo en mis ideas mientras Howard y el otro sujeto hablaban, las ideas iban y venían una y otra vez como hojas de otoño guiadas por el viento, recordaba las palabras de Maximillium atacándome una y otra vez, yo era ese alquimista demonio que atacó a esta ciudad hace 200 años.

-Howard...- dije casi sin pensar

-Dígame James-

-Dime ¿tú sabes qué pasó hace 200 años en éste pueblo?

-Sí, hubo un incendio que destruyó gran parte de la ciudad, pero la familia Cleever nos ayudó mucho para superar esa tragedia

-Ya veo...-

-¿Por qué? ¿Acaso recuerda algo de eso?

-Algo así Howard...- llamaron a Howard mientras yo terminaba mi cuarto tarro de cerveza. Entonces la familia Cleever había ocultado todo lo que tenía que ver con ese accidente, no podía creer que pudieran hacer eso...

-Howard, ¿sabes algo sobre los alquimistas?

-No señor solo sé que el único alquimista es usted-

-¿Crees que los alquimistas sean malos?

-Lo conozco a usted y sé que no es malo

-Gracias Howard.- acabé mi cerveza y le dejé el dinero a Howard. -Descansa y gracias por todo.- salí del bar y pensé que debía entrenar, no me cabía duda de que Maximillium solo quería utilizarme para sus propios fines. Decidí hacerme más fuerte y luego investigar qué planeaba Maximillium, además no quería estar cerca de ellos, me sentía incómodo después de lo que hicieron.

Fui a casa un poco mareado por esas cervezas, me acosté en mi cama y cerré los ojos, me quedé dormido en poco tiempo. Esa noche tuve un sueño raro sobre algo que viví como asesino, había muchas cosas borrosas pero las recuerdo, recuerdo que en esa aldea en llamas una persona me llamaba, era la voz de un hombre que me decía "date prisa, los Cleever no tardarán en llegar" después de eso estaba en el bosque con ese sujeto, no le podía ver bien la cara, solo recuerdo lo aquella decían "Vamos a matar a los Cleever, míralos salvar a esos malditos humanos que mataron a nuestras familias, James cuento contigo"

Desperté sudando frío y nervioso, ese sueño terminaba lleno de muertes y sufrimiento de muchas personas, no podía creer que yo hice todas esas cosas pero la pregunta era ¿por qué esa persona sabía de una familia que yo no recuerdo? ¿Acaso estaba viendo la vida de alguien más? El sol comenzaba a salir, era muy temprano decidí bajar a desayunar yo solo, preparé un pedazo de carne con especias y desayuné sin que me vieran, debo admitirlo esa carne estaba deliciosa. Llegó Maximillium y como de costumbre saludó de una manera amable.



#15640 en Fantasía
#34595 en Novela romántica

En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.