Nunca imagine enfrentarme a los dos.
No al mismo tiempo.
Tenerlos frente a frente ahora, ver mi pasado y las mentiras en las que habíamos vivido.
El corazón me latía muy rápido. Mi estómago parecía que estaba revuelto.
Temblaba sin parar. Cada parte de mi cuerpo temblaba y sentía mucho frio.
Cólera, impotencia, tristeza, confusión y nerviosismo.
Debes hablar. Tienes que decirle todo ahora, preguntarle.
—Nos mentiste a los dos. Le hiciste creer que estaba loca, le hiciste creer que era superficial como tú, incluso le hiciste creer que era su hija. —Mónica tenía mil demonios atrapados en sus ojos. El nudo en la garganta no me iba a detener ahora. — Durante años te tuve miedo, no quería que lastimaras los que más quería. Estoy cansada de esconderme tras la puerta, de huir de esto.
—Kira, sé quieres decir mil cosas ahora... pero es mejor que te calmes. — April trato de tomar mi mano. Ella quería trasmitirme paz.
—No. — Susurre. — Es la hora de decir la verdad, quiero el porqué de muchas cosas... Anhelo saber esto.
—Kira...— Antes que pueda agarrarme, me acerque a Peter.
— ¿Por qué le creíste? Dame una razón por la cual no te me acercabas, dame una buena razón. — El parecía sorprendido. Miraba mi rostro al mínimo detalle. — Si te hubieras acercado una sola vez a mí, a preguntarme como estoy... ¡No habría llorado tanto! ¡Probablemente esa mujer no me hubiera dañado! Según tú, ¿qué hice mal? — Tenía el corazón totalmente reprimido. Me dolía hablar.
—Perdón. — Susurró. — No pensé que...
—Basta de escándalos. — Mónica me tomo del brazo y me empezó arrastrar hacia la casa. Sentía sus uñas clavándose en mi piel.
—Suéltala ahora. — Peter me libro del agarre de Mónica. — ¿Qué te pasa? Ella no miente, tú eres la que me ha mentido durante todos estos años...
—Peter... Ella sufre alucinaciones...— Mientes tan natural, Mónica.
— ¡Deja de mentir! — Grito.
Es la primera vez que me protege de ella.
Solo es una de tantas veces.
—Mónica, dinos la verdad por favor. — Susurré. — ¿De quién soy hija?
— ¿Eso importa ahora? — Sonrió. — ¿Crees que apareciendo en su vida de la nada te aceptara?
—No le pediré nada, al fin y al cabo, sé valerme por mí misma. — Encogí los hombros. — Solo quiero un nombre.
— ¡Qué pena! Te quedaras con la duda. — Hizo un puchero al final.
—Bueno. Siempre te has negado a decirnos la verdad, no debería sorprenderme que no quieras decir nada ahora. — Mire hacia la casa. — Tomaré mis cosas y me iré.
—Ni siquiera lo pienses. — Advirtió Mónica.
— ¿Quieres dinero? Ponte a trabajar. — Dije entre dientes. — De mí no obtendrás ni un dólar más.
—Vendrás conmigo...
—Mónica, ella ya está grande y tú ya has hecho suficiente daño. — Mónica tenía la mandíbula tensa. Se estaba enfrentando con Peter. — Ella es libre de decidir con quién quiere vivir.
—Quiero estar lejos de ustedes. — Solté. — He sido un obstáculo para ustedes dos en todo este tiempo, no les causaré problemas. No pediré dinero, ni una sola vez.
—Espera...— Peter parecía sorprendido.
—Solo quiero un favor tuyo Peter, necesito que hoy me acompañes a la universidad y me ayudes a firmar unos papeles. Solo quiero eso, nada más. — Susurré.
—No te hagas a la linda chica...
—Y tú deja de ocultar cosas, la que realmente está mal de la cabeza aquí eres tú. — Ella se acercó a mí.
—Ni te atrevas volver a golpearla. — Peter puso su cuerpo delante de mí. — Controla tu maldita ira, no te desquites con ella. — Escuche el sonido de una cachetada.
Se escuchó muy fuerte.
—Está bien. Haz lo que deseen. — Yo seguía detrás de Peter. Quería tener a Kendall a mi lado.
Quiero abrazar a Kendall.
—Kira, ¿en serio te iras? — Trague saliva.
—No quiero saber nada del pasado.
— ¿Y yo estoy incluido en él?
—Sí. — Peter dio media vuelta.
—Kira, realmente lo lamento. — Solté un suspiro.
—Si hubieras dicho eso hace unos años, yo habría tomado esas disculpas. Pero ahora ya no puedo hacer nada... Tus disculpas no me ayudaran curar nada del pasado. — Lo mire a los ojos directamente.
—Está bien. — Silencio por unos segundos. — Dime, ¿dónde debo esperarte para ir a la universidad?
—Me cambiaré ahora mismo. — Camine hacia la casa. ¿Qué más me puedes hacer ahora Mónica?
No quiero ser un impedimento para ustedes, nunca quise serlo.
No llores más. No llores más. No llores más.
Entre a la casa y fui directamente a mi cuarto. No había en este, me sentí segura.
Le eche llave a mi cuarto y busque ropa decente para poder ir a la universidad.
¿Por qué hoy?
¿Por qué culpo a Peter? Ni siquiera sé si él es mi padre, no sé quién es mi padre. No debería decirle nada a Peter, no debí gritarle nada. No tiene ni una responsabilidad sobre mí.
No debería estar llorando tanto, ¿por qué duele tanto todo esto? Quiero gritar de la cólera, de la maldita desesperación.
Sé que debo seguir con mi proyecto de vida, que debo luchar para poder superarme a mí misma. Pero siento que es difícil salir de esto... De lo que acabo de encontrar.
Me es difícil procesar esto.
Fui hacia mi cama y tomé una almohada. La apreté contra mi cara y grite, grite hasta quedarme sin aire.
No puedo dejar de llorar. ¿Por qué no puedo? Mi corazón duele demasiado, duele mucho, como si tuviera algo ahí.
Mi celular empezó a sonar.
Lo busque y vi el nombre de Kendall.
Contesté.
— ¿Paso algo? — Dije casual.
— ¿Estas bien? Kira, lo siento. No quería hablarte. — Trague saliva.
Sé fuerte Kira, no llores. No lo preocupes.
—Lo sé, solo es la exaltación del momento y...— Me interrumpió.
— ¿Por qué tu voz suena mal? ¿Lloraste? — Susurro.
¿Se lo digo? ¿Estará bien? Volví a contener las lágrimas. Todo esto paso hace unos minutos, ni siquiera hora, sino minutos.
—Lo siento, sé que esta vez me pase...