El Diario de James Mildway

CAPITULO XXXIX: UN TE AMO

Ambos estábamos exhaustos, usar el poder de la piedra era agotador, nuestras vestimentas estaban completamente rotas, sangrábamos bastante por las heridas que nos causó cada choque con nuestras poderosas espadas, ambos jadeabamos y así como a Peter le costaba mantenerse en pie también yo estaba a punto de caer.

-Bien James tienes un poder impresionante, pero ambos estamos cansados así que es hora de acabar. -Con la punta de su espada tocó el suelo y abrió un agujero enorme alrededor de nosotros, también acercó a Allice a Annie y a Alexander a nosotros.

-Ellos no tienen nada que ver Peter, no se te ocurra dañarlos.

-Tranquilo James solo quiero que vean cómo mueres.

-No debiste meterte con nosotros maldito. - Dijo Alexander mientras se levantaba, rápidamente giré la cabeza para verlo.

-Estás vivo Alexander. - dije feliz.

-No se te ocurra perder esta pelea porque después quiero pelear contigo de nuevo, James. -dijo sonriendo

-Así será Alex.

-Siguen con sus sentimentalismos, me enferman.

-Ven Peter acabemos con esto.

Ambos estábamos listos para acabar con toda esa pelea de un solo golpe, un solo movimiento para acabar todo. Estuvimos un par de segundos uno en frente del otro esperando el momento preciso, Rivens se puso en guardia poniendo su espada arriba de su cabeza con su mano derecha, yo puse mi espada tocando el suelo con la punta usando mi mano derecha. En el momento adecuado ambos hicimos un solo movimiento de nuestras espadas y en un segundo acabó…ambos sufrimos una herida grave en nosotros.

-James…-dijo Peter detrás de mí

-Peter…-dije con dolor en mi estómago

-Se acabó amigo, fue maravilloso, gracias. - cayó de rodillas y después en el agujero que estaba alrededor.

-Adiós…Peter. -La espada filosofal de desvaneció de mis manos, estuve a punto de caer también en el agujero, pero Kokone me ayudó y me llevó con Annie y Allice.

-Maldición James me haces trabajar demasiado- dijo Alexander.

-Lo siento amigo. - dije casi agonizando sangrando demasiado de la boca, tenía una herida muy profunda en el estómago.

-James…-Vi a Annie preocupada.

-Annie lo siento jeje…- Annie me besó y tocó mi herida. Sentí una fuerza muy grande, la piedra filosofal me curaba en ese momento de mi herida, la piedra reaccionaba en base a los sentimientos más fuertes y puros.

-Estás curado James- dijo Alexander, mientras tomaba de la mano a Allice.

-Gracias Annie. - abracé a Annie y me ayudó a levantarme, pero aún me dolía bastante la herida ya que no sané del todo.

-Mildway debemos regresar a casa, tenemos que descansar.

-Vamos, por cierto, Kokone ¿Cómo te curaste de la herida que te hizo Peter?

-Fuiste tú Mildway, cuando liberaste la energía oculta de la piedra me sanaste y evitaste mi muerte, gracias.

-Gracias James por salvarlo-dijo Allice.

-Annie…debo decirte algo antes de irnos. -

-Dime James- me puse en frente de ella la miré a los ojos directamente.

-Yo…yo…-estaba muy nervioso por lo que le diría.

-Tú…- dijo también nerviosa.

-Yo…te amo Annie, te amo bastante y no sé cómo explicarlo, pero me has hecho amarte, a pesar de todo lo que he vivido en mi pasado pensé que jamás sentiría algo tan hermoso como esto, pero al conocerte fue algo repentino, cuando te conocí pensé que eras una chica ruda y cerrada, pero al conocerte supe lo maravillosa que eres y aunque no lo creas eres la persona más increíble de este mundo y te amo con todo mi corazón, me enseñaste a amar y a creer en mí, me demostraste que no soy un monstruo como yo creía y me diste una nueva esperanza para seguir viviendo, siempre lucharé para verte feliz.

-James…yo también te amo…- me besó apasionadamente y por un segundo el mundo desapareció solo para mantener ese momento tan hermoso en que ella estaba conmigo y sentía que ese era mi lugar, estar a su lado por el resto de mi vida simplemente estar al lado de Annie Cleever la niña que me hizo amarla intensamente con todo mi corazón, esa niña hermosa por quién yo siempre lucharía y por quién daría mi propia vida para defenderla, a quien siempre amaré hasta que muera. Se apartó de mí, la tomé de la mano y caminamos para ir a casa.



#15637 en Fantasía
#34579 en Novela romántica

En el texto hay: ciencia ficcion, romance, fantasa

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.