El diario de secretos

Cap. 3: Inicio de un combate

"—Prometemos cuidarla con nuestra vida y amarla como si fuera nuestra hija..."

Vio como una mariposa colorinche se apoyaba en su nariz, sonrió fascinada por su color. Miró a su lado, había un chico de no más de tres años, jugando con el agua de una laguna. 

Miró hacia atrás, habían dos personas que no lograba identificar, parecían una mancha de oscuridad en el plano existencial. Sentía que estaban felices, no estaba segura de que sucedía, pero también estaba feliz. Por primera vez en mucho tiempo sonreía con alegría sincera.

—Mira mamá, papá —lo llamó el chico de tres años.

Los adultos le prestaron atención, casi tanto como ella. Un capullo de flor de loto se acercó a él, la rozó con sus dedos y la planta se encendió como una linterna para luego abrirse.

Los adultos aplaudieron y dirigieron su atención a ella, quien se sobresaltó un poco.

— ¿Vos podes hacer eso, hija? —preguntó, ella negó con la cabeza.

—Lo siento, no puedo —dijo sonriendo.

—No importa —respondió la figura más femenina—. Siempre serás un orgullo para nosotros —la mujer se acercó a su oído—. A veces las personas más fuertes tardan más en desarrollarse.

<<Todo es una pesadilla, un mal sueño del que prometo, pronto te despertaré y te cuidaré>>

Despertó agitada, sentía que le habían robado el aire. 

Le costaba recordar ese sueño, casi tanto como la última vez que durmió. 

Sintió que todo fue demasiado... real, parecía un recuerdo que no era capaz de recordar estando conciente. 

Se incorporó lentamente, mientras se tallaba los ojos y bostezaba.

Miró en la mesa de noche, eran las 10 am. Había dormido 12 hs, tenía ganas de vomitar de tanta hambre. Se dio cuenta que era bastante vaga.

Comenzó a escuchar una canción baja que poco a poco subía el volumen.

~Fiesta, fiesta. Pluma, pluma gay~

Su vista se nubló mientras miraba la nada, sentía que tenía que hacer algo, no estaba segura de que.

<<Solo es cuestión de acabar con todos... ¿No lo crees?>>

Salió de su trance con un sobresalto por ese pensamiento, al hacerlo se dio cuenta que el sonido era el tono de llamada de su celular.

—En serio debo cambiarle la canción a ésta cosa —se dijo a sí misma mientras atendía.

El número era de... ¿Ainara? Dios debería existir y estar haciendo milagros para que su amiga esté despierta a esa hora, esa chica dormía en cada lugar que podía, ojala tuviera esa habilidad. Era capaz de dormir parada.

Desde el golpe comenzó a tener dificultades para conciliar el sueño. Solo el té de Candela la hacía dormir tanto tiempo como esa noche.

Contestó la llamada.

— ¿Hola? —dijo más dormida que despierta.

— ¡CANDY, IDIOTA! —gritó una voz del otro lado de la línea.

— ¿Josefina? Me vas a romper los oídos —dijo sonriendo pero fingiendo enojo.

—La que debería estar enojada soy yo. Te olvidaste que hoy iríamos a la feria del libro ¿no? —uso esa voz especial que utilizaba para regañarla, sí, fueron demasiadas las veces que cruzaron insultos y Josefina terminaba teniendo razón. Así terminó desarrollando esa forma de hablar.

Obvio que no. —Volvió a mirar su reloj en la mesa de noche, eran las 10: 23 am.

Puso el teléfono en manos libres para poder cambiarse, daba saltos mientras se balanceaba peligrosamente pasándose el short por uno de sus pies.

— ¿Candy, me estás escuchando? —preguntó la joven del otro lado.

Si. —En realidad no, estaba más concentrada en cambiarse que en todo ese discurso, después de todo la iba a retar, de seguro eran puros insultos.

A ver... ¿qué dije? —preguntó con voz de madre regañona.

Que eres idiota —respondió sin más.

Si, creo que estabas prestando atención. Apúrate.

~Y~

— ¿Por qué tarda tanto? —preguntó de forma impaciente Ainara, mientras llevaba ambas manos a su cintura. 

Tenía ganas de llegar rápido a la feria, quería comprarse el libro del ilusionista "Mr. Death".

—Creo que se durmió —dijo la joven suspirando y cortando el celular—. Les dije que sería una mala idea invitarla.

—Cuando se trata de Candy cualquier cosa es mala idea —dijo Belén mientras tocaba de forma juguetona la nariz de su amiga.

Ella bufó cual perro, Belén sabía que le molestaba incluir a esa chica en sus actividades. 

Sabía que esa joven de pelo rosado entendía su malestar, pero no sabía la razón de el. Ella nunca estaría al tanto que era su rival para atraer la atención de quien le gustaba.



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En el texto hay: demonios y angeles, diarios magicos, guerras magicas

Editado: 28.04.2020

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