El diario de mi mejor amigo

Capítulo 15

Ese calor de tu cama que tanto amo y el no querer salir, hacen que tus días se vuelvan pesados... Contando el hecho que estoy trabajando rompiendo mis brazos y los pies con esos zapatos, siento que no podré durar mucho. Comparado a lo que comúnmente hacía en la tienda de Will, esto del restaurante es más complicado. Ahora entiendo porque, usualmente, salen arrastrando los pies o si pueden salen corriendo asustados.

Se vuelve sofocante atender a personas, y el hecho de aguantar una que otra mirada de desprecio, ¿acaso por comer en un lugar de lujo ya te hace una mejor persona? Quizá haya personas que por aparentar un buen status se llenan de deudas que a fin de mes no pueden pagar, lo cual se vuelve muy triste. Porque te das cuenta que ese lujo no te llevo a ningún lado, lo disfrutas al instante, pero todo queda ahí, porque vas a regresar al mismo punto. Yo prefiero ahorrar y evitar darme ciertos lujos ahora, porque cuando empiece a trabajar y junte más dinero podré ir de compras como me dice April, quizá irnos de viaje. Por eso me guardo tanto y me esfuerzo hasta no poder. Sé que, en algún punto, todo caerá con su recompensa.

Y cómo yo misma me digo, si quiero viajar e ir de compras debo aprovechar este tiempo. Ya me falta poco para que inicien mis clases en la universidad y eso me tiene nerviosa, quizá sea por el temor de entablar nuevas amistades o por el hecho de que no soy tan buena socializando. Supongo que ya me iré acostumbrando a estar rodeada de otras personas en la universidad. Bueno, mucha charla conmigo, debo ponerme de pie e ir a preparar el desayuno.

Salí de mi cama y fui a buscar un brazier, no es lo mismo andar libre sola que con alguien. Una vez que terminado de colocarme el brazier, me dirijo al baño para cepillarme los dientes ya que hay un sabor amargo leve en mi boca al despertar. Así que completada la rutina salgo de la habitación y me dirijo hacia la cocina.

Veo que no hay muros en la costa y procedo a ir calentar agua en la hervidora para un café, saco los ingredientes para preparar panqueques y busco en la refrigeradora las fresas que compre ayer.

Con todo listo en la mesa me dispongo a preparar la masa de los panqueques. Evito hacer ruidos para que Yerik no despierte, ya suficiente ha hecho esta semana. Además, está con todo esto de su trabajo en la universidad, ayer llegó a los diez minutos después que yo. Estaba totalmente cansado, apenas podía caminar, ni quiso comer porque estaba con sueño. Así que quiero que recupere las energías necesarias, para que siga continuando con su día ajetreado.

—Buen día, Kira — La voz ronca de Yerik ocasiono un sobresalto en mí —. ¿Qué haces? —Me giré a verlo y ahí estaba él apoyado en la pared.

El cabello revuelto, los ojos achinados y las mejillas una tanto rojas. La ropa totalmente arrugada. Paso su mano por lo ojos limpiando algo, quizá sus lagañas.

—Hola... —Susurré —Estoy haciendo café y voy a preparar panqueques... — Solté una sonrisa.

—No solo tienes una linda sonrisa, sino un alma tan bella y pura. — Me sonrió. Y se me quedo viendo fijo esperando algo.

Mi rostro se encontraba rojo, me sentía hervir a más de cien grados.

Tome aire y pase saliva.

—Pues.... — Inhale con fuerza — Yo... — Las palabras no querían salir. Hasta este punto Yerik ya se estaba riendo — No puedo, me agarraste desprevenida. — Musite cansada.

—Ay Kira, vas a mejorar — Sonrió — Algún día dirás "¿Y quién pidió tu innecesaria opinión?" — Encogió los hombros y se acercó a la refrigeradora.

—Um... — Me apoye en la barra de la cocina — Se me hace difícil que ese momento fuera a pasar...

—Será difícil, pero no imposible — Contesto en lo que salía de la refrigeradora con mantequilla y Nutella — Es solo cuestión de trabajo personal, tú debes aprender a amarte más que otra cosa.

—Yo me amo — Conteste firme.

—Escucha Kira, yo sé que tienes esa convección por que te la repites... Pero en el fondo luchas contras cosas del pasado aún, obviamente no lo haces visible — Me quede boquiabierta al escucharlo —. Puede protegerte en tus capas de seguridad, pero esa es la realidad, yo entendería si fueras una persona que tiene vergüenza, pero no es así.

—¿A qué deseas llegar, Yerik? — Pregunte. Mi corazón iba a mil porque sentía que estaba hablando con algún psicólogo y que me iba quitando las capas poco a poco.

—Lo que tus... — Hizo una pausa y tomo aire — Lo que te hicieron en esa casa fue un daño tan grande que tú debería tener terapia, y no porque estés loca... Sino porque te tienen que enseñar a sanar a tu propio tiempo. — La forma tan calmada en la que me lo decía me impulsaba a decir que sí.

—Pues... — Musite. Trague saliva y trate de calmarme porque quería decirle que no lo necesitaba. Sin embargo, mi realidad es otra totalmente distinta —Yo...

—Esa es solo la opinión de un amigo — Comento — Hay veces que nosotros queremos ayudar a los nuestros, pero no tenemos las herramientas correctas, tus amigos te salvaron y de eso no tengo duda. Pero ahora te toca a ti sanar de la guerra donde has estado todos estos años.

Miré el suelo y solté un suspiro.

Él tiene mucha razón... Yo no estoy bien, nunca lo he estado, por más que buscaba refugios, siempre había algo que me causaba llanto.

Las veces en las que estaba totalmente sola en casa, sin ellos presente, sin amigos... Solo me ponía a pensar que eso era lo destinado para mí.

Flashback:

Ayer cumplí quince años y estuve con Kendall, April y Fabiola. Me cantaron la canción que siempre suele cantar en los cumpleaños y mancharon mi cara con un poco de la crema de pastel. Conversamos, nos reímos y luego vino la despedida, ese momento siempre me ha dolido pues es separarme de ellos. Mi escape de una realidad tan cruel solo duraba momentos.

Sé que ellos hacen un esfuerzo muy grande para poder estar conmigo todo el tiempo que puedan, que dejan de lado de hacer sus cosas, para estar conmigo. Siento que soy una carga ajena, que en algún momento se cansaran y me dejaran sola.




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