Calabria, Italia 2009
Subí las escaleras que llevaban al desván de la casa de mis abuelos. Siempre había tenido curiosidad por entrar en él, y hoy por fin me armé de valor. Empujé la vieja y pesada puerta de madera e introduje la linterna, cuya luz me permitió ver parte de la oscura habitación. Abrí la puerta del todo con un sonoro chirrido y entré. La madera vieja crujía bajo mis pies a cada paso que daba. Palpé la pared en busca de un interruptor, por fin oí el chasquido y apareció la luz iluminando toda la estancia. Recorrí la habitación, no había gran cosa allí dentro, sólo una cama, y sobre ella una fotografía antigua enmarcada en plata. Me acerqué a ella, pensando que sería una foto de boda de mis abuelos, pero no fue así, era un grupo de cuatro personas, ¡y no conocía a ninguna!
En medio de la foto había una mujer de mediana estatura, con el pelo ondulado y de color dorado, junto a ella, con el brazo por detrás de sus hombros, un hombre de unos treinta años, muy delgado y con el pelo por el hombro, ondulado y castaño, sonreía a la cámara. Tras ellos había dos hombres, uno grande y corpulento, con un bigote rubio y el otro más bajo que el hombre junto a la mujer, también delgado, con gafas, pelo corto y un poco repeinado.
Los miré a todos y cada uno de ellos, "Menudos personajes" pensé. Cogí la fotografía y la descolgué para verla mejor, fue entonces cuando descubrí un agujero en la pared, justo detrás de la fotografía. Invadida por la curiosidad, introduje la linterna para descubrir una caja metálica oculta. Vacilé uno segundos antes de sacarla y dejarla en el suelo de la habitación. Al mirarla bien, vi que estaba llena de cintas de vídeo y en el fondo había un libro. Lo saqué todo y leí las etiquetas de las cintas, "Entrevista a María", "Habitación de Lucifer"," Entrevista a Beni", "Entrevista a Gabriel", "Exorcismo"; al leer aquella palabra dejé caer la cinta al suelo.
_¿Qué es esto?_ me pregunté.
Cogí el libro y lo abrí, era un diario, el diario del llamado Lucifer. Leí la primera página.
Buenos Aires, 1985
La entrevista al profesor Alarcón me ha dado una gran idea para un reportaje. He logrado encontrar la información que necesito a cerca de María, es una demonóloga que trabaja para el Vaticano y actualmente vive en Italia. Mañana mismo partiré hacia allí. ¡Estoy deseando conocerla!
Pasé la página del diario.
Italia, 2 de mayo de 1985.
Acabo de llegar a Italia. No sé por qué estoy tan nervioso, he hecho esto miles de veces, tal vez sea porque esta vez estoy con el agua al cuello, tal vez porque mañana estaré frente a frente con una demonóloga. Sí, al final se me concedió la entrevista. Tendré que abandonar el hotel a las siete, hemos quedado a las ocho frente a la plaza del Vaticano, cerca de donde trabaja, y será un viaje largo.
Nada más acabar de leer la página, cogí mi móvil y llamé a unos amigos, empezando por Valeria.
_¿A que no sabes qué he encontrado? _Le pregunté nada más oírla descolgar_. Necesito que vengas.
_Ok, más vale que sea interesante.
_Trae a tu hermano si quieres.
_Vale.
Cuando llegaron los conduje hasta el desván y les enseñé las cintas y el diario.
_Perteneció a un hombre llamado, no te lo pierdas, Lucifer.
Valeria me miró.
_Pues vaya nombre.
_Era un periodista que, al parecer, hizo un reportaje acerca de la vida de unos demonólogos.
El hermano de Valeria cogió una de las cintas y la miró con curiosidad.
_Creo que los abuelos tenían un reproductor en el que podemos ver estas cintas, si os interesa.
Me acerqué a él.
_Sí, desde luego.
Valeria cogió una de las cintas.
_Llevan fechas escritas, ¿pueden estar relacionadas con el diario?
Yo me encogí de hombros.
_Es posible.
_Yo creo que sí, mirad_ dijo el hermano de Valeria_, esta cinta corresponde con la fecha escrita en la tercera hoja del diario.
Cogí la cinta.
_Entrevista de María.
Valeria y su hermano se miraron.
_Vamos a buscar esa máquina.
Por la tarde nos reunimos en la casa de Valeria con todo lo encontrado.
_Empecemos_ dije abriendo el diario.
Italia, 3 de mayo de 1985
Llegué a la plaza del Vaticano unos minutos después de lo acordado. Tal y como me habían descrito a esa mujer, eso era una de las cosas que más le molestaban, la impuntualidad. Al final cambiamos el punto de encuentro de la plaza a su "oficina de trabajo", situada cerca del Vaticano.
_Perfecto Lucifer, empiezas bien, ella te dice que seas puntual... Y tú haces justo lo contrario_ me dije mientras llamaba a la puerta.
Un hombre me abrió y me miró de arriba abajo.
_¿Sí?
_Tenía una cita, para una entrevista.
_Ah, sí, entre.
Seguí al hombre al interior de la estancia, un poco tétrica para mi gusto. La madera empleada para la entrada era de un color marrón oscuro, y el suelo lo adornaba un tapiz de color rojo burdeos.
_Muy acogedor_ dije para mí.
_¿Disculpe?
_No, que es un lugar bastante acogedor.
_¿Nombre?
"Venga, una vez más, a ver que broma se le ocurre a este" pensé.
_Lucifer_ dije.
El hombre me miró.
_¿Disculpe?
_Lucifer, mi nombre.
El hombre se cruzó de brazos.
_No tengo tiempo para bromas, y menos de ese tipo, dígame su nombre o hago que lo escolten a la calle.
_No es una broma, tenga_ dije sacando mi DNI.
El hombre lo cogió mirándome con desconfianza y leyó el nombre.
_Vaya, estaba en lo cierto, discúlpeme, ahora la llamo. Venga por aquí, no se quede de pie_ dijo acompañándome a la que supongo que sería la sala de espera.
La verdad es que este sitio era casi tan escalofriante como la entrada. Parecía el castillo del Conde Drácula. "Así será ella" pensé.