El Diario de Maxine Borage | Rd Hogwarts

Septiembre 20 de 1994 Parte I | El Scriptorium de Salazar

Al despertarse un poco más temprano, Borage Maxine ya sabía que debía practicar pociones o ayudar a Cedric Diggory. La perspectiva de otro día lleno de trabajo la desanimó. Mientras se quejaba mentalmente, un objeto horrible apareció de repente en su escritorio. Era el reloj celeste de "Tom para M." que, de alguna manera, estaba allí como si un ser amenazante insistente quisiera asegurarse de que no lo olvidara.

— ¡Ugh! — exclamó mientras agarraba un lápiz para apartar el objeto con desagrado, luego lo colocó en su cajón y lo cerró rápidamente.

Llevó la mano a su frente, reflexionando sobre la posibilidad de que estuviera perdiendo la razón. ¿Cómo podría Tom hacer algo así, si es que realmente podía? La idea de que estuviera presente mientras ella dormía y pudiera manipular objetos resultaba inquietante.

Decidió actuar como si solo hubiera guardado el estúpido reloj y se cambió para comenzar el día. No estaba segura de qué ponerse, ya que normalmente lucía formal y elegante con colores específicos, pero esta vez se sentía indecisa. Optó por una falda ligeramente plisada de jean, con una blusa blanca y un saco amarillo claro, combinados con zapatillas y medias blancas. Su aspecto ahora era más casual, aunque seguía luciendo bien.

— Oye Pansy… ¿crees que luzco bien? —preguntó, buscando la opinión de su compañera.

Pansy Parkinson la miró somnolienta y comentó:

— ¿Amarillo otra vez…?

Maxine asintió seriamente ante el comentario de Pansy Parkinson sobre el amarillo.

— No es todo amarillo, solo el saquito. — aclaró, mientras Millicent Bulstrode intervenía con un halago, diciendo: — ¡Siempre luces bien!

Maxine le dedicó a Millicent una mirada de agradecimiento y alegría. Pansy, intrigada, le preguntó por qué quería lucir bien ese día. Maxine movió su cabello hacia atrás y le respondió que siempre buscaba lucir bien, aunque admitió que no se sentía del todo bien ese día. La respuesta fue acompañada de una risa y una broma.

Al final, Pansy afirmó que lucía bien, pero lo hizo con desinterés, volviéndose a dormir sin darle mayor importancia al asunto.

Con un bolso negro en mano, planeaba pasear patinando por todo el castillo hasta la hora de desayunar, acompañada de música de los 80'. Entre las canciones que solía escuchar estaba "Pat Benatar - Love is a Battlefield”. Se encaminó hacia el pasillo principal, deslizándose con gracia sobre los patines.

En la sala común, se encontró con el prefecto que llevaba varios libros consigo. Maxine no pudo resistirse a burlarse de él, dando vueltas alrededor con sus patines. A pesar de que el prefecto la reprendía, ella simplemente se alejó riendo. Durante ese momento, pudo sentir la diversión de Peeves, el travieso poltergeist, y lo consideró totalmente aceptable desde su punto de vista.

Dirigiéndose a los invernaderos para echar un vistazo a su planta y asegurarse de que todo estuviera en orden, se encontró con Kevin Sterndale. No estaba segura de qué estaba haciendo exactamente, probablemente revisando alguna tarea. Sin embargo, ese Gryffindor no le caía bien. Parecía querer hablar, pero ella simplemente lo ignoró. Hubo un gesto de disculpa en su expresión, pero él no se atrevió a dirigirle la palabra. Maxine agradeció no tener que lidiar con él y decidió salir del lugar.

Mientras se dirigía al comedor, algo realmente extraño captó su atención. Subiendo las escaleras, se detuvo al notar un pasillo que jamás había visto antes; era extraño, y estaba segura de que nunca lo había visto. Este pasillo parecía más bien una sección del castillo que nunca antes había explorado. Estaba lleno de retratos y tenía un aspecto más elegante, como una mansión y un museo combinados. Incluso el ambiente parecía más vibrante, con colores más pronunciados.

Se percató de una burbuja gigante en el suelo, extendiéndose desde el suelo hacia el techo y dirigiéndose hacia sus pies o creciendo en tamaño. Era como una burbuja de detergente, delimitada y claramente visible en el pasillo. Aunque le resultaba difícil describir exactamente lo que veía, quedó intrigada por esta extraña adición al castillo de Hogwarts.

La visión de lo que parecía ser un portal, aunque de alguna manera no lo era, se presentó ante Maxine. Aunque sabía que no debía investigar, al ser sábado y permitirse desayunar a cualquier hora de la mañana, consideró que era una oportunidad tentadora. Permaneció allí, quieta por un momento, sonriendo al vacío mientras movía la cabeza. La llamada de la aventura resonaba en su mente, y ese pasillo desconocido parecía ser el escenario perfecto para una exploración.

Se planteó la posibilidad de involucrar al Club de Exploración, o como se llamara exactamente. Sin embargo, la búsqueda de alguno de esos chicos consumiría tiempo. En el pasillo misterioso, sopesaba la decisión de aventurarse en lo desconocido y consideraba si debía involucrar a otros en esta investigación.

Con alegría, Maxine caminó por ese pasillo, descendiendo por unos escalones. La atmósfera era como estar en una sección del castillo demasiado elegante. Se detuvo por un momento para observar los cuadros de personas que no conocía, claramente distintos a los que estaban en otras partes del castillo. La paleta de colores en el ambiente también era más rica, con tonos dorados que destacaban de manera llamativa.

Se encontró con unas escaleras de caracol que descendían. Decidió bajar por ellas, y aunque en un momento parecía que no tenían fin, solo eran tres vueltas de escalera. Al llegar a un salón, se percató de que un hombre mayor leía un diario. No queriendo molestarlo, ya que parecía estar esperando su turno para algo, Maxine se detuvo para observar a su alrededor.

En ese salón, notó una chimenea encendida que iluminaba la estancia. Decidió continuar su exploración y se adentró en un pasillo. Más adelante, descubrió una escalera descendente mucho más amplia, similar a las que se encuentran en la torre de astrología.




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