De pronto regreso en mí, tumbado en la cama respiro calmadamente, y desaparece la presión.
No había nadie en la habitación. Me puse a dormir, me sentía demasiado cansado.
Al día siguiente, tomamos desayuno en familia, contaban lo que les había pasado en estos días, escuchaba atentamente, hasta que mencionan que un anciano había venido a preguntar por mí, me pareció demasiado extraño, de seguro sería el mismo anciano que desapareció, intrigado pregunto como era, mencionan la mismas características, les pregunto si mencionó mi nombre y me dicen que sí, al parecer te conoce, responde mi padre.
Me preguntaron si estaba en problemas a lo que respondo rápidamente, claro que no , no hay necesidad de preocuparse, respondo.
A la hora de salir de casa y dirigirme al colegio, me despido de mis padres.
Al llegar Cami estaba en la esquina del colegio para que no se percate el guardia.
No vestía el uniforme, pero tenía su mochila, algo que me pareció extraño.
- Matt. Hoy me mudaré. - Lo dice con un tono triste.
* ¿No que faltaba más días? -pregunto dubitativo.
- Mis padres han decidido, si fuera por mí, yo me quedo contigo.
* No sé que decir.
- Supongo que adiós, no nos queda de otra. Pero he venido a pedirte que hoy estemos juntos todo el día. Claro en caso puedas.
* No lo sé, si llaman a mis padres estoy muerto.
- Entiendo, es hora de que entres a clases.
* Vamos, antes que nos vean.
Me toma de la mano y empieza a correr. No sé que pasará pero estoy nervioso, pensaba una y otra vez.
Subimos a un taxi, sabe Dios a donde iríamos, no pregunté nada, era el último día en que la vería, así que solo vivamos el momento. Pensé.
Al llegar al lugar, observo que no hay ninguna persona, una zona desértica, pensé, es otra loca que de seguro intentará matarme. Hasta que me interrumpe de mis pensamientos.
- Matt. Quiero decirle al mundo que no somos amigos. Y que la tristeza no se cruce en tu camino.
* ¿Dónde estamos? -digo sorprendido.
- Como verás, no hay nada aquí, así me sentiré ahora que no estarás.
Miraba como su corazón sufría y se afligía mientras lloraba desconsoladamente, me senté sobre una roca y siento un abrazo re caluroso a comparación del frío que hacía aquel momento.
* ¿A que hora intentarás matarme? Digo fríamente.
- ¿Qué te sucede? ¿Por qué dices eso? ¡Jamás intentaría hacer algo así!
* Me han pasado cosas que me resulta difícil poder confiar en los demás.
- Solo quiero estar a tu lado, si no fuera por mis padres que quieren irse del país. Problemas en los que se han metido, y no me cuentan, entiendo que no confíes en mí, ni mis padres lo hacen. ¿por qué lo harías tú?
* La abrazo. -Todo estará bien, supongo que así debe pasar.
Sonríe y me dice que tenemos que ir a otro lugar.
Subimos al taxi, y llegamos a un lugar similar a un bosque no tan extenso pero lleno de árboles. Al bajarnos empezamos a caminar, bueno yo seguía a Cami, pues se veía segura hacia donde se dirigía.
Hasta que se detiene.
- Sabes algo. - menciona mirándome a los ojos.
* Dime.
- Quiero que no te detengas, tus metas tienes que cumplirlas, pase lo que pase.
* Quiero que sepas que por mí no debes de preocuparte, y pido disculpas si sueno agresivo, por mal que me sienta yo siempre sonrío, ahora que te vas espero no sentirme vacío, deseo que te vaya bien en la vida, que no tengas miedo a la subida, a veces quiero llorar por algo que escribo mas no puedo no tengo idea del por qué.
- Encontrarás a alguien que te entienda. -dice con tono lloroso. Encontrarás aquella persona que cuando la veas puedas sonreír, aquella que al mirarla a los ojos te empieces a sonrojar, y eso es lo que quiero para ti. Que seas tú quien tome de la mano a aquella chica. Mientras ella te mire con sus ojitos brillosos.
*Supongo que algún día la encontraré. Interrumpo.
-Estoy segura que sí. - me abraza.
Aquel día dimos tantas vueltas por tal bosque que ni cuenta nos dimos de la hora, al percatarnos eran las 20:00 horas. Tuvimos que tomar un taxi de regreso.
Al llegar a la localidad en el que vivíamos, nos bajamos del taxi en el puente de los dementes.
- Llegó el momento del adiós. Empieza a llorar. Mientras saca una enorme carta de su mochila.
* Solo pido que seas feliz, que de seguro encontrarás al indicado, que encontrarás un amor en tu camino, a quien dirás bienvenido, alguien que aguantará tus berrinches y tu actitud.
- Me abraza mientras llora, entregándome la carta. Cuídate mucho Matt. He sido feliz todo el tiempo que estuve a tu lado. Ya te dije que no quiero decirte nada triste, pero que sepas que para mí no eres un chiste, espero que la muerte venga antes de encontrar a otro que no seas tú.
* No te pongas débil, la muerte no es la solución para nada, todo lo contrario, una situación difícil y complicada hacia todas las personas cercanas a ti.
- De que sirve encontrarme si no me vas a buscar.
* Espero que esta decisión no sea un error.
- Que jamás te importe las terceras personas.
* Estoy ronco y no por el corazón roto. Ahora solo toca verte marchar, poco a poco voy entendiendo.
- En este mundo de ciegos hasta las paredes oyen y espero escucharte cuando esté lo más lejano de ti.
Mientras caminamos a casa puedo ver que ya estaba más calmada, la carta en mi mochila no sabía lo que decía, no quería leerlo frente a ella.
Al llegar a la esquina donde nos separamos. Me mira a los ojos.
- Matt. Jamás encontré a alguien que aguantara mis defectos como tu lo hiciste. Fuiste el sol en mis días nublados, estoy y estaré orgullosa de ti, hagas lo que hagas lograrás tus objetivos, hoy le pediré al cielo que seas feliz y que no sea conmigo, que te acompañen en todo tu viaje a lo largo de la vida.
* Lo siento. Suspiro.
- ¿Por qué?
* Por no intentar algo para que te quedaras. Ahora que no volverás solo quiero que sepas que las noches son frías, y con el tiempo todo se va. No sé lo que diga en la carta, y que sepas que no la leeré, no sé si sea una desición incorrecta. No escogí esta vida, no escojo a mis amigos, no decido sobre nadie. Es mejor que sea así, que todo marche bien para ti.
- Lágrimas brotaban de sus ojos.