El Diario de James Mildway

CAPITULO XXXV LA PIEDRA FILOSOFAL

Llegué a Comstown buscando a Alexander, pero algo había cambiado en ese lugar, en medio de la ciudad había un enorme edificio blanco, antes no estaba ahí debía ser obra de Rivens.

-Mildway. - dijo Alexander acercándose a mí.- ¿Cómo llegaste tan rápido? Dime que encontraste la maldita piedra.

-Kokone, no la tengo la tiene él, pero no lo sabe, ahora recordé lo que ese maldito le hizo a mi familia y jamás dejaré que vuelva a lastimar a alguien y menos a las personas que me importan. Vamos tenemos que matar a ese infeliz.

Fuimos hasta la puerta de ese edificio para enfrentarnos a Peter.

-Antes de entrar Kokone prepárate porque ya no habrá marcha atrás.

-Lo sé Mildway por ello…-Alexander preparó su espada larga y también la espada de la familia Cleever- no serás el único con dos espadas.

-Me impresionas Kokone, también mejoré sabes. - de mis manos pude crear dos espadas de energía pura las cuales podía cambiar a espadas elementales.- Acabaremos con ese maldito y las salvaremos.

Entramos al edificio y al entrar había Cold Hunters esperando. Acabamos con ellos en cuestión de segundos, Kokone no se estaba conteniendo y yo no lo haría después de lo que Peter hizo.

-Explícame algo Mildway.

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué es exactamente la piedra filosofal?

-Debes saberlo, es un material único en su especie, es capaz de ignorar cualquier ley física conocida pudiendo incluso transformar materia de la nada, es inicio y es fin, puede hacerte inmortal incluso, aumenta tu energía física y te da poder sobre la materia, puedes obtenerla sacrificando vidas humanas, por ello Peter manipuló mi mente para que yo creara la piedra para él y por ello yo soy un monstruo que no merece perdón, pero aquí pagaré por mis errores.

-Mildway…- Llegamos a una puerta enorme y entramos a un salón muy amplio.

- ¡Vaya miren nada más! Alexander Kokone y James Mildway; después de odiarse a muerte ustedes trabajando juntos. -Peter estaba sentado en una silla que parecía un trono, ese maldito se creía un rey.

-Maldito has estado vigilándonos todo éste tiempo. -dijo Kokone furioso

-Oh para nada, al contrario, he estado viendo mis recuerdos, y si no lo sabías Alex…he estado junto a ti mucho tiempo

- ¿A qué te refieres?

-Vaya no recuerdas…-Peter se puso de pie y su cabello cambió a un color café.

-Peter…Kokone…- dije sorprendido

-Así es James, no puedo creer que Alex no recuerde a su hermano pequeño, claro que no me sorprende tampoco ya que ahora no soy quién él creía. - Alexander se quedó pasmado al verlo. - Vamos hermano hagamos algo, mata a James, quítale la piedra y yo dejo ir a las señoritas Cleever.

-Eres un maldito Rivens, vamos Kokone hay que acabar con él. - Alexander no respondió y empezó a caminar hasta que se puso frente a mí. - ¿Qué diablos haces?

-Lo siento Mildway pero necesito salvar a Allice y a Annie y como lo dijiste antes…eres un maldito Monstruo. - Se puso en posición de combate.

-Alexander…confié en ti…

- ¡ES MI HERMANO! - dijo furioso y se lanzó contra mí mientras Rivens se sentaba a ver el espectáculo. En ese momento recordé la traición de mi amigo Darío y me puse furioso. No dije nada y empecé a pelear contra él.

Chocaban nuestras espadas y mis lágrimas se derramaban con cada golpe, a cada golpe sentía que moría algo en mí, le tomé cariño a Kokone, quise tomar una cerveza con él, en mi cabeza solo había imágenes de lo que pudimos hacer juntos, salir juntos, quería ir a su boda con Allice y burlarme de él, quería que fuera mi amigo de verdad, porque así como es mi rival también lo he considerado como un amigo; ahora estaba chocando mis espadas con las suyas y a cada segundo caía una lágrima, poco a poco me estaba despedazando lo que Alexander estaba haciendo, era parte de mi familia pero siempre debe pasar lo mismo cuando creo que puedo formar parte de una, deben destrozarme por dentro para que recuerde que no merezco perdón y no puedo pedir una familia. Nuestra pelea estaba siendo demasiado dura y estábamos destrozando nuestro alrededor, si continuaba de esa manera podríamos lastimar a Allice o Annie ya que no sabía dónde estaban, de un golpe salimos los dos disparados, ambos teníamos una mirada de desafío hacía el otro y pude ver en los ojos de Alexander una lágrima.

-Kokone, si es tu decisión darle la piedra al posible asesino de Allice entonces hazlo, pero yo no permitiré que lastime a Allice o a Annie.

-Mildway tú eres un maldito asesino y él es mi hermano.

- ¡EL MALDITO HERMANO QUE MATÓ A MIS AMIGOS! - dije furioso y ataqué con todas mis fuerzas, él se defendió. - ¡ES EL MALDITO HERMANO QUE HA CONVERTIDO ESTE MUNDO EN UN MALDITO INFIERNO! - ataqué una y otra vez con más fuerza hasta que dejé desarmado a Alexander.-Eres un estúpido si crees que Peter va a cumplir su promesa.- Alexander trató de levantarse y lo golpeé tan fuerte que lo dejé en el suelo inconsciente.

- ¡Bravo, James! ¡BRAVO! Has superado mis expectativas. - dijo Peter aplaudiendo.- De verdad pensé que te mataría, pero es imposible tú eres el gran James Mildway el alquimista que pudo crear la piedra filosofal.



#17338 en Fantasía
#37158 en Novela romántica

En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.