El diario de mi mejor amigo

Capítulo 8

Toque el timbre y espere a que April salga. Tal vez su hermana menor este en casa ahora, solo me dijo que sus padres salieron.

La puerta se abrió y vi a Stephanie.

—Hola. — Ella sonrió.

—Kira... Llevo tiempo sin verte. —Ella era parecida a April en ciertos aspectos físicos.

—Lo mismo digo... Ha pasado un pequeño tiempo desde que...— Tenía que poner una excusa.

—No pongas excusas, sé que estabas ocupada con lo de tu universidad y el trabajo. — Me regalo una sonrisa tranquilizadora. —Entra. April estaba intranquila desde la mañana, ¿paso algo? — Camine lento hasta la sala.

—No mucho...— Musité.

—Tengo 16 años, puedo entender ciertos temas. — Dijo algo decepcionada.

—No te preocupes por mí, en serio estoy bien. — Di media vuelta y sonreí. — Yo a tu edad me la pasaba estudiando, estudiando y en busca de trabajo. En serio que me hubiera gustado salir a pasear con Kendall y April.

—Espera, yo si salgo a pasear con mis amigos. No te preocupes, que de lo único que me voy a arrepentir es de mandarle mensajes ebria a mi ex.

— ¿Qué? — Fruncí el ceño. — ¿Cuándo paso eso?

—Am... —Trago saliva. — Mejor seguimos hablando de ti. — Solté una gran risa.

—Yo tampoco quisiera volver a tomar, estar ebria es lo peor que me ha podido pasar...— No debí soltar ese dato final.

— ¿Tú hiciste algo malo? — Frunció el ceño. Sentí cara enrojecer demasiado rápido.

—Sí, por eso no quiero volver a tomar. — No tiembles. No tiembles. Olvida que alguna vez paso algo.

— ¿Qué hiciste? — Ayuda por favor.

—Kira. — April bajo rápidamente.

—April. — Sonreí. Ella rápido hacia mí para abrazarme. — ¿Cómo estás?

—Estoy entera. — Le guiñe el ojo.

—Stephanie, ¿no olvidaste algo? — April miro mal a su hermana.

—Um... No. — Se quedó mirando el techo.

— ¿Segura? El tercer piso está empezando a humedecerse.

— ¡Deje abierto el fregadero! — Ella corrió rápidamente hacia el tercer piso.

—Ella estará limpiando su descuido por lo menos una hora. — April se quedó mirando las escaleras. — ¿Cómo te fue? — Volvió a mirarme.

¿Cómo se lo explico?

—Ya estoy inscrita en la universidad, así que estoy más tranquila. — Encogí los hombros.

—No me refiero a eso. ¿Qué te dijo? — Tome aire.

—Él quiso hablarme de su otra familia, yo le pedí que no los mencionara... —También le deje en claro que él iba a ser parte de mi pasado, quiero olvidar todo dolor que viví tantos años. Olvidar el dolor y resentimiento que tengo guardado en mi corazón... — Apreté mis manos fuertemente. — Quiero olvidarlos a ellos. — Susurré.

—Serás muy feliz Kira, seremos muy felices ahora. — Sonrió.

— Eso es lo que más deseo ahora, que al fin podamos ser felices. — Ella me abrazó.

Todo estará bien.

—Comamos y vamos con Yerik. — Dijo emocionada.

— ¿Con Yerik? — Pregunte confundida.

— ¿Te olvidaste? Hoy iríamos a ver si te gusta el departamento. — Dijo con el ceño fruncido.

—Cierto. — Musite sorprendida. — Lo siento, he tenido unos cuantos líos en la cabeza. — Reí bajo.

—Te entiendo, pero vamos a comer y luego vamos con Yerik. — Asentí. — Hoy hice algo que te gusta.

Sonreí.

Dejarlo ir poco a poco.

— ¿En serio? Me pregunto que será.

Empezar a ser feliz a tu manera.

***

—Bueno Kira, sino te gusta el departamento o la zona... Podemos seguir buscando. — April me sonrió. — Por favor avísame, no te guardes nada.

—Está bien, April. De igual manera, muchas gracias por el esfuerzo. — Sonreí. — Por cierto, este chico... No es mujeriego, ¿no? — Susurré.

El taxista parecía divertirse con la conversación que tenía con April.

—Bueno, él es un chico que respeta mucho a las mujeres. — Dijo con una expresión neutra. — A Yerik lo conozco desde hace mucho, y en lo que a mí me concierne es muy respetuoso. Si no se la ve conmigo.

—Que miedo. — Reí.

—Ya vamos a llegar. Espero que se lleven muy bien, él es como un hermano para Stephanie y para mí.

—Eso ya me lo habías dicho. — Susurre. — Haces que me dé curiosidad como es él

—Bueno, que tu curiosidad siga despierta. — Sonreí. — Por cierto, ¿cuál es el horario que te han dado?

—Bueno me acomodaré bien, espero seguir trabajando. — Susurre. — Tendré que hablar con la dueña del restaurant, que me dé una hora de tolerancia.

—Si te lo dará. — Me sacudió ligeramente. — Además se pondrá entusiasta de que haya una estudiante de Medicina. En serio que a ese tipo de personas si vale apoyar.

—Pero no todos se dan el lujo de ser buenos.

—Escucha, cuando le digas que quieres una hora de tolerancia, le pones una cara de perrito. — ¿Qué? — O sea, una cara tierna.

—Aaah. — Dije sorprendida.

— Sino te da tu hora de tolerancia, buscamos otro trabajo. Es más, ayer hable con mis padres, me han dicho que puedo buscar un trabajo. Pero que sea de medio tiempo, porque puede ser que me complique los estudios y... ¡Uf!

Solté una risa.

—Ojale yo no complique con nada.

—Solo crea tu propia rutina, mejor dicho, un horario de vida.

—Una vez trate de hacerme un horario de vida.

— ¿Y? — Dijo April emocionada.

—Me fue fatal. — Susurre decepcionada. April soltó una gran carcajada.

— ¿Por qué? ¿Qué fue lo que hiciste mal? — Um... Buena pregunta.

Todo. Hice mal, absolutamente todo.

—La verdad que no lo sé, creo que así estoy mejor. — Asentí para mí misma.

—Bajamos en la esquina que viene señor, por favor. — Sostuve mi mochila antes de bajarme.

—Yerik vive en el quinto piso. — El taxi paro y bajamos juntas. — Gracias.

—Gracias a ustedes. — Dijo el señor tomando el dinero que le extendía April.

— Hay escalaras y ascensores, puedes escoger el ejercicio o lo fácil.

Frente a nosotras había un restaurant, a su lado un edificio azul de unos 8 pisos. Tenía ventanas amplias, y algunos de ellos tenían balcones. A simple vista parece muy agradable.




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