La seguridad muchas veces sale a relucir cuando te encuentras iracunda o frustrada, pero cuando no tienes una dosis de eso… Solo puedes sentirte temblar.
Las calles se encontraban en silencio y cada cinco minutos revisaba si alguien me seguía.
Sé que no es paranoia, últimamente hay demasiados asaltos a mano armada. Me arriesgo a que algo me pase.
Son la una y media de la mañana, no hay ningún taxi. La casa más cerca que tengo ahora es la de April, la cual se encuentra a unos 20 minutos caminando súper rápido.
¿Qué hago ahora?
Mañana antes de venir al trabajo comprar uno de esos paralizantes, puede que me sirvan para el futuro.
¿Habrá alguna tienda abierta?
Escuche el sonido de un auto acercándose.
¡Un taxi!
Di media vuelta para hacer alguna señal.
El carro paro justo a mi lado.
La sonrisa se fue.
Tyler apareció.
— ¿Necesitas un aventón? — Su sonrisa era genuina. Sus mejillas estaban elevadas, parecía muy inocente.
—Buenas noches. — Saludé.
— ¿No es muy peligroso? Es muy tarde Kira. — Apoyo su brazo en el volante. Su mirada me hacía sentir incomoda.
Seré directa. Solo es un aventón.
Lo necesitas.
—No pensé que tuviera tan mala suerte, ningún taxi ha pasado por ahora. — Lo he dicho sin tartamudear, pero mis manos no dejan de sudar. Mi corazón no deja de latir fuerte, además quiero mover mi pierna.
—Entonces… ¿te llevo o vas a esperar un taxi? — Había algo que no me gusta.
—Te lo agradecería.
—Sube. — Su sonrisa se ensancho.
Decidí sentarme en el asiento del copiloto.
— No te olvides del cinturón. — Me abroche bien el cinturón y el auto arrancó.
Debo estar tranquila, él no me hará nada. Pero si intenta algo, puedo golpearlo con el tacón que me regalo April.
Aunque él no es de esos tipos de chicos, él es más como “serás mía porque tengo una linda sonrisa”. Kendall es como “serás mía porque tengo una buena labia”. Y Dalton es como “serás mía porque tengo unos lindos ojos”. No puedo olvidar tampoco lo inteligentes que son, ni las competencias de quien sacaba mejor nota.
No niego que me hubiera gustado ver a una chica fuerte, bonita e inteligente que rechace a esos tres. Cada uno era el culpable de la ruptura de una relación.
April termino con Kendall a los 6 meses, al parecer él se había interesado en otra chica. Jamás me habría imaginado tal cosa, me sentí muy traicionada… Creo que incluso más que April.
— ¿Cómo te fue hoy?
—No me quejo, aunque es difícil caminar con tacones. — Las noches son hermosas, mirar las estrellas y contar estrellas es como un hobbie. —Y, ¿qué tal la tuya?
—Fue una tarde para reflexionar. — Un suspiro al final.
Me dieron ganas de preguntar el porqué. Pero no es una persona muy aledaña a mí.
—Eso es bueno. — Susurré.
—Oye, ¿te acuerdas cuando a Kendall le escondieron su mochila? — Mordí el interior de mi labio evitando reírme.
— ¿Cuál de las dos? Había una donde estaba preocupado porque tenía un par de condones ahí, y la otra fue porque tenía algo súper personal ahí. — Fruncí los labios mirando el techo del carro. ¿Qué puede ser más personal que un par de condones?
—Era su diario.
— ¿Qué? — Giré para verlo.
—Kendall llevo su diario a la escuela ese día, al parecer se confundió de cuaderno por el apuro, al llegar al salón se percató de su error. — Tenía el ceño fruncido ligeramente. Él seguía atento a la carretera.
—No me dijo que tenía un diario. — Susurré. ¡Se lo dijo a él! ¿Y a mí?
—Al parecer es lo más sagrado que tiene ahora, dudo que lo deje leer alguien. — Mis labios se curvaron hacia arriba. — Solo nos mostró el exterior. Me hubiera gustado leerlo, tal vez haya algo ahí para chantajearlo. — Me apoye en la ventana y continúe mirando el cielo.
—Puede que sea así. — Susurré. — Pero, ¿sabes si seguía escribiendo?
—Sí, creo que hace un mes lo vi escribiendo algo. — El tono de su voz cambio a uno muy feliz. — Ahora tengo algo de envidia, él pudo retratar cada día ahí. Por mi parte solo tengo recuerdos, me hubiera gustado leerlos de aquí a algún tiempo.
—Sí, algunas debemos conformarnos con lo que tenemos. Esos momentos no se irán de ti, recuérdalos cada día y vivirá presente en tu corazón. —Que tonto sonó eso, aunque es algo que aprendí con el tiempo, aunque suene muy cursi.
—Los recuerdos son lo más hermoso que puede existir…—Decidí interrumpirlo.
—Sí, pero son un arma de doble filo. ¿No te ha pasado que hay algo que quieras borrar?