El diario de mi mejor amigo

Capítulo 3

Mamá siempre está molesta conmigo. ¿Por qué? No me acuerdo haber hecho nada malo en esta semana, recuerdo comer todo lo que cocina. Hice todas las tareas que dejo la profesora, no reprobé ningún curso y me han dicho que a fin de este mes me darán una diploma por haber sacado un buen promedio.

Entonces, ¿qué hice mal?

— ¡Cállate! — Mamá volvía a discutir con papá. — ¡Lárgate! ¡Vete con ella! — Salí en silencio de mi cuarto para pararme donde inicia la escalera.

—Mónica, deberías calmarte. — Todo venía de abajo. De la sala. —No es lo que…

— ¿Vas a querer mentirme? ¡Por favor! No me creas tonta. Lo vi ayer, la semana pasada bien enamorados. — Mamá comenzó a alterarse de nuevo.

— ¡Pues sí! — Grito fuerte. Mi corazón comenzo a latir más rápido. — Estoy cansado de tus actitudes, pero vamos ¡¿Quién no se cansaría de ti?!

— ¡Vete! — Rugió mamá.

— ¡Me largo! Has lo que quieras. — Escuché el desprecio en su voz.

Trague saliva fuerte. No quiero que se vaya… ¿Por qué se va?

Me quedé estática hasta que lo vi frente a la puerta. Me miró fijamente por segundos, abrió la puerta y cerró de golpe. Me sobresalté y comencé a temblar.

Me limpie las lágrimas y me fui a mi cuarto. Me quede sentada frente a mi escritorio, observe el dibujo de mi familia… No creo que le guste a mamá, ¿o sí? Tal vez pueda cambiar su estado de ánimo.

¡Sí! Mamá sonreirá mucho… Si papá lo ve también estará feliz. Esta vez no me salí de los bordes y traté de hacerlo muy bien. Espero que les guste mucho… Este dibujo me tomo dos días, sé que lo apreciaran.

— ¡Kira! —Mamá llamo. — ¡Kira! — Parece que tenía prisa. Sé que al mostrarle el dibujo se pondrá feliz. Tomé el dibujo y baje corriendo.

— ¿Qué pasó mami? — Sonreí. Mamá tenía un vaso en su mano y olía un poco a alcohol.

— ¡Tú! — Me grito. Me sobresalte en ese instante. —Tenía que ser por ti todo esto, por tu culpa los dos tuvimos que hundirnos. —Mamá parecía que se volvería a alterar.

 

—Mami… Sé que está molesta, por eso te hice un dibujo. — Le entre mi dibujo, lo arranco de mi manos.

— ¿Te estas burlando? — Susurró. — ¡Dime! ¿Qué crees que está pasando ahora? — Su rostro se empezó a tornar rojos. Su cabello negro y sus ojos azules era lo que siempre admiraba de ella… Esos ojos parecían que se saldrían, me observaba muy molesta.

 

— ¿Qué hice mal mami? — Susurré al borde el llanto.

 

— ¡Todo! — Empezó a romper la hoja en pedazos. —Desde que naciste arruinaste toda mi maldita vida, no quería tenerte. ¡Quería que te mueras! Rogaba día a día porque tenga un aborto espontáneo.

 

Me quise acercar a ella para abrazarla. Me tomó del brazo con mucha fuerza, me arrojó al suelo y comencé a llorar.

 

Me duele.

 

—Tienes que entender que no te queremos, si tú no hubieras nacido yo podría haber disfrutado mucho de mi vida. Has sido un estorbo, un bulto todo este tiempo. — Me quede arrodillada. — ¿Sabías que te odio? No me importa cómo te va día a día, no me importaría si te atropella un auto. —Empecé a llorar más fuerte. — Eres un problema para las personas.

 

—Mami…— Susurré.

 

— ¡No soy tu madre! Jamás quise serlo. — Arrojo el vaso contra la pared. — ¿Por qué no te vas y me dejas tranquila? — Hubo un silencio abrumador. Solo podía escuchar mi corazón latir rápido y mis sollozos. — Vete. Será mejor que te vayas ahora.

Me tomó del brazo con fuerza me llevo a la puerta. La abrió y me arrojo afuera.

—Te irás y no regresaras, no quiero verte la cara de nuevo. — No podía dejar de llorar. — Nunca has tenido una familia, no te quiero… Las cosas son así de simples, ¿entiendes? ¿O te explico de otra forma? — Soltó un sonoro suspiro. — Piérdete por las calles, si ves un carro que pasa a gran velocidad, ve y lánzate. Veras que será rápido, deja de jodernos la existencia.

Dicho esto me cerró la puerta en la cara.

¿Qué hago? ¿A dónde voy? Si no tengo familia, ¿a quién debo recurrir?




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