La rubia estaba leyendo la fecha de la primera escritura cuando su celular vibró, interrumpiendo su momento de concentración, dejó el libro y se dispuso a revisar sus notificaciones.
"Habrá una cena el fin de semana, sería bueno que vinieras"
Se trataba de su abuela paterna, la mujer que había sido motivo de sus mayores traumas. Tan solo un par de días atrás su padre había roto sus lazos de sangre con ella y se habían ido de la gran mansión.
Lina lo sabía claramente, la única razón por la que su abuela la aceptaba oficialmente como su nieta era porque ella era rubia natural, sus características físicas eran debido a su padre, no había sacado nada de su madre. Su abuela detestaba profundamente a su nuera, no soportaba la idea que su hijo favorito se casará con una peruana y no una estadounidense, ni siquiera en la boda les dio su bendición porque seguía con la idea de que la gente rica debería contraer nupcias con las de su misma clase.
Debido a toda esa situación su madre había entrado en una profunda depresión al no ser aceptada por la familia de su esposo, todo empeoró cuando su marido y padre de su hija la engañó con una gringa que había conocido en su trabajo en el extranjero. La mujer no estaba dispuesta a tolerar eso y inmediatamente le pidió el divorcio, pero el hombre se lo negó y la obligó a quedarse con él amenazando que si lo dejaba iba a hacerle daño a sus respectivos progenitores.
Su padre había roto lazos de sangre con su abuela por casarse con su madre, pero finalmente terminó cediendo ante la tentación y le fue infiel a su pareja. Llamó a su abuela para poder volver a ser considerado su hijo y esta solo le dijo que si quería volver a sentarse en una mesa lujosa y no en una porquería junto a su familia debía dejarla conversar con su madre previamente. El carro con un chófer incluido llegó hasta su casa y recogió a su madre, Lina se quedó en la casa junto a su padre y luego recibió una llamada de la policía indicándole que su madre había muerto cuando el vehículo donde iba había chocado con un camión. Lina pudo ver claramente como su padre se rompía y se negaba a contestar los mensajes de su abuela mientras lloraba y se culpaba continuamente del accidente, su misma abuela fue hasta la casa y con una mueca de asco le dio una cachetada a su hijo gritándole que debía comportarse como un hombre. Lina se sintió intimidada por aquella señora y no tardó en empacar sus maletas cuando esta se lo ordenó, fue así como abandonaron su casa en plena medianoche y se dirigieron a una lujosa mansión donde vivía su abuela.
Finalmente, el padre de Lina recobró sentido y no permitió que su hija seguiera viviendo en un ambiente tan tóxico como ese, volviendo a su antigua casa donde antes vivía con su esposa. Lina era consciente de que su padre había hecho mierda su propia vida, pero también había visto como asistía al psicólogo todos los días y tomaba pastillas para sentirse bien. Después de tanto tiempo viviendo en una pesadilla volvió a sentirse libre y con eso era suficiente.
"Mi padre no lo permitiría, incluso si yo quisiera"
Respondió y apagó su celular, temía a su abuela y por eso mismo prefería esconderse tras su padre para sentirse segura, no podía dar la cara ante aquella señora de presencia y mirada penetrante.
Con la felicidad esfumando lentamente de su cuerpo, bajó hasta la cocina y se sirvió un vaso de agua caliente de la jarra eléctrica, posteriormente buscó un sobre filtrante y le agregó manzanilla.
Lo aceptaba, era una mala persona, utilizaba a las personas a su antojo y le gustaba humillar a la gente, especialmente a las chicas de piel oscura. Y aunque quería oponerse a fijar el verdadero motivo, tenía un gran resentimiento a su madre por haber sido latina y no una estadounidense, finalmente, la ideología facista de su abuela se había impregnado en lo más profundo de su ser, dándole la culpa de todo lo que había pasado en la familia a su progenitora.
Terminó de beber el vaso y lo dejó en la mesa, subió a su habitación y cerró la puerta con seguro para darle más intriga, apagó la luz de su cuarto y prendió la pequeña lámpara de la mesita de noche que estaba al costado de su cama, se recostó y empezó a leer.
"Querida Lity:
Hoy mi tía me regaló por mi cumpleaños número diez este libro, me recomendó escribir mis anécdotas escolares y decidí convertirte en mi diario, espero poder expresar mi día a día hasta el fin del año.
No importa si no es motivo de orgullo para otras personas, pero hoy me vestí con un conjunto celeste y mi torta fue de lo mejor, la pasé muy bien.
Además, mis familiares me regalaron juguetes nuevos y también ropa linda, es bueno tener una fecha donde todos te quieren y solo tú eres el centro de atención.
Mi papá me leyó un cuento y mi mamá también, quisiera tener una pareja que me respete y me ame así como ellos.
Ya es noche y estoy cansada, mañana escribiré mi rutina, hasta luego.
Buena suerte, Lily"
Debajo de los escritos estaba pegado un sticker de unos globos de colores. Lina sonrió divertida, el que Katy haya comenzado su diario cuando apenas cursaba cuarto año de primaria. Vaya que desde inicial a la alta le seguía gustando el color celeste.
"Querida Lity:
Este primer día de clases no fue de lo mejor, de nuevo las chicas me excluyeron y los chicos se burlaron de mi. No lo entiendo, mi mamá me dijo que yo soy una buena niña y también me considero como alguien de bien, creo que debería cambiar.
Lo peor es que llegué temprano y me senté al frente, porque siempre las carpetas de adelante suelen estar abarrotadas, sin embargo, nadie se sentó a mi lado y otra vez tuve que sentarme en las gradas del patio comiendo sola.
De todas formas, el sandwich que preparó mi papá estaba delicioso, él siempre tiene buen sazón.
Pensé que sería un día malo, pero mi mamá me llevó a comer helado por la tarde y nos tomamos una foto.
Buena suerte, Lity"