El Diario de James Mildway

CAPITULO XXII LOS RESULTADOS DEL ENTRENAMIENTO

Estuvimos acostados en el suelo por casi dos horas cuando recordé que había traído un par de pociones para reponer energía.

-Kokone ¿puedes moverte?

-Eso creo Mildway ¿Qué pasa?

-Tengo un par de pociones para restaurar nuestra energía ven hay que beberlas para regresar a casa.

-Pudiste decirlo antes- Se quiso levantar pero solo pudo sentarse cansado, yo hice lo mismo y busqué las pociones.

-Bien Kokone ahora nos darán un poco de energía pero debemos volver lo antes posible.

-Vamos Mildway no quiero llegar tarde- encontré las pociones y le di una, ambos bebimos una poción y de inmediato nuestras fuerzas parecían volver pero el efecto era temporal. Nos levantamos aún adoloridos pero era suficiente para volver a casa.

-vamos Kokone corramos seguro llegaremos pronto

-¿Estás seguro?

-Con el poder que adquirimos créeme que te vas a sorprender.

-De acuerdo Mildway.- Aún inseguro Alexander empezó a correr y yo lo seguí, nuestra velocidad era 20 veces mayor ahora, nos tomó solo 3 minutos llegar a la mansión Cleever, era más que obvio, el entrenamiento había salido perfecto.

Llegamos a casa pero nuestro desgaste de energía fue demasiado, al llegar ambos caímos al suelo exhaustos, apenas pudimos levantarnos, puse un brazo de Alexander atrás de mi cuello y lo ayudé para apoyarse en mí. Entramos en la mansión y al llegar a las escaleras nos topamos con Allice y Annie.

- ¡¿Alexander qué pasó?!- dijo Allice preocupada.

-No pasa nada cielo- Al llamarle así estuve a punto de romperle el brazo, pero pude controlar mis emociones a tiempo- Solo estábamos entrenando y nos excedimos un poco pero estamos bien solo necesitamos un descanso.

-Señorita Allice si no le importa llevaré al joven Kokone a su habitación- dije casi burlándome.

-De acuerdo James luego descansa tú también.

-Sí señorita Allice.- llevé a Alexander poco a poco, fue difícil, pero al llegar a su habitación lo recosté en la cama y me di la vuelta.

-Mildway...

-Kokone no pienso contarte un cuento para dormir.

-Solo quiero decirte gracias por lo que hiciste, por salvarme de ser aplastado por mi miedo y por ayudarme a ser más fuerte, quizás no seamos amigos, pero somos rivales y te aprecio por eso.

-Kokone, eres un guerrero admirable y aunque no seas un alquimista admito que eres tan fuerte como uno y gracias por dejarme entrenar y competir contigo ahora descansa.

-Tú igual Mildway.- Fui a mi recámara para poder descansar pero me topé con Allice antes de llegar a mi recámara.

-Señorita Allice ¿Qué hace aquí?

-James quiero preguntarle lo que ha pasado hoy.

-Kokone y yo estuvimos entrenando y pues nos excedimos un poco.

-No James, quiero saber lo que pasó con ese Cold Hunter ¿En verdad era humano?

-Sí señorita Allice era humano pero alguien provocó una mutación.

-¿Mataron a esa persona?

-Perdone, pero así fue, no sabíamos que era humano hasta que le derrotamos

-James dígame que estarán bien.

-Señorita Allice le prometo que haremos nuestro mejor esfuerzo para proteger a esta familia.

-Gracias James- Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla- Descanse James. - dijo y se fue, quise decir algo pero ese beso me dejó atónito y sin palabras. Entré a mi habitación y me recosté en mi cama para dormir un poco al soñar solo pensaba en Allice besando mi mejilla una y otra vez, fue el mejor momento que he pasado aquí y me sería imposible olvidarlo.

Dormí toda la noche y al amanecer mi cuerpo estaba completamente recuperado ya era hora de probar el nuevo poder que obtuve me preparé con mi ropa diaria y tomé mis espadas y fui al bosque para poder entrenar, pero alguien me estaba esperando.

-Al fin llegas Mildway- dijo Kokone impaciente.

-También quieres ver de qué eres capaz ahora ¿cierto?

-Sí Mildway ahora luchemos quiero ver a qué nivel hemos llegado- usando la magia de la espada Cleever pudo invocarla, yo empuñé mis espadas y me preparé para pelear.

-Vamos Kokone no te contentas- me lancé hacía Alexander a una velocidad increíble, el choque de nuestras espadas causó una gran ventisca que cortó los árboles más gruesos, sin decir nada empezamos a pelear, el acero de las espadas chocaban y el filo que tenían provocaban daños cada vez más grandes a los árboles y a la tierra misma, era una batalla muy peligrosa, ninguno estaba usando magia o fuerza física más allá de lo normal; veía cada movimiento de Alexander y supongo él veía los míos, así como atacaba él yo defendía y respondía a sus ataques. Pudimos seguir así todo el día, pero nos dimos cuenta que no tenía caso ya que nuestros poderes eran iguales dimos un último choque a nuestras espadas y paramos nuestro enfrentamiento.

-Vaya no me imaginaba semejante poder Mildway.

-Lo mismo digo Kokone pudimos seguir y no estaríamos ni cansados, hemos logrado el poder que queríamos ahora debemos entrenar más para controlarlo.



#15635 en Fantasía
#34573 en Novela romántica

En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.