El Diario de Susan Lowell (trilogía "Los Diarios")

La Ventana

Esa noche mi mamá me llamó varias veces a comer, pero no quise bajar. No le quedó más remedio que subir a mi cuarto.

—Cariño ¿estás bien? —preguntó.

Estaba acostada en la cama mirando hacia la ventana, así que le daba la espalda, era más fácil mentirle de ese modo.

—Si madre, estoy bien.

—¿Cómo te fue hoy? —sentí que se sentó en la cama a mi lado—. ¿Por qué no quieres comer, pasó algo? —Volteé a mirarla para no preocuparla y para que me dejara tranquila.

—Me fue bien madre, lo que pasa es que no tengo hambre.

—¿Segura? —cuestionó suspicaz. Ella me conocía muy bien, pues había sido mi mejor amiga durante muchos años. Roxanne; mi madre; siempre había sido una mujer muy amable y cariñosa, mi padre me dijo que eso fue lo que hizo que se enamorara de ella; eso y sus hermosos ojos chocolate. De ella yo había heredado su cabello castaño y su tez blanquecina, pero tenía los ojos ámbar de mi padre, era una mujer muy hermosa a sus treinta y siete años, los cuales no aparentaba en lo absoluto. —Puedo traerte la comida si no quieres bajar, ¿te parece cariño? —susurró con voz queda mientras acariciaba mi cabello.

—Está bien madre —acepté sonriente. Ella me devolvió la sonrisa complacida y salió del cuarto a traerme la cena, me acomodé en la cama buscando sentarme, mientras mi madre volvía. No tardó ni cinco minutos.

—Aquí tienes mi niña. —Me dio un beso en la frente y se dispuso a salir, sin embargo, se detuvo en la puerta y volteó —. Sabes que puedes contarme lo que te pase ¿verdad?

—Si mamá, lo sé —respondí sin mirarla, estaba distraída con la comida. hasta que el aroma invadió mis fosas nasales; no había notado que moría de hambre. Las tripas me sonaban ansiosas para que metiera más cucharas en mi boca. Mi madre tenía un excelente gusto culinario y había aprendido mucho viajando, sobre todo en Italia; me había preparado unos espagueti a la carbonara; se veían realmente deliciosos, pero sabían todavía mejor.

Después de terminar mi estomago estaba lleno y yo mucho más tranquila. Decidí volver a sacar las cosas de Susan de las bolsas y ver si encontraba algo, su ropa no tenía nada peculiar, la dejé de lado y revisé lo que estaba en las gavetas, algunas joyas y productos de belleza; recordé lo que me había pedido Jason, así que comencé a buscar; pero no había nada parecido a un collar como el que él me describió, ninguno era de plata, nada allí podría haber costado más de diez dólares, ningún dije se abría.

Me pareció extraño, no creía que Jason estuviese tan loco como para inventar algo así. “tal vez lo han robado” pensé. Dejé de buscar porque posiblemente fue lo que pasó, después de todo, la casa estuvo mucho tiempo sola y cualquier loco pudo entrar y llevarse algo tan valioso.

Susan tenía muchas cajas, cuatro en total, ya había revisado una, y como estaba de curiosa me dispuse a abrir las otras tres. En la primera caja me encontré varias cartas. Dudé si debía leerlas o no; a fin de cuentas, era su privacidad. Las dejé a un lado de donde estaba sentada y revisé lo demás, había más fotos de ella y una con Cristine y Caroline, me sorprendió no ver ninguna foto con Jason, pero cuando llegué al final de la caja se disipó mi esperanza. Jason y ella se abrazaban en una fotografía igual a las otras, y Susan tenía el collar que me había Jason. Giré la foto y en la parte de atrás rezaba lo siguiente: «recuerdo de un gran amor».

Me decepcionó confirmar que mis dudas eran ciertas.

—Tal vez él se lo regaló —susurré para mí misma. Di un suspiro largo y terminé por ceder a leer las cartas; mi curiosidad era más fuerte que mis ganas de cuidarle la privacidad a la chica. Todas estaban enviadas por Jason. Las cartas no decían nada en concreto sobre que eran novios, pero tenían mensajes muy bonitos por parte de él, sobre todo la última que le envió:

16 de junio de 2009

“Querida Susan:

Quiero decirte que desde hace varios meses no he podido dejar de pensarte ni un segundo, te has convertido en mi gran amiga, mi confidente y mi compañera, te agradezco todo lo que has hecho por mí y toda la ayuda y apoyo que me has ofrecido, no sé con qué palabras expresarte esto, pero tal vez con estas dos sencillas palabras me puedas entender “TE QUIERO”, te quiero demasiado, creo que estoy empezando a enamorarme de ti, no quiero que creas que estoy apresurando las cosas y si tú no sientes lo mismo me gustaría que seas honesta conmigo, siempre vas a ser mi mejor amiga Susan, la que sabrá todo de mí y me comprenderá mejor que yo mismo a veces, siempre estaré a tu lado y contarás conmigo para todo.”

Atte.: Jason Aldridge

No hubo respuesta de Susan, la carta tenía fecha de junio, pero Susan jamás le respondió aquella carta, imaginé que él la había enviado en el momento de su desaparición. Me pregunté si alguna vez ella llegó a leerla.

La carta estaba sellada, probablemente porque Susan nunca la abrió. Tal vez desapareció sin saber que Jason la quería, y tal vez ella no sentía lo mismo por él.

Guardé las cartas de nuevo y revisé la segunda caja, tenía una hoja casi en blanco, a excepción de unos números anotados en la esquina inferior “9251”; no contenía nada más; no le presté mucha importancia; la volví a guardar y revise la tercera caja, para mi sorpresa no había nada, estaba vacía, la dejé a un lado y guardé todo de nuevo en las bolsas; mis ojos comenzaron a cerrarse sin que pudiera controlarlos, así que me fui a dormir.

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En el texto hay: misterio, ciencia ficion, amor

Editado: 08.01.2022

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